Mons. Gualberti: “Solicité a mi obispo de ir a la misión y él me envió a Bolivia”
Prensa CEB 22.07.24.- Homilía de Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Sanata Cruz, en sus 25 años de ministerio episcopal.
HOMILÍA DE MONS. SERGIO GUALBERTI
ARZOBISPO EMÉRITO DE LA ARQUIDIOCESIS DE SANTA CRUZ
MISA DE ACCION DE GRACIAS
25 AÑOS DE MINISTERIO EPISCOPAL
53 AÑOS DE SACERDOCIO
El Encuentro “El evangelio de hoy nos presenta un momento entrañable de la vida de Jesús junto a sus Apóstoles.”
Hermanos y hermanas, el evangelio de hoy nos presenta un momento entrañable de la vida de Jesús junto a sus Apóstoles que regresaban de su primera misión. Ellos tienen mucho que contarle acerca de su experiencia; sin embargo, era tanta la gente que iba y venía que no tenían ni tiempo para comer.
La Decisión “Jesús tomó una decisión llena de una humanidad profunda.”
Jesús entonces tomó una decisión llena de una humanidad profunda: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto para descansar un poco”. El Maestro que había enviado a los Apóstoles a la misión ahora es el Pastor, el Padre cercano y atento que los invita a estar a solas con él, a compartir logros y dificultades de la misión, reforzando los lazos de comunión e intimidad de esa primera comunidad.
El Compromiso y la Prioridad “El plan de Jesús toma un rumbo imprevisto.”
Pero el plan de Jesús toma un rumbo imprevisto. Las multitudes que habían acudido donde él para escuchar una palabra de esperanza, al verlo partir en la barca, acudieron por tierra a aquel lugar, llegando antes que Jesús. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y sintió compasión de ella. La compasión no es lástima; compasión es sufrir con, asumir el problema de ellos, pues eran como ovejas sin pastor. Y estuvo enseñándoles largo rato. Jesús renuncia a estar con sus Apóstoles porque era lo más urgente: la misión. Entre esas dos funciones de pastor de discípulos y pastor del pueblo sufriente, siente la urgencia de atender primero a esa gente sencilla.
Celebración de la Eucaristía “Celebramos esta eucaristía alrededor de Jesús, el pastor bueno.”
En este momento en que celebramos esta eucaristía alrededor de Jesús, el pastor bueno, lejos de las preocupaciones y los ruidos cotidianos, es como si estuviéramos también nosotros compartiendo con él, compartiendo nuestro caminar cristiano, escuchando sus palabras.
Agradecimientos por los Años de Servicio “Para mí, en particular, dar gracias a Dios por los 53 años de sacerdocio.”
Para mí, en particular, dar gracias a Dios por los 53 años de sacerdocio, de estos 25 como Obispo. Creo que la mejor forma para estar con el Señor y agradecerle es justamente la Eucaristía, que es la acción de gracias por excelencia. Porque además Cristo en la Eucaristía hace realidad la comunión de los santos; es la presencia de los lejanos, de los que ya nos han dejado para siempre, que han dejado este mundo y que nos han acompañado a ustedes en su vida cristiana y a mí como sacerdote.
La Gracia de Dios “Mi vida entera ha transcurrido bajo el signo de la gracia de Dios.”
Mi vida entera ha transcurrido bajo el signo de la gracia de Dios, un don que yo he expresado en mi lema episcopal “Te basta mi gracia”, haciendo mía la respuesta del Señor a la súplica de San Pablo que por tres veces le pedía al Señor que le quitara un aguijón en la carne que lo atormentaba. La respuesta de Dios, “Te basta mi gracia”, es porque en nuestra debilidad se manifiesta plenamente el Señor, la gloria del Señor, el poder del Señor. Así que está indicando el Señor a Pablo y a todos nosotros que nadie puede atribuirse el éxito de nuestra actuación, de nuestra vida, porque todo es obra de él. Y quien tiene que brillar no somos nosotros, sino él, su gloria, para que el mundo descubra su amor y su misericordia.
Sobre el Sacerdocio y el Concilio Vaticano II “Tratar de resumir los dones de su gracia es imposible.”
Por eso tengo la certeza de que si algo bueno he hecho a lo largo de tantos años, a pesar de mis limitaciones y debilidades, ha sido por gracia de Dios, por obra de Dios. Tratar de resumir los dones de su gracia es imposible, solo compartiré algunos. Mi ser sacerdote ha sido marcado por los grandes cambios que se dieron en la iglesia con el Concilio Vaticano II, el nuevo Pentecostés, la efusión del Espíritu Santo que yo viví en mis años de seminario. Me fui formando ya con las palabras, los documentos, el espíritu del Vaticano II, cuyo fruto sigue marcando el camino de nuestra iglesia.
Experiencia como Migrante “Ser migrante es una característica de nuestra condición humana.”
En este espíritu de renovación y fervor conciliar, viví una experiencia como seminarista trabajando como peón entre los migrantes en Suiza, y luego como sacerdote por un total de 9 años. En ese tiempo, tuve la oportunidad de conocer lo que significa ser migrante: dejar la propia tierra y familia, experimentar el sentido de precariedad, no poder participar en pleno de la vida social y política, y a menudo ser mirados con recelo. Esa vivencia entre los pobres de los países ricos, mirada a la luz del evangelio, me hizo comprender que ser migrante es una característica de nuestra condición humana; en la tierra todos somos peregrinos, estamos de paso, y por tanto debemos mantener fija nuestra mirada en el cielo.
Servicio en Bolivia “Solicité a mi obispo de ir a la misión y él me envió a Bolivia.”
También ahí maduró mi deseo de servir a los pobres de los países pobres. Por eso solicité a mi obispo de ir a la misión y él me envió a Bolivia, donde ya estaban presentes sacerdotes de mi diócesis. Acepté, y llegué a La Paz en noviembre de 1979, en tiempos de dictadura militar. Esos años toqué con mis manos la violencia, el dolor, la muerte, el pisoteo de la institucionalidad y de los valores democráticos y evangélicos que causa todo sistema político extremista, sin importar el color de su bandera. Todos los extremismos son iguales.
Las Comunidades Eclesiales de Base “Gracias a esos hermanos y hermanas sencillos y pobres aprendí que ser misionero es vivir el misterio de la Encarnación.”
Pasé ocho años en una parroquia periférica, en la que tuve la gracia de conocer y compartir la vida de las comunidades eclesiales de base. Gracias a esos hermanos y hermanas sencillos y pobres, aprendí que ser misionero es vivir el misterio de la Encarnación, desprenderse de las seguridades y el modo de pensar propio, y compartir sus problemas, sufrimientos y anhelos. Puedo decir con toda verdad que es mucho más lo que he recibido de lo que he podido dar.
Encuentro con el Cardenal Julio Terrazas “Tuve la dicha de conocer al querido cardenal Julio Terrazas.”
Es en La Paz que tuve la dicha también de conocer al querido cardenal Julio Terrazas. En ese momento él era obispo auxiliar de esa iglesia. Él me pidió ser profesor, además de párroco, y más tarde servir en distintos oficios de la conferencia episcopal. Los 12 años pasados en la conferencia abrieron mi mente a la realidad eclesial de Bolivia, una iglesia pobre entre los pobres, pero sembradora. A pesar de tantos ataques e incomprensiones, sembradora de la verdad y la libertad, de la justicia y la paz, del amor y la solidaridad, los valores del Reino de Dios.
Nombramiento como Obispo Auxiliar de Santa Cruz “Juan Pablo II me pidió ser obispo auxiliar de Santa Cruz.”
En esa etapa, el Santo Padre Juan Pablo II me pidió ser obispo auxiliar de Santa Cruz. Conocedor de mis límites, tuve temor en decir sí, pero me animé a aceptar sabiendo que iba a estar al lado del cardenal Julio, amigo, maestro, pastor, servidor de todos, cercano a los pobres y luchador infatigable en contra de todo lo que atentaba a la dignidad humana y al bien común. Su palabra profética y valiente, creo que la extrañamos todavía hoy, llegaba a nuestros corazones, mantenía viva la fe en el Dios de la vida, y nos animaba a ser una iglesia abierta al mundo y cercana a los últimos.
Obras del Cardenal Julio “Quiero resaltar de manera especial la construcción del nuevo seminario San Lorenzo.”
Entre sus tantas obras e iniciativas, quiero resaltar de manera especial la construcción del nuevo seminario San Lorenzo, el apoyo al clero nativo, las asambleas y planes pastorales, la realización del segundo sínodo arquidiocesano, la visita pastoral en todas las parroquias, el plan de formación de laicos y la fundación de diaconía, realidades que marcan el caminar de nuestra iglesia cruceña hasta hoy.
Asunción como Arzobispo de Santa Cruz “El Papa Benedicto XVI me confió la responsabilidad de arzobispo de Santa Cruz.”
Cuando el cardenal Julio, por sus límites de edad, terminó su mandato, el Papa Benedicto XVI me confió la responsabilidad de arzobispo de nuestra querida iglesia de Santa Cruz. En este servicio no tuve mayor dificultad, porque el camino ya estaba trazado, lo había abierto el cardenal y solo había que seguir esos pasos y estar atentos, abiertos a los nuevos desafíos. De esos años de servicio, ustedes han sido todos testigos, pero sobre todo Dios. A él dejo todo en sus manos paternas, que conoce a fondo mi corazón y mi obrar.
Agradecimientos a la Iglesia de Bolivia “Agradezco a la Virgen María que siempre me acompañó con su amor maternal.”
El llamado a anunciar a Cristo, nuestra paz y nuestra justicia, como hemos escuchado en la segunda lectura, ha sido el verdadero e inestimable don de Dios, del que estoy muy contento y por supuesto muy agradecido. A estas gracias uno también a la Virgen María, que siempre me acompañó con su amor maternal. También mis agradecimientos sinceros van a toda la iglesia de Bolivia, a la que serví desde la conferencia, y a todos sus pastores, los hermanos obispos que me han acogido con tanto cariño.
Agradecimiento al Papa Francisco “Gracias a monseñor Fermín Emilio Sosa, quien hace presente al Papa Francisco.”
Esta mañana, en especial, quiero agradecer a monseñor Fermín Emilio Sosa, aquí presente, señor nuncio, que con su servicio y con su persona hace presente al Papa Francisco y también con su palabra. Es un gran honor tener al Papa entre nosotros. Mis parabienes también al secretario de la nunciatura, el padre Agabi, de la iglesia copta de Egipto, pero católica. Ahora el Papa lo manda a un servicio en África, lo manda a Mozambique. Miren qué bonito, la disponibilidad de ir a servir al Señor donde el Señor lo manda.
Agradecimiento al Episcopado cruceño “Gracias a nuestro querido arzobispo monseñor René.”
Un gracias muy particular a nuestro querido arzobispo monseñor René. Lo conocemos bien; él ha sido mi anterior colaborador, ahora yo soy el colaborador de él. También a mis hermanos monseñor Estanislao, con quien compartimos cada día nuestra amistad fraterna e inquietud pastoral, y con monseñor Braulio, amigo desde hace 50 años, que nos acompaña en este momento con su oración desde España. A él van los afectuosos saludos, no solo míos, pienso, sino de todos ustedes.
Agradecimiento a la Comunidad cruceña “Mis sentimientos de aprecio y gratitud a todos los sacerdotes, religiosos y laicos.”
Mis sentimientos de aprecio y gratitud también a todos los sacerdotes diocesanos, a las personas consagradas, religiosas y religiosos, a tantos laicos y laicas comprometidos en nuestras comunidades y parroquias, a todos ustedes aquí presentes y a los que están espiritualmente unidos a esta celebración a través de los medios de comunicación social. Gracias por su compromiso, por su testimonio de fe, por su amor al Señor y por sus muestras de afecto también a mi persona.
Pedido de Mons. Gualberti
Por último, un pedido: “Recen por mí… Que Dios se lo pague”.
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/