A pocos días de la Navidad, continuamos preparando el corazón para el Nacimiento del Niño Jesús
Prensa CEB 18.12.2025. La Iglesia invita a vivir el Adviento como un tiempo privilegiado para preparar el corazón y dejar que Cristo nazca de nuevo en la vida personal, familiar y social.
El Adviento significa “llegada” o “advenimiento” y, cada año, al celebrarlo en la liturgia, actualiza la espera del Mesías: se recuerda la larga preparación para su primera venida en Belén y, al mismo tiempo, se renueva el deseo de su regreso glorioso al final de los tiempos, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica al afirmar que los fieles participan de aquella antigua espera y avivan el anhelo de la segunda Venida del Señor (cf. CIC 524). No se trata solo de contar días en el calendario, sino de disponerse espiritualmente para acoger a Jesús que viene a salvar, iluminar y transformar la existencia.
Este camino se vive en clave de preparación interior, esperanza activa y conversión. La vigilancia evangélica no es miedo, sino confianza gozosa en un Dios que se acerca para sanar heridas, reconciliar corazones y ofrecer su salvación.
Por eso, la Iglesia llama a dejar que el corazón no se endurezca con acciones de corrupción, engaño a los pobres, explotación de los vulnerables o la destrucción de la casa común, sino a vivir en gracia, desterrando el pecado personal y social para caminar en la luz.
La venida de Jesús es motivo de alegría porque Él es Dios hecho hombre, Salvador, Príncipe de la paz, consuelo, Redentor de los pecados y fuente de vida eterna, tal como proclaman los Evangelios y toda la Escritura cuando anuncian que el Verbo se hizo carne, que Dios no envió a su Hijo para condenar sino para salvar, y que quien cree en Él no se pierde, sino que tiene vida.
Con información de la Hoja Dominical “Día de Señor”
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