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Ago

Mons. Aurelio Pesoa Ribera: “La justicia de Dios tarda, pero llega”

Prensa CEB 13.08.23.- Este domingo 13 de agosto, desde la Catedral de la Santísima Trinidad, el Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, en su reflexión sobre el relato de Mateo 14, 22-33, alentó a enfrentar las tormentas y males de la violencia, la corrupción y la injusticia muy presentes en nuestro país, con valentía, confianza y amor.

Desde la reflexión del Evangelio, el obispo invitó a enfrentar la violencia y la oscuridad apoyados en la luz de la Palabra de Dios: “Hoy estamos invitados a sacar desde la fe en el Señor la fortaleza y la valentía para enfrentar los males que aquejan al mundo, particularmente los muchos males que existen y padece nuestro país”.

En la oportunidad, el Mons. Pesoa animó a escuchar la invitación de Jesús para “enfrentar la violencia de la muerte y de todo lo que produce muerte y oscuridad apoyados en la luz de su Palabra, que es verdad y vida”. 

“La palabra de hoy nos anima a que las oscuridades y tormentas en la vida no impidan reconocer a Jesús, aunque a veces la violencia que nos rodea, nos haga vacilar la fe”, manifestó la autoridad eclesial, a tiempo de recordar que, el gemido, lamento y oración de los pobres son escuchadas por Dios. 

“La justicia de Dios tarda, pero llega”, remarcó el obispo y aseguró que “la experiencia del abandono de Dios, que en algún momento de la vida hemos sentido, es quizá la mayor prueba de fe”.

El Mons. Aurelio Pesoa animó a abrazar la fe en Jesús como el Hijo de Dios en medio de las tormentas de la vida, “no dejarnos desanimar y dejarnos inundar por el mal, la violencia, la corrupción y la injusticia muy presente en nuestro país”, deseando que el Buen Dios nos bendiga y fortalezca a todos.

Domingo 19 del tiempo ordinario (A)

Mt. 14, 22-33

13 de agosto de 2023

“Tú eres el Hijo de Dios”

1.- El Evangelio nos relata que Jesús se apartó del gentío que lo seguía y a sus discípulos los envió delante de Él a la otra orilla del mar de Galilea.  En medio del mar se produce la tempestad.  Los discípulos lejos del Señor tienen un gran miedo.  En medio de la oscuridad se les presenta el Señor y ellos creen que es un fantasma.

El Señor ante el asombro les habla y les dice “Yo soy” ahí Jesús se manifiesta como el Señor.  El pasaje evangélico manifiesta la doble confesión de fe, Pedro que le dice “Señor sálvame” y los demás discípulos muy asombrados dijeron: “Realmente eres el Hijo de Dios”.  Entendamos que Jesús es el Hijo de Dios, no es un mito ni leyenda, como lo son algunos personajes de la historia

Dios quiere la salvación de todos, de toda la humanidad.  Leemos en el Antiguo Testamento que todos podían ser merecedores de la salvación con la condición de observar la norma del día del Señor, y el cumplimiento de los mandamientos de la Ley.

2.-  La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios está de nuestro lado y se hizo uno de nosotros.  Dijo el Papa San Juan Pablo II: “si miramos atentos, con los ojos de la fe, nos daremos cuenta que Jesús es la Palabra que Dios tenía que decir al mundo” por ello debemos entender que lejos de Jesús sólo hay engaño, egoísmo, oscuridad y muerte.

Él no se revela con la fuerza y prepotencia del poder humano, sino con la fuerza de la fe, en lo sencillo y humilde. Su Palabra y su presencia permanente, son las armas del cristiano a la hora de enfrentar las tormentas de la oscuridad.

El Hijo de Dios comparte con nosotros, los sufrimientos y las luchas para que en el mundo haya paz, justicias e igualdad, pero sobre todo que haya más amor, Él nos dijo “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.  Recordemos que es gracias a Jesús que estamos en condiciones de llamar a Dios Padre y sentirnos hermanos.  Ojalá hermanos no solo de palabra, sino de verdad, sin utilizarlos.

Hoy estamos invitados a sacar desde la fe en el Señor la fortaleza y la valentía para enfrentar los males que aquejan al mundo, particularmente los muchos males que existen y padece nuestro país. En nuestro país existen y padecen muchos males.

3.-  El Señor nos invita a enfrentar la violencia de la muerte y de todo lo que produce muerte y oscuridad apoyados en la luz de su Palabra, que es verdad y vida.  En la persona de Pedro, el Señor llama nuestra atención para decirnos que no nos sintamos tan seguros con el poder del dinero o con el poder del sometimiento de la justicia a capricho personal o de grupos, porque tarde o temprano puede llegar la fuerza de la tormenta con el peligro de hundimiento.

La palabra de hoy nos anima a que las oscuridades y tormentas en la vida no impidan reconocer a Jesús, aunque a veces la violencia que nos rodea, nos haga vacilar la fe.  Recordemos que el gemido, lamento y oración de los pobres son escuchadas por Dios.  La justicia de Dios tarda, pero llega.

Un autor que escribe sobre el horror en la segunda guerra mundial decía: una persona que sabía que iba a morir gritó: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué permite todo este horror y sufrimiento?  La experiencia del abandono de Dios, que en algún momento de la vida hemos sentido, es quizá la mayor prueba de fe.

Es importante es no temer enfrentarnos a las tormentas de la vida y que nos animemos a caminar sobre las olas, es decir, aunque haya intimidación, no dejarnos desanimar y dejarnos inundar por el mal, la violencia, la corrupción y la injusticia muy presente en nuestro país.  Que el Buen Dios nos bendiga y fortalezca a Todos.  Así sea.

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