En la Eucaristía mensual de colaboradores pastorales de la CEB, el Padre Paul Eich les invitó a ser odres nuevos y acoger el vino nuevo de Cristo
Prensa 5.09.2025. Con una celebración eucarística presidida por el Padre Paul Eich, sacerdote misionero en Bolivia, y en presencia de los colaboradores pastorales de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), la homilía del sacerdote se centró en el símbolo del «vino nuevo» y los «odres».
En su relexión, el Padre Eich explicó que en la época de Jesús el vino se conservaba en odres de piel, que debían ser flexibles para poder contener el vino en fermentación sin romperse. Citando esta imagen bíblica, invitó a los presentes a ver a Cristo mismo como el «vino nuevo» que no puede ser contenido ni encasillado en odres viejos y rígidos — es decir, en estructuras o tradiciones cerradas incapaces de acoger el mensaje renovador del Evangelio.
«El vino nuevo es Él mismo, Cristo. Su mensaje no es solo una mejora, sino un nuevo comienzo que debe expandirse, no romper los odres», afirmó el sacerdote. Recordó además que aunque las tradiciones y estructuras son necesarias para llevar el mensaje de Jesús, éstas deben mantenerse “elásticas” y abiertas para no sofocar la frescura y vida que Cristo trae a cada generación.
El Padre Eich también reflexionó sobre la realidad actual de la liturgia y la pastoral, especialmente en relación a los jóvenes, quienes experimentan una profunda sed espiritual que a veces no encuentra respuesta. Señaló que la liturgia debe ser clara y poderosa en su significado, dejando espacio para el encuentro auténtico con Dios y no convertirse en una rutina agotadora.
Citando el ejemplo del joven beato Carlos Acutis, quien supo vivir la fe plenamente en medio de la modernidad, el sacerdote invitó a los asistentes a ser como odres nuevos que guardan lo bueno de la tradición pero están abiertos a la novedad que Cristo trae. Con motivo de los 65 años de la Hermandad de la Iglesia boliviana con las Diócesis de Hildesheim y Tréveris (Alemania), enfatizó que la fe es un vínculo que trasciende fronteras y que la misión de los colaboradores pastorales es ser portadores flexibles y dispuestos a renovarse para que el Evangelio llegue a todos.





















