Mons. Aparicio a comunidades católicas de la zona andina: «Sigamos caminando juntos, que Dios nos ayude siempre»
Prensa CEB 30.09.2025. Del 26 al 28 de septiembre en las instalaciones de Cadeca se desarrollo el VIII Encuentro de comunidades cristianas católicas de la zona Andina, la misma conto con la participación de miembros de las parroquias de la zona andina de nuestra Iglesia de Cochabamba.
El encuentro realizado el pasado finde semana tuvo diferentes momentos, realizaron la peregrinación a la puerta Santa del Santuario de Urcupiña, hubo adoración al Santísimo sacramento, una eucaristía de sanación entre otras actividades, destacaron también los momentos musicales de alabanza.
La actividad finalizó con una eucaristía que estuvo presidida por Mons. Oscar Aparicio, quién en su homilía dijo:
Resumen de la homilía de Mons. Oscar Aparicio en la clausura del VIII Encuentro de comunidades cristianas de la zona andina.
Nuestro destino final
Hemos sido creados por Dios. Peregrinamos en este mundo porque hemos sido creados para estar también en este mundo, ¿no es cierto? Aunque es poco el tiempo que pasamos en este mundo. Se nos da un cuerpo, se nos da hermanos, hermanas, una familia, que podemos paso a paso caminar.
Tenemos la posibilidad de mirar el cielo con nuestra cabeza, ¿sí o no? Por tanto, nuestro destino final, nuestro camino final, ¿hacia dónde va? ¿A una tumba? ¿Para quedarnos aquí? No, somos habitantes del cielo. Por tanto, ¿hacia dónde, hacia dónde estamos caminando? ¿Hacia dónde estamos peregrinando? Es cierto que ustedes han ido a la puerta santa, ¿no es cierto? Es cierto, pero eso es signo de que estamos caminando al corazón de Dios, a la gloria de Dios. Este es nuestro camino.
Somos peregrinos de esperanza
Por eso somos peregrinos de esperanza, por eso nosotros celebramos el jubileo, nuestro jubileo de la esperanza, que lo hacemos cada veinticinco años. Yo no sé, para los otros veinticinco, es decir, el dos mil cincuenta, ¿quiénes estaremos? Ojalá, ojalá, ojalá, de todos modos, tal vez en el cielo muchos de nosotros, celebraremos el jubileo, el próximo jubileo, en el corazón de Dios. Hermanos míos, de esto hay que estar contentos, ¿sí? Nos alegramos grandemente.
Reconciliarnos con los demás
Queremos en este año también poner bien nuestras cuentas. Podemos, queremos perdonarnos con los demás, queremos abuenarnos con los demás, queremos reconciliarnos con los demás, queremos decir, queremos ser amigos, hermanos, que caminamos juntos. Si tenemos pleitos, rencillas, rencores, es bueno arreglarlo, porque somos habitantes del cielo.
… Segunda cosa, que aparece también en la palabra de Dios, para que no nos engañemos. Somos nosotros hijos e hijas de Dios.
¿De dónde viene la vida? ¿De dónde viene la salud? ¿Quién nos ha regalado esto? ¿Nos lo ha regalado Dios, sí o no? ¿Quién de ustedes por sí mismo se ha creado? Nadie, ¿no ve? De Dios viene la vida, de Dios viene la salud, de Dios viene, podemos decir, el trabajo, de Dios viene la familia, de Dios vienen también los bienes que podamos tener, de Dios viene la casa, aunque lo procuramos nosotros, la familia viene de Dios, ¿Sí o no? ¿Dónde está la equivocación? Lo que ha aprendido el pueblo de Israel, ¿Dónde está? En creer que nosotros somos Dioses. O el creer que nosotros construimos la vida, o el creer que de los bienes materiales nos viene la vida. Este es un gran equivoco.
Erradicar el egoísmo
¿Por qué hay tanta corrupción? A ver, ¿Por qué hay alguien que se ha corrompido? ¿Por qué? Porque cree que, por ejemplo, del dinero, del dinero solamente llenando los bolsillos, va a tener la vida garantizada. ¿La tiene? ¿La tiene? Tarde o temprano, eso se acaba, ¿Sí o no? Tarde o temprano. Incluso el pan que comemos, sabemos por experiencia, si lo guardamos seis meses, se corrompe, se sale el moho.
Por tanto, hermanos, no nos equivoquemos. Si uno quiere trabajar en este mundo solo para sí mismo, se equivoca. Si uno quiere tener lo mejor pese a los demás, pisoteando a los demás, se equivoca. Si uno cree que de la fama, del poder, le va a venir la vida, se equivoca, porque le dura poco, poco le dura. ¿Sí o no? Poco dura. Por tanto, necesitamos, creo, darnos cuenta de que el egoísmo, siendo uno de los pecados más graves, tenemos que seguramente erradicarle nuestra vida. ¿Cómo se consigue eso? ¿Cómo se consigue? Agradeciendo a Dios, siguiendo a Dios, y compartiendo con los demás. Por eso caminamos juntos. Por eso somos una iglesia sinodal.
No caminamos solitos. Somos un pueblo, somos una familia que camina juntos, que peregrina juntos, que se solidariza junto. Qué bueno que hacemos esta gran carpa, ¿no es cierto? ¿Acaso estamos por cuenta propia? No, la iglesia es eso, es esta caravana, es este pueblo, es esta familia que caminamos juntos.
Y tenemos que aprender entonces que nuestra mayor seguridad viene de Dios. El espíritu viene de Jesucristo, ¿cierto? De Dios mismo. La posibilidad de compartir la vida viene también de él.
Y nosotros tenemos que vivir de esa manera. Uno que nunca comparte, ¿en qué queda? En nada. ¿Cierto? No podemos vivir inclinados a nuestro estómago, ¿por qué? El ser humano no está para eso, …¿Acaso estamos creados para eso, para mirarnos nosotros mismos, enrollarnos así? Si no, más bien para caminar de frente. Nuestros pies están para caminar de frente.
Ayúdense mutuamente
Nuestros pies nos ayudan a estar erguidos, ¿sí o no? Mirando los hermanos y la naturaleza y mirando a Dios. Somos habitantes del cielo. Hermanos míos, si vivimos así, lo que dice Pablo a Timoteo, vivan de esa manera, vivan de esa manera. Ayúdense mutuamente, ayúdense mutuamente, compartan mutuamente. ¿Cuál es el grave problema del rico, del evangelio? ¿Cuál es el problema? Ha creído que solo sus bienes le van a salvar. Y no es así, no es así.
En la escritura, en la Biblia, se considera al pobre que se abandona a Dios y el que vive y comparte su vida con sus hermanos. Esta es la mayor riqueza. ¿Estamos de acuerdo hermanos entonces? ¿Sí? ¿Ya? ¿Queremos caminar de esa manera? …Queremos caminar Más bien mirando adelante, caminando adelante, juntos, como pueblo, como caravana, guiados, guiados por Dios.
… vale la pena haber caminado juntos este encuentro que lo clausuramos hoy con esta palabra que Dios nos hace, peregrinos de la esperanza, migrantes de la esperanza, agentes de pastoral de la esperanza, miembros de iglesia que anuncian la esperanza al mundo entero, sí que lo necesita, ¿sí o no? Nuestros hermanos aquí, porque hemos migrado, sí que lo necesita. Nuestros hermanos que también han quedado allí, veo que están también los hermanos mayores, no sé, han venido muchos también de las alturas, de las comunidades alturas. ¿Cuánta necesidad hay de anunciar esta salvación? Felicidades entonces, hermanos, ¿ya? Felicidades.
Sigamos caminando juntos, que Dios nos ayude siempre. Amén.