Mons. Limachi: “La realización del hombre no es que viva aislado, es el amor”
Prensa CEB 26.05.24.- Este domingo 26 de mayo, desde la Basílica menor de San Francisco en la ciudad de La Paz, el Mons. Pascual Limachi, Obispo de la Prelatura de Corocoro, invitó a los fieles a reflexionar sobre el significado profundo de la solemnidad de la Santísima Trinidad, recordando que todos han sido creados para dar gloria a Dios y llamados a la santidad.
El Mons. Limachi acentuó la importancia de vivir una vida que refleje la bondad de Dios, “los santos son los que dan más gloria a Dios, por eso estamos invitados a ser santos”, dijo, y agregó que “la gloria de un buen Padre es que su hijo sea santo, sea buen hijo. El corazón de un buen padre se goza en que su hijo sea bueno”.
El obispo recordó que “cuando la tierra se vacía de Dios, se llena de idolatría, cuando el hombre deja de glorificar a Dios, se glorifica a sí mismo, llega a ser el centro de su existencia”, y exhortó a poner a Dios como el centro de todo, “Él debe ser el centro de nuestra vida”.
La autoridad eclesial señaló que la solemnidad de la Santísima Trinidad es una invitación a crecer en la intimidad con Dios y advirtió que un ser solitario no ama, “un ser solitario no tiene otro para amar, vive en su soledad y no se comunica con nadie”.
El Obispo explicó que el ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, y por tanto, “llamados a amarnos los unos a los otros”. “La realización del hombre no es que viva aislado, es el amor, es familia, porque somos imagen de Dios trino y uno. Lo que más nos asemeja a Dios es la familia, Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo”, remarcó.
Al concluir su homilía, el Mons. Pascual Limachi alentó a profundizar nuestra fe en Dios, que es uno, “Dios que crea, redime y santifica. Tres personas distintas y un solo Dios verdadero”.
HOMILÍA DOMINGO 26 MAYO 2024
Hermanos:
Hoy, celebramos domingo de la solemnidad de Santísima Trinidad, en esta fiesta, una vez más tomamos conciencia de que todos nosotros hemos sido creados para dar gloria a Dios. Dar gloria a Dios significa mostrarle nuestra gratitud, de amarle de todo corazón, sobre todo, hacer de nuestra vida un reflejo de su bondad, que la santidad de nuestra vida glorifique a Dios.
De manera que aquellos que nos conozcan y comprendan que hay un Dios bueno que nos ayuda a ser santos, especialmente a todos aquellos que conocemos como santos, es decir, los santos son los que dan más gloria a Dios, por eso estamos invitados a ser santos.
La gloria de un buen Padre es que su hijo sea santo, sea buen hijo. El corazón de un buen padre se goza en que su hijo sea bueno.
Dar gloria a Dios es el bien del hombre, es procurar la santidad que refleje la bondad de Dios; dar gloria a Dios nos preserva de muchos males, porque cuando el hombre no da gloria a Dios está buscando la vanagloria.
Alguien decía, “cuando la tierra se vacía de Dios, se llena de idolatría, cuando el hombre deja de glorificar a Dios, se glorifica a sí mismo, llega a ser el centro de su existencia”, cuando en realidad eso no es así, sino que Dios es el centro de todo, Él debe ser el centro de nuestra vida. Cuando el hombre se entrega de corazón a lo que no es Dios, se esclaviza.
Al celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad, descubrimos que es una invitación a crecer en la intimidad con Dios, en una relación personal con Dios. El hombre, por su capacidad de conocimiento natural, puede llegar a decir que existe un Dios infinito, todo poderoso, creador del mundo. Pero conocer que Dios es Padre, es Hijo, que Dios es Espíritu Santo, que son tres personas y es único Dios, eso ya no conocemos por nuestra razón natural, lo conocemos por la revelación.
Es importante saber que, si Dios se ha revelado, es necesario tener una relación personal con Dios; desde esa perspectiva, desde ese descubrimiento con Dios Padre, con Dios Hijo y Espíritu Santo, nuestra relación no debe ser genérica, sino una relación específica con Dios Padre.
Además, al celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad, los cristianos confesamos un solo Dios, en tres personas de la única naturaleza divina, que quiere decir que Dios es amor, porque un ser solitario no ama, un ser solitario no tiene otro para amar, vive en su soledad y no se comunica con nadie. Sin embargo, Dios se comunica y es comunión perfecta.
El ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, somos llamados a amarnos los unos a los otros. La realización del hombre no es que viva aislado, es el amor, es familia, porque somos imagen de Dios trino y uno. Lo que más nos asemeja a Dios es la familia, Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por lo tanto, al celebrar la fiesta de la Santísima Trinidad, profesamos en un solo Dios en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta es la base fundamental de nuestra fe cristina Católica, es un Dios que crea, redime y santifica. Tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Eso es lo que los apóstoles comprendieron, creyeron y predicaron; nosotros también profesamos la misma fe de los apóstoles, un solo Dios en tres personas distintas que tiene la misma naturaleza y divinidad, la misma eternidad y la misma perfección, son un solo Dios. Además, hay una comunión perfecta entre ellas, Padre, Hijo y el Espíritu Santo.
Dios Hijo, el enviado del Padre, nuestro salvador, el Espíritu Santo es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro santificador.
Que la palabra de Dios habite en nuestro corazón.
Amén.