El Concejo Municipal de Tarija reconoce como Institución Meritoria a la Parroquia San Martín de Porres
Prensa CEB 10.11.23 .- Este miércoles 8 de noviembre, el Concejo Municipal del Gobierno Autónomo Municipal de Tarija declaró a la Parroquia San Martín de Porres “Institución Meritoria”, en sus 25 años (1998 – 2023) por su servicio a la población de Tarija.
El padre Simón Díaz y el padre Juan Vega recibieron la plaqueta por parte del Concejo Municipal, en instalaciones de la misma Iglesia. Actualmente, la Parroquia San Martín de Porres atiende 14 comunidades del área rural y 26 barrios.
A continuación compartimos una canción creada para la celebración de los 25 años de la Parroquia San Martín de Porres:
Historia de la Parroquia
La Parroquia San Martín de Porres se encuentra en la zona del mercado campesino. En 1992, Mons. Abel Costas Montaño, ante el crecimiento de la población vio la necesidad de crear nuevas parroquias, por lo que gestionó un lote de terreno para la nueva parroquia en el Barrio Defensores del Chaco.
En 1995 con la presencia de Mons. Giovanni Tonucci, Nuncio Apostólico de su santidad en Bolivia, el Mons. Abel Costas, obispo de la Diócesis de Tarija, el Dr. Oscar Zamora, Alcalde Municipal y vecinos del barrio colocaron la primera piedra fundamental.
Patrono de la Justicia Social y primer santo mulato de América
Historia contada por los Dominicos: https://www.dominicos.org/
San Martín de Porres nace en Lima el 9 de diciembre de 1579, hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre panameña. Juan de Porres marcha a Guayaquil, Ecuador, comisionado por el Virrey Don García Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador. Años más tarde, Don Juan Porres es nombrado Gobernador de Panamá por lo que los niños, Martín y Juana, regresan con su madre a Lima; es el año 1590, Martín tiene once años. A los Doce Martín está de aprendiz de peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima.
San Martín de Porres conoce a Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes. Le invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.
La legislación de entonces impedía ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresa como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.
Fray Escoba
San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: “Pasar desapercibido y ser el último”. Su anhelo es seguir a Jesús de Nazaret. Se le confía la limpieza de la casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es de todos comprendido. Un día cortaba el pelo y hacía el cerquillo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarle: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.
San Martín lleva dos años en el convento, hace ya seis que no ve a su padre, éste le visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín sea hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los pobres”.
San Martín de Porres es un amor desbordante y universal. Su hermana Juana disfruta de buena posición social, por lo que, en una finca de ésta, da cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa. El Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados pos su docilidad. Su vida termina en alabanza de multitudes el 3 de noviembre de 1639.