Jubileo de Catequistas de Pando: Mons. Coter motiva a los catequistas a ser «Bastones de la fe»
Prensa CEB 09.07.2025 En el Vicariato Apostólico de Pando, se realizó el Jubileo de los Catequistas, dónde realizaron la peregrinación y luego pasaron por la Puerta Santa de la Catedral de Riberalta, la Eucaristía fue presidida por Mons. Eugenio Coter.
En una homilía dirigida a los catequistas, Monseñor Eugenio Coter, ofreció profundas reflexiones sobre el rol esencial del catequista en la Iglesia. Sus palabras se centraron en la importancia de vivir una fe arraigada y jubilosa, sirviendo a la comunidad desde una identidad cristiana sólida.



Monseñor Coter inició su mensaje recordando a los catequistas que, antes de ser catequistas, son cristianos. Enfatizó que no basta con el bautismo; ser cristiano y católico implica vivir el bautismo recibido como una decisión personal y constante. En el marco del actual tiempo de jubileo, el obispo invitó a los presentes a encontrar su júbilo, alegría y gozo en el Señor, reafirmando su compromiso con Cristo.
El obispo hizo hincapié en el símbolo de la cruz presente en el logo del jubileo, destacando la figura que la abraza como fuente de fuerza y fortaleza, y a la vez, como un bastón ligero pero resistente para el caminar cristiano. «La cruz es nuestro bastón, ligero a veces, pero resistente, sí. Y tenemos que caminar como cristianos agarrados de la cruz», afirmó. Esta cruz, explicó, es el signo del amor de Jesús, quien dio su vida por nosotros.
Pasar por la Puerta Santa fue interpretado como un gesto de entrega total a Jesús, la Puerta de entrada a la Iglesia, el hogar donde el cristiano se siente y quiere ser parte. Para Monseñor Coter, este acto simboliza la decisión de vivir la fe dentro de la comunidad cristiana y fortalecer la relación personal con el Señor.
Retomando la palabra de Juan, «Yo he venido para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea lleno», Monseñor Coter subrayó la tarea de los cristianos de encontrar alegría en el Señor en medio de los desafíos de la vida. Compartió una anécdota sobre el diálogo entre un creyente y un no creyente, defendiendo la fe no como una ilusión, sino como una realidad que sostiene al ser humano cuando todo lo demás falla, incluso cuando no es visible, al igual que el amor de una madre.
El obispo resaltó la importancia de la formación continua del catequista, citando el Motu Proprio Antiquum Ministerium del Papa Francisco. Un catequista, dijo, es alguien que ha investigado, profundizado y experimentado la solidez de su fe para poder transmitirla. Insistió en que la formación «nunca tiene que parar», ya que una fe sólida es fundamental para la solidez de la comunidad.
Finalmente, Monseñor Coter apeló al servicio a la comunidad como pilar del ministerio del catequista, refiriéndose a la Primera Carta de San Pablo a los Corintios. «Si eres catequista, no eres catequista por ti, eres catequista por servir a la comunidad», aseveró. Recordó que la Iglesia somos todos, y que los catequistas son parte vital de ella, llamados a amar, servir y formar a los demás en la fe, fortaleciendo la fe de los bautizados con sabiduría y el don de Dios.
Fuente: Vicariato Apostólico de Pando