‘Nazaria Entre Dos Guerras’, la historia de una santa en Bolivia
Prensa CEB 8.09.2025. En un mundo habitualmente plagado de noticias efímeras, algunas historias trascienden por su profundidad y su capacidad de inspirar. Una de ellas es la de Nazaria Ignacia March Mesa, una misionera española que dedicó su vida a Bolivia y se convirtió en la primera y única santa de la Iglesia Católica de Bolivia. Su vida extraordinaria, marcada por la fe, la lucha social y una visión adelantada a su época, es ahora el corazón de una nueva obra de teatro escrita y dirigida por el politólogo, escritor y dramaturgo, Carlos Hugo Cordero Carraffa.
«Nazaria Entre Dos Guerras está escrita sobre hechos de la vida real y algunos elementos de ficción», explica Cordero en una entrevista exclusiva con Escape, de La Razón. La obra, que se estrena el próximo miércoles en Teatro Nuna, espera recorrer pronto los escenarios nacionales e internacionales. No es solo un relato biográfico, sino un drama que entrelaza destinos en pleno periodo de entreguerras en el siglo XX.

Una monja, un inventor y un refugiado
La narrativa central de la obra se sitúa en el Vaticano entre 1932 y 1934. Nazaria Ignacia, entonces una monja, viaja desde Bolivia para solicitar la aprobación formal de su congregación religiosa, un proceso «bastante complejo» que no culminaría sino hasta años después de su muerte. En la ficción ideada por Cordero, en una sala de espera de la Santa Sede, su camino se cruza con el de otros dos personajes.
«En esa sala de espera, pues, llega un visitante extraño, que es un amigo del papa, y este amigo del papa no es nada más ni nada menos que Guillermo Marconi, que es el inventor de la radio, de la radiotelegrafía». Marconi, militante del partido fascista italiano y fundador de Radio Vaticano en 1936, se encuentra allí para celebrar el aniversario de la emisora.
El tercer personaje en este triángulo dramático es «un joven obrero, que ha huido de la guerra civil española y que ha recalado en el Vaticano», donde trabaja en labores de limpieza en la misma radio gracias a un tío sacerdote que lo ayudó a escapar.
Este encuentro, aunque ficticio, sirve al autor para crear un potente dilema ideológico. «El conflicto gira en torno a un debate ideológico, porque además Marconi es militante del partido fascista, y hay una discusión sobre la violencia que ejercen los fascistas en ese momento contra los católicos, y la monja que no se atreve a debatir con él, porque es mujer, monja, extranjera, pero se da un debate».
La elección de este cruce no es casual. Cordero destaca que la madre Nazaria «era alguien verdaderamente adelantada a su época. Adelantada porque era española, había recibido educación en España, y llegó a Oruro y siguió su formación autodidacta». Fue una visionaria que, en la Bolivia previa a la Revolución de 1952, se erigió en defensora de los desprotegidos. «Ella se le atribuye la fundación del primer sindicato de mujeres, que eran vendedoras del mercado, empleadas de las casas todavía, empleadas o mujeres, pues, que estaban de alguna manera sometidas al pongueaje de la época».

Una fascinación que se transforma en misión
Para Carlos Hugo Cordero, este proyecto es el resultado de un proceso de larga data, nacido de la fascinación y el compromiso. «Las obras de teatro que yo hago tienen procesos largos desde su concepción, desde la investigación primero, de conocer a las personas, y claro, lo primero que he hecho es volverme un experto en la vida de Nazaria Ignacia, pero no porque eso sea un trabajo, sino por fascinación».
Su primer acercamiento a la figura de la santa fue alrededor de 2012. «Me sorprendía que la Iglesia Católica Boliviana no la conociera. Era realmente ignorada». Esta revelación lo impulsó a convertirse en un divulgador de su legado. «Me volví como una especie de vocero de ella, de la congregación, ahora soy muy amigo de la congregación», asevera.
La congregación, llamada Misioneras Cruzadas de la Iglesia, hoy tiene una impresionante presencia global. «Se puede buscar en el internet, están en 21 países. Es increíble que tienen novicias, ya monjas, hindúes, africanas, asiáticas. Es una de las órdenes más increíbles que hay. Y además es boliviana», resalta el también politólogo.
La profundidad de su involucramiento con la orden llegó a un punto culminante durante la canonización de Nazaria Ignacia por el Papa Francisco en 2018. Cordero relata una anécdota que lo marcó profundamente: inicialmente declinó una invitación para asistir a la ceremonia en el Vaticano por razones económicas. «Y pasaron unos dos meses… y me llama la superiora de la orden, me dice, ‘don Carlos tiene que mandarme su pasaporte’… yo les he dicho que no voy a poder… y claro me dijeron algo que me conmovió hasta ahora, me dice, ‘don Carlos, no, la orden, la congregación ha decidido que usted tiene que ir’». La congregación costeó su viaje. «Ellas me pagaron todo, estuve presente en la canonización». Este acto de generosidad selló un vínculo que ahora se materializa en el escenario.
Un elenco de lujo y el camino a los escenarios
El proceso de escritura ha sido meticuloso, con «como seis versiones que se han ido perfeccionando». Para dar vida a estos personajes, Cordero ha reunido un elenco que combina experiencia con talento emergente. «Finalmente he elegido a Carmencita Guillén, a Luis Caballero y a Raúl Ignazio, un joven actor en su primera obra, pero va a renovar el teatro».
El proyecto ya ha tenido sus primeros avances. «Con ellos ya hemos hecho preestrenos, a principios de año hemos aprovechado la oportunidad que en Bolivia se realizaba un congreso de las hermanas acá en Cochabamba y ahí hemos hecho una presentación, y ellas quedaron encantadísimas con la obra». El sello de aprobación de las propias Misioneras Cruzadas fue un momento sustancial para el equipo.
La obra tenía previsto un salto internacional al prestigioso Festival de Teatro de Almagro en España en octubre, pero el evento fue suspendido tras el fallecimiento de su presidenta. Sin embargo, la ilusión permanece intacta. «Tenemos la ilusión del próximo año de estar ahí».
El porvenir de Nazaria
El plan para dar a conocer la obra en Bolivia es claro y pragmático. «Una vez que tengamos la presentación, la vamos a filmar, y con eso, teniendo ya una presentación, podremos ir mandando ya a otros departamentos, a productores que puedan conseguir una sala de teatro». Cordero es consciente de los desafíos logísticos y económicos del teatro nacional. «Dependemos un poco de que existan disponibilidades de salas y que alguien nos asegure un poquito la publicidad, la promoción… porque desplazarse no es sencillo. Me encantaría ir a Santa Cruz, pero también tenemos que correr el riesgo de la taquilla».
A pesar de los retos, el objetivo final persiste: hacer conocer esta historia. La obra tiene un potencial natural de audiencia en los colegios y casas de retiro de la congregación, como el Colegio María Goretti en Santa Cruz. El plan es postular a festivales nacionales como el Fitaz (Festival Internacional de Teatro de La Paz) y otros el próximo año.
Carlos Hugo Cordero Carraffa no solo está presentando una obra de teatro; está cumpliendo una misión personal de difundir el legado de una mujer cuya vida fue extraordinaria. A través de «Nazaria Entre Dos Guerras», los espectadores no solo aprenderán sobre una santa, sino que conocerán a una luchadora social, una visionaria y una mujer cuya fe se tradujo en acción tangible para los más necesitados. Es un viaje en el tiempo, una invitación a reflexionar sobre la fe, la ideología y la capacidad de una persona para cambiar su mundo.
Fuente: Periódico «La Razón»
