“Cristo ha resucitado ¡Aleluya! ¡Aleluya!, venció a la muerte, al dolor, resucitemos, debemos perdonar, no es posible que vivamos en división, que las autoridades no trabajen por el bien común” exhortó Monseñor Aurelio Pesoa
Prensa CEB 31.3.2024.- Monseñor Aurelio Pesoa, Vicario Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, en la celebración del Domingo de Pascua, realizada en la Catedral Santísima Trinidad, transmitió el regocijo de Jesús resucitado a todos los creyentes, y exhortó a que todos resucitemos junto a Cristo dejando de lado los egoísmos y que las autoridades trabajen por el bien común y no de unos cuántos.
“Cristo ha resucitado, es motivo de nuestra alegría, el celebrar juntos este encuentro, el encuentro de la imágenes de Jesús resucitado…lo lo más importante es que el Señor hoy se encuentra con nosotros, y nosotros encontramos al Señor, que es el Dios de nuestra vida, ese Señor que camina con cada uno de nosotros, aún en las dificultades pero también en las alegrías, y hoy es un día de alegría”, expresó Monseñor en la homilía.
Señaló que creer en el resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío. “Un día feliz, los últimos serán los primeros y los pecadores nos precederán en el reino”.
“Creer en el resucitado es saber que todo lo que aquí ha quedado a medias, lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado con nuestra torpeza o nuestro pecado, todo alcanzará en Dios su plenitud. Nada se perderá de lo que hemos vivido con amor a lo que hemos renunciado por amor”.
“Creer en el resucitado, es esperar que las horas alegres y las experiencias amargas, las “huellas” que hemos dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado generosamente, quedara transfigurado. Ya no conoceremos la amistad que termina, la fiesta que se acaba, ni la despedida que entristece. Dios será todo en todos. Creer en el resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en boca de Dios: Yo soy el origen y el final de todo. Al que tenga sed yo le daré gratis del manantial del agua de la vida, ya no habrá muerte ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas, porque todo eso habrá pasado”, compartió.
Dijo que en los relatos de los evangelios que se lee en la Pascua no solo se anuncia la gran noticia de que el crucificado ha sido resucitado por Dios. “Creer en el resucitado es no resignarnos a que Dios sea para siempre un Dios oculto, del que no podamos conocer su mirada, su ternura y sus abrazos. Lo encontraremos encarnado para siempre gloriosamente en Jesús”.
Señaló que el Hijo de Dios ha resucitado por la humanidad, venció la muerte que es tristeza, dolor, malestar, melancolía y ha dado paso a la alegría que es la resurrección y la vida.
“Nosotros también tenemos que resucitar de todas esas acciones que nos impiden ser Hijos de Dios, tenemos que dejar todo lo que nos ha hecho morir, las incomprensiones, las envidias, los celos, los robos, las injusticias, los engaños. Todos necesitamos de Dios, del hermano, debemos reconciliarnos porque la muerte de Jesús fue para perdonar y redimir al ser humano, y si no es eso ocurre en nuestras vidas entonces la muerte de Jesús será en vano; ojalá la resurrección de Jesús toque nuestros corazones, y dejemos a un lado las intolerancias, esos deseos del mal al prójimo”, dijo.
Reflexionó que Jesús murió “para reunir a todos”. “No es posible que en nuestro país, en nuestro departamento vivamos divididos, no es posible que nuestras autoridades no se esfuercen por trabajar por el bien común de todos, no solo de aquellos que son simpatizantes de un grupo político.
“Todos, según nos dicen, somos iguales pero ojalá que esa igualdad algún día se hiciera realidad. Para los católicos, para los cristianos no debe ser una esperanza lejana, sino una esperanza cercana que de verdad se cumpla, porque el espíritu del resucitado ha sido derramado en nosotros. Pidámosle a ese espíritu, que siempre nos asista y que seamos capaces de abrir nuestras mentes y nuestros corazones a ese espíritu que da vida, ese espíritu que hace renacer y florecer la vida; Dios y el resucitado nos acompañe, para que no se quede en deseo sino que en nuestro actuar cotidiano se haga realidad”, concluyó.