Mons. René Leigue: “Mientras más responsabilidad tengamos, más humildes debemos ser”
Un saludo fraterno a la comunidad cruceña
En la misa dominical celebrada en la Catedral Metropolitana, Mons. René Leigue Cesari, Arzobispo de Santa Cruz, inició con un saludo especial a la comunidad y al Gobernador presente en la celebración: “Cordial saludo a todos ustedes los presentes, que nos siguen por los medios de comunicación, y especialmente saludamos al Gobernador Fernando Camacho. Bienvenido a Santa Cruz”.
La humildad como camino evangélico

El Arzobispo centró su homilía en la virtud de la humildad, recordando que Jesús y María fueron ejemplos de sencillez. “Ser humilde no es clavar la cabeza ni callarse, es afrontar la realidad con sencillez y verdad”, explicó.
Mons. Leigue ilustró con el Evangelio cómo Jesús observaba los comportamientos en la vida cotidiana y enseñaba que “no debemos sentirnos por encima de los demás, ni tampoco menos. Delante de Dios todos somos iguales”.
“El servidor público está para ayudar y trabajar, no para estar encima de todos”

El mensaje también puso énfasis en la responsabilidad como tarea que exige cercanía y no prepotencia. “Mientras más responsabilidad tengamos, más humildes debemos ser”, subrayó.
Advirtió que la verdadera autoridad no es poder, sino servicio: “El servidor público está para ayudar y trabajar, no para estar encima de todos”.
Cuidar la palabra y el modo de decirla
Mons. Leigue invitó a reflexionar sobre la forma en que se expresan las correcciones en la vida cotidiana: “Una palabra no bien dicha daña a otros. Si digo una frase corrigiendo en voz alta, no se entiende como corrección sino como agresión”.
Explicó que ser humilde no significa callarse, sino aprender a decir las cosas con respeto y caridad.
El peligro de la soberbia

En referencia a la primera lectura, el Arzobispo recordó: “Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor”. Señaló que la soberbia es una tentación constante: “Lo contrario de la humildad es la soberbia, creer que lo sabemos todo, sentir que en nuestras manos están los destinos de aquello que se quiere cambiar”.
Una invitación a revisar la vida personal y social

Finalmente, Mons. Leigue llamó a la comunidad a examinar cómo se viven la humildad y la responsabilidad en la vida diaria: “Hoy tenemos que estar atentos a lo que hacemos y decimos, y cómo lo hacemos. No es el poder por el poder, sino un mandato de servir”.
Concluyó confiando a la Virgen María este propósito: “Que María, nuestra Madre, nos acompañe y nos recuerde siempre: hagan lo que Jesús les diga. Hoy Jesús nos dice: sean humildes”.
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/

