Mons. Stanislaw Dowlaszewicz: “Pidamos la gracia de la confianza de José”, en el IV domingo de Adviento
Prensa CEB 21.12.2025 En Santa Cruz la misa del IV domingo de adviento fue presidida por el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz, Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv., en la Catedral Metropolitana Basílica Menor San Lorenzo, con la participación de los feligreses que llegan de los distintos barrios de la capital cruceña.
En su homilía Mons. Stanislaw nos invita a no tener sino que confiemos en Dios, “El miedo a confiar en Dios”, “Un Dios fiel incluso ante la infidelidad”. También nos dice: “José, la confianza que abre la salvación” y el “El temor de María y el temor del hombre”. “Una decisión cotidiana de fe”, Dios nos toca la puerta del corazón
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Homilía de Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv.
IV Domingo de Adviento
En el marco del IV Domingo de Adviento, celebrado a cuatro días de la Navidad, Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv., Obispo Auxiliar de Santa Cruz, presidió la Eucaristía invitando a los fieles a profundizar el sentido del tiempo de espera cristiana. En su homilía, propuso una lectura espiritual y existencial del Adviento, centrada en la confianza en Dios, la fidelidad divina y la decisión personal de abrir el corazón a la presencia del Emmanuel, Dios con nosotros.
El Obispo Auxiliar recordó que el Adviento no puede reducirse a emociones, tradiciones o al ambiente externo de las fiestas. Al llegar al cuarto domingo, la Iglesia invita a dar un paso más profundo hacia el misterio central de la fe cristiana. “No se trata de quedarnos en la atmósfera de las fiestas, sino de entrar en la verdad sobre Dios que actúa en la historia del hombre”, afirmó. De este modo, llamó a vivir el Adviento como un camino interior que prepara verdaderamente el corazón para la Navidad.

Al comentar la primera lectura del profeta Isaías, Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv., situó la figura del rey Acaz en un contexto de crisis política y amenaza de guerra. A pesar de que Dios le ofrece una señal, el rey se resiste a confiar y opta por estrategias humanas y alianzas militares. “Acaz dice que no quiere poner a prueba a Dios, pero en realidad rechaza su ayuda”, señaló, subrayando que el miedo a perder el control impide abrirse a la acción divina (cf. Is 7,10–12, Primera Lectura).
Frente a la negativa del rey, Dios responde con una promesa que supera toda lógica humana. El anuncio del Emmanuel no es un premio al mérito, sino una expresión de la fidelidad divina. “Dios entra en la historia incluso cuando el hombre no lo quiere”, afirmó el Obispo Auxiliar. El signo anunciado —“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo”— revela que la salvación no depende de la perfección humana, sino del amor constante de Dios (cf. Is 7,14, Primera Lectura).


En contraste con Acaz, el Evangelio presenta la figura de José como un hombre justo y abierto a Dios. Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv., destacó que José no huye ni busca soluciones puramente humanas, sino que confía en la palabra recibida. “No temas llevar a María, tu esposa, a tu casa. Déjame actuar”, recordó citando el mensaje del ángel. Su obediencia silenciosa permitió que el plan de Dios se cumpliera en la historia (cf. Mt 1,19–20, Evangelio).
El Obispo Auxiliar explicó que tanto María como José experimentan temor, no por falta de fe, sino porque aún no conocen plenamente el poder de Dios. “Amamos lo que conocemos y tememos lo que no conocemos”, expresó, señalando que el camino de la fe implica pasar del miedo a la confianza. En ese proceso, Dios no se impone, sino que acompaña y espera una respuesta libre y confiada (cf. Lc 1,30, Evangelio de la Anunciación).

Finalmente, Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, O.F.M. Conv., invitó a los fieles a reconocerse en la figura del rey Acaz y a preguntarse qué decisiones toman en su vida diaria. “Dios nos da señales incluso cuando no las pedimos, porque no se rinde con el hombre”, afirmó. Recordó que la fe no se vive solo en grandes momentos, sino en lo cotidiano: en el trabajo, en la familia, en el perdón y en la renuncia al pecado. “No temas permitir que Dios entre en tu vida”, exhortó, animando a dejar que el Emmanuel nazca allí donde aún hay miedo, dolor o falta de control, porque allí Dios quiere hacerse presente

Fuente: Arquidiócesis de Santa Cruz y Diakonia

