Asamblea Pastoral de la Diócesis de El Alto, un signo de sinodalidad y esperanza
Prensa CEB 1.12.2025. La Diócesis de El Alto inauguró este lunes su 32ª Asamblea Diocesana de Pastoral 2025 en el santuario de la Virgen de Copacabana, unos días para evaluar cinco años de trabajo pastoral y proyectar una misión renovada. Delegados de parroquias, movimientos, comisiones y realidades diocesanas, incluyendo sacerdotes, diáconos, religiosos, consagrados y laicos, se reunieron con profundo gozo en esta casa espiritual para renovar la fe y poner en manos de María sus metas pastorales.
El lema «Como María, como Iglesia en salida, que acoge, camina, celebra y sirve» resume los avances de los últimos años. La Asamblea busca discernir con valentía si la Iglesia sale al encuentro de los pobres y descartados, acoge con corazón de madre, camina en sinodalidad —impulsada por el Papa Francisco y continuada por el Papa León— celebra la Pascua con alegría transformadora y sirve con gestos concretos de misericordia. Bajo la mirada de la Virgen de Copacabana, se enfatiza que la pastoral es un acto de amor por Dios, su pueblo y la misión confiada, promoviendo una conversión que evite el encierro y se abra a las periferias existenciales y geográficas.
Las palabras de monseñor Giovani Arana en la inauguración de la Asamblea Pastoral de El Alto destacaron que dicho espacio es inclusivo, donde todos son importantes y tienen voz, y donde la opinión de cada persona cuenta. Resaltó que la Iglesia es un pueblo que celebra la vida nueva que nace del encuentro con Cristo, y que la celebración debe transformar a través de la liturgia, la oración y la presencia viva del Señor, contagiando esperanza.
Además, subrayó que la Iglesia es una comunidad que sirve, y que el servicio es esencial para mostrar la misericordia del Padre y tender a los que sufren. Hizo un llamado a soñar una iglesia más solidaria, comprometida con los pobres y sensible al clamor del pueblo. Invitó a abrir el corazón y dejar que el Espíritu Santo inspire el diálogo, análisis y decisiones, sin temor a la novedad o a la conversión.
Finalizó invitando a confiar plenamente en la Virgen de Copacabana como guía, símbolo de consuelo y valentía para la misión de la iglesia, y deseó que la asamblea sea un verdadero Pentecostés y signo de esperanza para la diócesis y su misión evangelizadora.
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