Mons. Oscar Aparicio: La oración y la fe, fuerza de la misión cristiana
Prensa CEB 20.10.2025. En la celebración eucarística de este domingo, Mons. Óscar Aparicio, Arzobispo de Cochabamba, reflexionó sobre la fuerza de la oración, la perseverancia en la fe y el compromiso misionero de todo cristiano, invitando a la comunidad a “ser una Iglesia en salida, fiel al Evangelio y guiada por el Espíritu Santo”.
Inspirado en la liturgia de la Palabra, el Arzobispo recordó que “sin Dios no somos nada”, destacando la importancia de reconocer su presencia activa en la historia personal y comunitaria. “El pueblo de Israel aprendió a tener a Dios como aliado, y también nosotros debemos clamar su ayuda con confianza, sabiendo que Él cumple sus promesas”, expresó.
Mons. Aparicio subrayó la enseñanza del apóstol Pablo a Timoteo sobre la fidelidad a la doctrina: “La palabra de Dios es guía fundamental para nuestra vida y nos impulsa a enseñar, a anunciar y a mantenernos firmes en la fe”. En este sentido, invitó a los creyentes a redescubrir la riqueza de la Palabra como fuente de esperanza y orientación.
Al comentar el Evangelio según san Lucas, el Arzobispo destacó el ejemplo de la viuda perseverante como modelo de oración constante y confianza en Dios. “La oración —dijo— no es palabrería, sino una actitud de fe que no se rinde ante la dificultad”.
En el marco del Domingo Mundial de las Misiones, Mons. Aparicio exhortó a los fieles a asumir su compromiso evangelizador: “Somos parte de la misión del Señor Jesús. Anunciemos que Dios es bueno, que cumple lo que promete, que nos salva y nos da esperanza. Seamos una Iglesia que sale al encuentro de todos, especialmente de los más necesitados”.
Asimismo el Arzobispo dio a conocer que en la Arquidiócesis de Cochabamba se celebrará el Día mundial de las Misiones el próximo domingo 26 de Octubre con la actividad que por tercer año consecutivo se lleva adelanta : Expo carisma.
HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
DOMINGO 19 DE OCTUBRE
Podemos resumir, creo, en algunas palabras, pocas palabras, lo que hoy la misma celebración nos está invitando, la palabra de Dios, pero también los acontecimientos que tenemos. Primero, el hecho de la oración, que otra vez vuelve a recordarnos. La palabra o la doctrina es propiamente la intervención de Dios a través de aquello concreto.
El tema de la fe, que menciona el mismo Señor Jesús hoy en el Evangelio, y evidentemente también la misión. Todo eso engloba propiamente aquello fundamental a la que el Señor nos está invitando. Si nosotros vemos la primera lectura, Dios es el Dios de la vida y de la historia.
Sin Dios no somos nada
Dios construye, interviene en la vida de las personas e interviene en este pueblo en concreto. Es Moisés el instrumento de Dios que aclama a Dios mismo. Ha aprendido el pueblo y ha aprendido Moisés a recurrir a Dios.
Ha aprendido a tenerlo como aliado a Dios. Se ha dado cuenta de que sin Dios no es nada y por tanto acude constantemente a él. Más allá de que Dios interviene también en esta batalla y al fin y al cabo hace que el pueblo de Israel a través de Josué pueda vencer y puedan tomar posesión de la tierra prometida, está el hecho concreto de que es un pueblo que aclama al Señor, que confía en Dios, que en su historia descubre que Dios interviene en esta historia para salvación de este pueblo.
Lo que ha prometido Dios lo puede cumplir, pero hace necesaria también esta predisposición del ser humano. Por eso es bella también cuando decíamos en el Salmo nuestra ayuda está en el nombre del Señor. Dios tiene su voluntad y su modo de intervenir.
Nosotros tenemos que ser conscientes de aquello. Él es nuestra ayuda. Oración no es otra cosa que levantar estas manos, aclamar la ayuda de Dios.
La segunda lectura, vean cómo es otra vez, Pablo que recurre esta vez a Timoteo. Es interesante, ya al inicio nada más, que le dice, querido hijo, permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido. Palabra, la palabra de Dios, la interpretación de la palabra de Dios, el ver en los acontecimientos y en la vida misma y en la Escritura, ver que Dios está interviniendo y esto la misma Iglesia lo ha descubierto, el nuevo pueblo de Dios lo ha descubierto constantemente.
Lo que Dios nos regala
Es una guía fundamental para nosotros. Cuando hablamos de doctrina hablamos de no solamente lo que cree la Iglesia, lo que profesa la Iglesia, lo que aclama la Iglesia, es también propiamente aquello plasmado en la naturaleza de todo cristiano. Si hemos sido convocados a este nuevo pueblo de Dios, a la Iglesia, es para ir descubriendo también en el transcurso de la historia y de nuestra vida cada vez el vislumbrar aquello que Dios nos está dando, nos está regalando y hacia donde estamos caminando.
Por eso le dice, tú sabes bien de quienes la has recibido. Sé fiel, mantente firme y anuncia y guía a tus hermanos en esta misma doctrina, en esta palabra. En Dios mismo quiere decir definitivamente, ayuda, sé perseverante, concede la posibilidad de enseñar a dónde y cómo caminar también en esta vida.
Y el evangelista Lucas que nos presenta en este Evangelio. Es interesante y bello el hecho de saber que hemos celebrado nada más que ayer la festividad, la memoria de San Lucas. El médico, aquel que sigue al Señor, aquel que escribe el Evangelio, aquel que tiene como predilección la atención a los más pobres, a los desvalidos, a los descartados, a los enfermos, a los necesitados realmente de Dios.
Y es aquel que aparte del Evangelio también escribe los hechos de los apóstoles. Es decir, no sólo los hechos y los dichos de Jesús en esta tierra, en este mundo, sino también los dichos y los hechos de la iglesia misma, del nuevo pueblo de Dios. Por eso creo que de verdad hoy nos ilumina y nos dice algo concreto, San Lucas.
La oración
Y pone en la boca de Jesús esta parábola. La oración como debe ser, perseverante, insistente, continúa, no se trata de palabrería, sino se trata de esta actitud constante de prácticamente no perder la fe, no perder la esperanza, no perder la confianza en Dios. Sea levantando las manos, sea en la posición de orante hacia Dios, siendo el de reconocer y escucharlo a Él para que nuestra vida sea iluminada.
Vean lo que la viuda le dice al juez injusto. Hazme justicia contra mis adversarios. El juez que no teme a Dios ni a los hombres, ni le importa a los seres humanos, le importa sólo el mismo.
¿Cuántos ejemplos tenemos de esto? En nuestra propia tierra, ¿cuántos ejemplos de aquellos que se sirven o de las leyes o que se sirven también de cualquier otra autoridad o lo que sea para beneficio personal, sin temer a Dios ni a los hombres? Sin embargo, la insistencia de la viuda, hazme justicia, hazme justicia, al fin y al cabo conmueve al juez. Y él mismo dice, yo no temo a Dios, ni me importan los hombres, pero para que esta viuda me deje de molestar, le haré justicia. Es la insistencia, la perseverancia de esta viuda que hace, al fin y al cabo, también que puede existir justicia.
Seguir la guía de Dios
Queridos hermanos, queridas hermanas, ¿qué textos más apropiados para hoy, para nuestra realidad como país, nuestra realidad social? ¿Cuán oportuno lo que es también seguir la guía de la palabra de Dios, del Espíritu Santo, en la oración, en el discernimiento, en la escucha a Dios? ¿Cuán importante y fundamental tener también esta perseverancia y en la misma fe, sin olvidar aquello que nos rige, aquello por lo cual nosotros estamos viviendo, lo que Dios ha anunciado? Por eso es que en definitiva, si lo hacemos y celebramos este domingo, también el Día de las Misiones, creo que es muy bello también en Cochabamba, repetiremos el próximo domingo. Sin embargo, el hecho de saber que en la naturaleza nuestra, en nuestro propio ser, por ser parte de la Iglesia, somos parte de la misión del mismo Señor Jesús, ¿qué es lo que anunciamos a los demás? Que Dios es bueno, que Dios entra en la historia, que Dios es fiel, que Él cumple lo que promete, que Él pasa y nos salva, que Jesús presente en este mundo, sobre todo en la predilección a los más descartados, les trae la gran y buena noticia, que la unidad, que la salvación, que la paz, que la esperanza, que la vida plena, es posible también en este mundo. Lo que Dios viene a anunciar, el contenido de la salvación, está dado también a nosotros.
Somos Iglesia, somos aquellos que queremos también anunciar a nuestros hermanos aquello que Dios nos ha regalado, aquello que es la palabra, la fe, la oración, la doctrina, su voluntad, el Espíritu Santo que nos guía. Les invito pues entonces hermanos, que de verdad seamos una Iglesia en salida, así dice el Papa Francisco, ¿no ve? Así dice el Papa Francisco, salida, quiere decir, vamos, anunciar este Evangelio, salgamos a anunciar el Evangelio, por todos los lugares y a todos los seres humanos de este mundo. Y así, al mismo estilo de lo que también el Papa nos está regalando, el Papa León XIV, esta bella carta sobre la preferencia y el amor a los pobres, que de verdad sea también dicha, a través no sólo de Lucas hoy, sino también de nosotros mismos, para que podamos cumplir nuestra misión.
Amén.
Fuente: Arquidiócesis de Cochabamba