Mons. Oscar Aparicio: «Peregrinemos sabiamente»
Prensa CEB 8.09.225. Peregrinar sabiamente fue una de las exhortaciones que realizó el Arzobispo de Cochabamba durante su homilía dominical: «Tenemos que apoyarnos en nosotros mismos, en nuestras fuerzas. Peregrinemos sabiamente. Hombres, mujeres de fe, basados en un Dios que ilumina nuestra vida, que además nos sobrepasa enormemente», puntualizó el Prelado.
HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
DOMINGO 07 DE SEPTIEMBRE DEL 2028
La Palabra de Dios hoy, además, justamente con este subrayar que se trata justamente de la Escritura, la Palabra de Dios presente en nuestras vidas, y además que en este mes de septiembre nos acompaña esta Palabra, es la luz, la lámpara, la guía para nosotros, creo que de verdad es una riqueza enorme, es un don que Dios nos quiere regalar también en nuestro camino, en nuestro peregrinaje.
Además que estamos en este año también jubilar peregrinos de la esperanza. Un peregrino, ¿quién es un peregrino? El que camina, el que en este mundo va de posta en posta, es aquel que tiene un itinerario en su propio camino.
El ser humano ser amado por Dios
Un poco es la vida del ser humano es así, por lo menos creo que esto es fundamental concebirlo de esta manera. Nosotros, el género humano, no ha sido creado para luego desaparecer. El género humano, nosotros seres humanos, nacemos de las mismas entrañas de Dios, hemos sido creados por Él, amados por Él.
Nacemos en este mundo, peregrinamos en este mundo, pero este peregrinar se extiende a justamente participar en la gloria de Dios que es propiamente el final del camino, participar de su gloria. Volvemos al mismo corazón de Dios. Evidentemente hermanos todo esto es tan enorme, tan grande que nos sobrepasa, nos sobrepasa, pero de verdad nuestro itinerario, nuestro caminar, nuestro peregrinar en este mundo que tiene un inicio en Dios y un fin en Dios y aunque es un peregrinar en este mundo, en esta tierra, es muy distinto hacerlo a la luz de la palabra de Dios.
Es sabio aquel que pide la sabiduría de Dios, es sabio el que se apoya en Dios mismo, en sus preceptos, es sabio el que trata de vislumbrar aquello a lo que ha sido creado, el sentido de su vida, cuál su misión, quién es, de dónde viene, a dónde va. Es sabio el que quiere peregrinar o hacer este itinerario de fe porque es muy distinto, hermanos míos, caminar en este mundo, ser peregrino en este mundo con fe o sin fe. Como es muy diferente morir físicamente en este mundo con fe y sin fe.
Sean sabios y déjense guiar por Él
Es muy distinto caminar viendo una luz o siendo guiados por esta luz a no serlo. Yo creo que el afán de la primera lectura va por ahí, va por ahí. La propuesta es sean sabios, déjense guiar por él, no en sus propias pretensiones, no en sus propias ideas, no solamente en sus propias fuerzas.
El que se apoya en su fuerza mal hace porque definitivamente la fuerza termina tarde o temprano. Además que somos frágiles, seamos sinceros. ¿Cuánto dura la vida de un ser humano en este mundo? De lo que yo sé, por los estudios que habían hecho, el más veterano de todos que había vivido en este mundo 122 años y no sé cuántos meses y no sé cuántos días.
El más longevo, diríamos así. ¿Quién dura? Nosotros conocemos de tanta nuestra gente. Hay muchos que se van a temprana edad.
Si ya cumplimos y hemos pasado y somos de la tercera edad, en buena hora, pero tampoco llega demasiado más allá, ¿no es cierto? O sea, caminemos, caminemos en la sabiduría apoyados en Dios, que es el pilar que sostiene la vida misma, que nos da un sentido enorme en este mundo y más allá. De sabios es caminar en la fe con Dios en sus preceptos. Por eso cuando decimos peregrinos de esperanza, esperamos, esperamos participar de la gloria de Dios.
Esperamos siempre días nuevos. Esperamos y caminamos hacia la Jerusalén celestial. Caminamos hacia la vida eterna, que lo podemos vivir ya en este mundo como presagio de lo que nos espera, de lo que nos vendrá.
Apoyarnos en nosotros mismos
Queridos míos, incluso si nos apoyamos en ideologías, tarde o temprano también cae. ¿Sí o no? A ver, los imperios en este mundo, por mes que hayan durado muchos años, el poder, la fama, los bancos, caen. Basta un bichito de nada y nos ha puesto en una crisis total en el coronavirus, ¿recuerdan? Basta en pocos días una crisis económica en Bolivia y, ¿cómo estamos? ¿Cómo estamos? Falta de todo.
Tenemos que apoyarnos en nosotros mismos, en nuestras fuerzas. Peregrinemos sabiamente. Hombres, mujeres de fe, basados en un Dios que ilumina nuestra vida, que además nos sobrepasa enormemente.
¿Quién sabe los designios de Dios en profundidad? ¿Quién conoce lo que de verdad va a ser mañana? ¿Quién tiene toda esta sabiduría enorme para comprender la gran magnitud de lo que Dios nos está revelando? Ánimo, entonces, yo creo que primera cosa que ya la palabra de Dios nos está diciendo es, ubíquense bien, jóvenes, hermanos. A ver, ubíquense bien. ¿Qué son ustedes? ¿Todopoderosos? ¿Dios? O más bien mortales, frágiles.
Nuestra cabecita no alcanza demasiado. Por más que usamos el poco coeficiente intelectual, ¿no ve? Que un hombre podría intelectual más. Pero, de todos modos, ubiquémonos bien.
Vean que el domingo pasado ya hablaba de eso. Ubícate bien, ubícate bien. ¿Cómo quieres caminar en este mundo? La propuesta es bella.
Señor, tú has sido nuestro refugio. Nos hemos apoyado en ti. Hemos caminado contigo.
Hemos pasado el desierto y hemos visto maravillas porque eres tú nuestro refugio. Eres el que nos acompaña, eres el que nos ilumina. Nos apoyamos en ti, en Dios, porque nosotros no somos dioses.
Ser peregrinos discípulos del Señor
Nos apoyamos en tu amor, tu misericordia, tu amor, tu perdón, tu espíritu. Queremos ser, en otras palabras, peregrinos discípulos del Señor Jesús. ¡Caraspa! Y aquí viene la propuesta más grande todavía, ¿no es cierto? De parte del mismo Señor.
El gentío que caminaba junto a Jesús. Gentío, ustedes saben que son muchedumbres. Es decir, es aquellos que caminan, pero no saben dónde van.
Es aquellos pobres, desamparados, que a veces no encuentran sentido en la vida. Son aquellos sufrientes, los descartados. Son aquellos que, si han escuchado alguna palabra de Jesús, les ha creado esperanza.
El gentío es la oveja sin pastor. Puedes ser tú, puedes ser Dios. Dándose vuelta les dijo, cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida no puede ser mi discípulo.
¿Qué está proponiendo Jesús? ¿En quién hay que apoyarse? ¿Dónde encontrar el sentido? ¿Cómo realmente caminar y cómo peregrinar en este mundo? ¿Basado solamente a los afectos? Incluso el afecto se termina. Los grandes afectos, la autodeterminación nuestra llega a poco, llega a poco. Si nos basamos sólo en los afectos personales, que ya son demasiado grandes, que ya es importante, que ya es bueno, que hasta pueden ser días, ¿no es muy lindo caminar en la fraternidad? Es hermoso.
Sin embargo, sin embargo, ¿son la razón de la vida? ¿Cuál es el afecto fundamental? Ya lo hemos dicho antes, respondiendo al amor de Dios, dejándonos amar por Dios, a considerar aquello como el máximo de todo. El seguimiento a Jesús es radical, pero es radical en este sentido. Todo está sometido, vendrá por su cuenta, pero si tenemos en primer lugar este amar y responder a este amor profundo de Dios, así lo seguimos a Él.
Queremos ser discípulos Suyos. Buscamos su persona, no su doctrina. Buscamos su persona, no su ideología.
Buscamos a Él, aquel que te ama profundamente. La razón de nuestra vida es el amor de Dios. Evidentemente después será de los hermanos, pero si no tenemos lo primero, ¿podemos tener lo segundo? Si quieren ser mis discípulos y no toman su cruz, no pueden ser mis discípulos.
Si no toman en serio la vida, si realmente y verdaderamente posponen y su propia vida inclusive a la vida de Dios, a lo que realmente permanece, a lo que es fuente de paz, de sabiduría, de amor, que es cosa opuesta a la cruz. Sin embargo, hay que pasar por la cruz. Que es fundamental, seguir al Maestro y al Señor en su itinerario de fe.
Quien no toma la vida, las adversidades, el sufrimiento a la luz de la pasión del Señor, de la cruz del Señor, no puede ser discípulo. Ahora, seamos sinceros, hermanos. Tarde o temprano nos vienen las adversidades, ¿sí o no? A ver, cuando una persona nace es tan frágil que si lo dejan abandonado por ahí se muere.
Va caminando, va caminando, se fortalece, va adelante y ya cuando parece que las cosas han llegado a un máximo común empieza a volver a ser como niño, dependiente, total. La fragilidad llega. ¿Se han dado cuenta ustedes? Yo me doy cuenta en mi propia persona.
Para caminar he tenido que aprender a caminar y mis piecitos seguramente poco a poco se han tenido que fortalecer hasta que he podido correr kilómetros, kilómetros, subir montañas. Hoy ya es más difícil. Hoy empiezo a caminar como niño.
Seguir a Jesús en las adversidades
No exactamente, pero bueno, ya todo se debilita, los pasos son diferentes. Hermanos míos, seguir a Jesús en las adversidades, tomando la propia cruz, es para poder seguir también adelante guiados en Él y es el itinerario que tarde o temprano nos tocará. Si no es por libertad, al menos porque aunque no queramos tenemos que pasar por esa situación.
Por tanto, la tercera propuesta de seguir a Jesús está otra vez en su palabra. Sean sabios, prudentes, sean aquellos que caminan en la fe y lo hagan ligeramente. Despréndanse de aquello que puede ser, que perjudique en el caminar.
Cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo. Hermanos míos, yo espero que esto les ponga con mucha alegría, ¿ya? No es un peso, no es un peso. De verdad es una iluminación, un Espíritu del Señor nos ayuda a caminar en todo este sentido.
Y de parte de Él, vean, porque en las otras lecturas también, sobre todo en la segunda, aparecen términos que son bellísimos, bellísimos. Recuerdan lo que Jesús, cuando llama a sus discípulos, ¿cómo los llama? Al inicio nada más, ven conmigo, carga tu cruz y sígueme. Sean servidores.
En segundo momento, ¿qué les dice? Amigo. Ya no eres un servidor, eres amigo. Por lo tanto, el ejemplo de Pablo es lindísimo, ¿no es cierto? Aquel que era esclavo, que era de la servidumbre, aquel que era servidor, en realidad es llamado después amigo.
¿Cuánto lo necesito? Filemón, tómalo. Así. Hombre libre, no esclavo.
En la libertad ha peregrinado y amado profundamente. La fraternidad llega a ese punto, a ver a los demás como superiores a ti mismo. Eso necesita ver el discípulo.
Y después Jesús, ¿qué llama? No solo siervos y amigos, dice, tú eres mi hermano. Amén.
Fuente: https://boletinelmensajero.blogspot.com/