Mons. Edmundo Abastoflor: “Qué lindo es encontrar a Dios en las cosas pequeñas”
Prensa CEB 11.11.2023.- El fijarse en los detalles pequeños de la vida, la importancia de dar el tiempo al prójimo y apreciar lo poco que tenemos, fueron los temas que giraron en torno a la homilía de Mons. Edmundo Abastoflor, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de La Paz, quien presidió la eucaristía de hoy en la Asamblea de Obispos, en la Casa Maurer de la ciudad de Cochabamba.
“Cómo tiene que ser nuestra actitud de pastores, a qué estamos llamados a anunciar la palabra de Dios, predicamos a la gente, hablamos de la palabra de Dios, pero San Pablo nos está haciendo recuerdo y el Señor a través de ellos, que cada persona es importante para nosotros, conozcamos o no conozcamos su nombre”, reflexionó monseñor Abastoflor.
Mencionando el Evangelio de la primera lectura, “el que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, es decir, que lo poco es importante también para el Señor”, reitera que si se aprecia lo poco se está encontrando al Señor.
Reflexiona recordando que a las personas que piden limosna, especialmente a los que migran de Potosí, cerca a la Navidad, cuando se les habla en su propio idioma, el Quechua, se alegran e identifican, “es más importante la palabra, que la limosna que le puedan dar la atención a cada uno”.
El Monseñor recuerda que, en un mes cumplirá 80 años y como obispo Emérito ya no cuenta con una comunidad directa, “ y he pensado que me pide el Señor ahora, dar importancia a las personas con las que puedo tener contacto y a eso me estoy dedicando”, dijo.
Conmemora que en un encuentro con el Papa Francisco, fue cuando le dijo que dedique más tiempo a los sacerdotes, “ y es lo que hace San Pablo dar la importancia a cada uno”.
¡Qué lindo es encontrar a Dios en las pequeñas cosas!, dice emocionado Mons. Abastoflor, “me siento en el patio de mi casa y vienen pajaritos y es la presencia del Señor, en cada uno de sus animalitos, o la presencia del Señor en la belleza de una flor”.
Exhorta el obispo que, cada momento de la vida, es un regalo de Dios, que se debe apreciar y descubrir a Dios en lo poco, “doy gracias por mi vida concentrada, en pocas cosas externas, aparentemente, pero concentradas en la presencia de Dios que él me regala”, manifiesta.
Augura que, ojalá sus hermanos obispos sean como San Martín, para saber repartir cariño, afecto con los más pobres, “y descubrir en ellos la presencia del Señor”.