Conversión y justicia: Mensaje de Mons. Aurelio Pesoa en este 2º Domingo de Adviento
Prensa CEB 2025.12.07 Mons. Aurelio Pesoa, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, llamó este segundo domingo de Adviento a una auténtica conversión que se exprese en justicia, diálogo y reconciliación frente a la violencia y los abusos que hieren al país, recordando que Cristo viene a traer paz y verdadera justicia a quienes abren el corazón a su gracia.
Mons. Aurelio Pesoa explicó que la historia de la salvación culmina en el envío del Hijo de Dios para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado. Señaló que el Mesías esperado es portador del inmenso amor de Dios y que, con su presencia, todo está llamado a volver al plan primero de Dios, convirtiéndose en estandarte de esperanza para los pueblos.
Conversión y caminos de justicia
Reflexionando sobre el Evangelio de Mateo, el Obispo recordó la figura de Juan el Bautista como voz que clama en el desierto y que urge a una conversión no solo externa, sino interior, que transforme el comportamiento y el modo de actuar. Explicó que preparar el camino del Señor implica enderezar sendas de la vida mediante el arrepentimiento sincero, el perdón de las ofensas y la decisión de desterrar todo aquello que es pecado o genera pecado, especialmente en este tiempo de Adviento.
Adviento: tiempo de esperanza activa
El presidente de la CEB subrayó que el Adviento es un tiempo para avivar la confianza en Dios y dejarse interpelar por la misma Palabra que vino sobre Juan el Bautista y hoy sigue hablando a la Iglesia. Invitó a que la cercanía de la Navidad renueve en los cristianos la esperanza, el consuelo y la alegría, capacitándolos para ser hombres y mujeres que buscan caminos de paz, diálogo y justicia como mejor vía para el encuentro entre hermanos.
Jesús, el que vino y el que vendrá
Al concluir, Mons. Aurelio Pesoa recordó que “el que viene en Navidad es el que vino y el que vendrá”: Jesucristo, el Mesías y Salvador enviado para una misión concreta, la de salvar a su pueblo y a toda la humanidad apartada de los caminos del Padre. Animó a abrir la mente y el corazón para acoger el don de la paz y de la justicia verdadera que Dios quiere regalar por medio de su Hijo hecho hombre, invitando a vivir este Adviento en sincera conversión y compromiso con la dignidad de cada persona.
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