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Mons. Robert Flock: “Hay que pedir a Dios la gracia de poder ver al corazón”

Prensa CEB 20.03.2023.- Este domingo 19 de abril, Mons. Robert Flock, desde la reflexión sobre las lecturas del día exhortó a “pedir a Dios la gracia de poder ver al corazón, porque los demonios suelen disfrazarse de angelitos”.

En su homilía el obispo de San Ignacio de Velasco, felicitó a los papás en su día “Felicitamos a los papás que son fieles a sus esposas y buenos con sus hijos. Que Dios les conceda la gracia de ser como San José, a quién Dios eligió como padrastro para su propio Hijo, Jesús”, señaló.

Homilía de Mons. Robert Flock

Obispo de la Diócesis de San Ignacio de Velasco

Cuarto Domingo de Cuaresma – Día del Padre – 19 de marzo de 2023

Queridos hermanos,

Hoy es el “Día del Padre porque el 19 de marzo es la Fiesta de San José, Esposo de la Virgen. Al caer hoy, el Cuarto Domingo de Cuaresma la Iglesia celebra mañana la Fiesta de San José, pero como feriado nacional, hoy sigue siendo “Día del Padre”. Felicitamos a los papás que son fieles a sus esposas y buenos con sus hijos. Que Dios les conceda la gracia de ser como San José, a quién Dios eligió como padrastro para su propio Hijo, Jesús.

Dios eligió a San José de la misma manera que había elegido en otro tiempo al Rey David. “Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón.” Así le recordó el Señor al Profeta Samuel cuando lo envió a la casa de Jesé. Tenía siete hijos, todos fornidos, pero Dios eligió al muchacho más joven, a David, que era un pastor. Es irónico que, después de insistir en esta mirada al interior de la persona, que luego describe también su apariencia: “era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia”. Se dice que los ojos son la ventana al alma, pero lo importante es poder ver el alma.

Entre sus éxitos, el grupo musical ABBA tiene un canto que se llama “Angel eyes”, “Ojos de Ángel”. Cuenta sobre un joven que con sus ojos de ángel hipnotiza para enamorar, pero el canto dice que es un disfraz, un engaño. Algo que nunca haría San José con María y Jesús. Hace días en Santa Cruz se condenó a 20 años de cárcel a un hombre que había violado a su propia hija durante 7 años, provocándole más que un embarazo. Las noticias no dan ninguna información sobre la mamá de la víctima, que había sido pareja del violador, quizás separados hace tiempo, pero supongo que ella no supo mirar más allá de las apariencias, para ver lo que realmente tenía este señor en su corazón. Cómo indican las estadísticas de violencia contra las mujeres, violaciones y feminicidios, hay muchos más como éste, y mucha ceguera frente a ellos. Hay que pedir a Dios la gracia de poder ver al corazón, porque los demonios suelen disfrazarse de angelitos.

San Pablo habla de esta capacidad en nuestra segunda lectura: “Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz. Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo que agrada al Señor, y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia. Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que esa gente hace ocultamente.” “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará”. Se dice que no hay peor ciego que no quiere ver, no hay peor sordo que no quiere oír. Es cuando uno no quiere afrontar una verdad incómoda, que se hace la vista gorda y ciega.

Cristo te iluminará”, dice San Pablo. Es exactamente lo que vemos en el Evangelio hoy. Jesús no solamente curó a un ciego de nacimiento, para quitarle esa discapacidad. También lo iluminó interiormente para que pudiera ver a Jesús como la Luz del Mundo, una luz que debería guiar toda actividad humana, para encaminarla según los designios de nuestro Creador.

En cambio, Jesús fracasó con los fariseos que permanecieron espiritualmente ciegos. No logró abrirles los ojos para ver la verdad. Atrapados en sus prejuicios dicen al hombre curado “Tú naciste lleno de pecado” y dicen de Jesús: “Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.” Jesús en cambio dijo: “Ni él ni sus padres han pecado; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.” Y a los fariseos les dice: “Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: «Vemos», su pecado permanece.”

Obviamente, la gran mayoría de los fariseos nunca aceptaron a Jesús como la Luz del Mundo. Por esto apoyaron su crucifixión. Una gran excepción fue precisamente San Pablo, quien inicialmente perseguía a muerte a los cristianos, pero, camino a Damasco, “una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».” Quedó ciego durante tres días, para luego convertirse en el gran Apóstol y Mártir, proclamando a Jesús como Mesías y Señor, y nos dice hoy: “Despiértate… Cristo te iluminará”.

El socialismo promete una utopía de justicia y paz, pero en la práctica no trae más que opresión y violencia

Una de las grandes cegueras de este mundo es el socialismo que, en todas sus encarnaciones promete, una utopía de justicia y paz, mientras en la práctica no trae más que opresión y violencia. La razón es que nace de la ideología marxista, que es fundamentalmente una apología de la violencia para el cambio de la sociedad. Al mismo tiempo, tiene la equivocada idea poner el Estado por encima de la Persona a través de un gobierno central que dirige la economía, la política y hasta controla las ideas y los conceptos.

Naturalmente sus gobiernos son autoritarios, y aunque sus líderes entran al poder democráticamente, inmediatamente se ponen a debilitar las instituciones democráticas como la separación de poderes, la alternancia en el poder. No sorprende que intentan eliminar o controlar la prensa libre, monopolizar la educación en todos sus niveles, instrumentalizar la justicia y callar todas las voces críticas, incluso a las Iglesias. De ninguna manera aceptan que Cristo sea la Luz del Mundo, porque se creen a sí mismos como luz del mundo, aun cuando sus poblaciones estén muriendo de hambre.

Después de un siglo de comunismo, donde toda revolución proletaria termina como una nueva dictadura totalitaria, el mundo debería haberse abierto los ojos. El llamado socialismo del siglo XX no es más que una nueva prueba que no hay peor ciego que no quiere ver.

Despiértate… Cristo te iluminará.

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