“De nosotros depende la construcción de una Bolivia en la que estemos bien, una Bolivia en la que haya proyectos de cambio y transformación social”, señaló el Presidente de la CEB
Prensa CEB 04.08.24.- Este domingo 4 de agosto, desde la Catedral Santísima Trinidad en el Vicariato Apostólico del Beni, el Obispo y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, en su reflexión dominical dirigió un mensaje a la nación en vísperas de la celebración del Día de la Patria, donde abordó con firmeza la realidad que vive Bolivia, destacando el aumento de la pobreza, la inseguridad jurídica y la división social que aqueja al país.
“En los próximos días celebraremos el día de nuestra patria Bolivia, este año vivimos duras pruebas. Estamos siendo testigos de la dura realidad del aumento de la pobreza en nuestro país. Celebramos el día de la patria en medio de una sensación de inseguridad Jurídica, un aumento de la división, el odio y una indignación general”, manifestó la autoridad eclesial respecto de la crisis social y económica que vive el país.
Asimismo, señaló que “se habla de diálogo y unidad, pero pareciera que estas están cada vez más lejanas. Asistimos a diario al espectáculo de los insultos y descalificaciones de una y otra corriente política, que provocan discriminación entre personas y grupos de un mismo pueblo”.
El Mons. Pesoa aseguró que la injusticia por todas partes es una “muestra dramática de que la justicia en el país está debilitada”, e insistió “que la garantía de seguridad jurídica para los ciudadanos está siendo debilitada y golpeada”.
“De nosotros depende la construcción de una Bolivia en la que estemos bien y deseemos quedarnos y no partir a otros lugares. Una Bolivia en la que haya proyectos de cambio y transformación social y no proyectos de poder, que no tienen en cuenta las necesidades del pueblo. Una Bolivia con fe en Cristo en la que nos pongamos a trabajar con honestidad, amor y gratuidad por construir una Patria para todos, una Patria de todos y una Patria con todos”, dijo, instando a los católicos a reavivar su fe y mirar más allá de las dificultades actuales: “Como católicos y por nuestra fe sabemos que no estamos solos. Nos viene bien mirar más allá. Mirar un horizonte luminoso de salvación en estos días”.
“Ante este panorama, de pruebas e incapacidades de los seres humanos para construir una sociedad solidaria, de progreso, de esfuerzo, de búsqueda del bien común, nos viene bien reavivar la fe y mirar a la realidad invisible, ayudados inspirados y confiados en la Palabra de Dios”, expresó, mostrando su esperanza en un futuro mejor y en la capacidad del pueblo boliviano para superar las adversidades.
Reflexionando el Evangelio de Juan (6, 24-35), en el que Jesús explica que Él es el verdadero pan de Dios, el Obispo invitó a reflexionar sobre tres tipos de hambre: material, espiritual y existencial. El hambre material se refiere a la falta de sustento diario, mientras que el hambre espiritual es la ausencia de Dios en la vida de las personas que creen no necesitarlo. El hambre existencial se manifiesta en la pérdida de discernimiento entre el bien y el mal, causando injusticias y desconfianza.
Mencionó que la salud es un área crítica en el país, con un sistema sanitario débil que no puede atender adecuadamente a los enfermos, obligándolos a aceptar la enfermedad o la muerte por falta de recursos.
El Mons. Pesoa remarcó que el verdadero amor a Dios y al prójimo es esencial para evitar el engaño, la mentira y las injusticias. “Solamente Dios es el alimento que puede saciar el hambre en la vida del cristiano, afirmó.
Domingo 18 Ordinario (B)
El pan de vida es el que Dios da
Jn 6, 24-35
04.08.2021
1.- El alimento recibido es signo y expresión de la fidelidad y compromiso de Dios, que siempre escucha el clamor y necesidad de su pueblo, aunque muchas veces cae en la tentación y nostalgia de la vida pasada, Egipto. Tentación que se replica en el ser humano que piensa que alejándose de Dios le irá mejor, o que abandonar a Dios y ponerse al servicio de otros dioses, sean estos políticos, sociales o ideológicos estará por buen camino.
En el Evangelio (Jn. 6, 24-35) es la multitud que busca a Jesús, sin entender del todo los «signos y prodigios» que el Señor ha realizado.
Sus oyentes, no ven más allá de los milagros de los que ellos fueron testigos. Ellos comieron en la multiplicación de los panes, pero no entendieron que multiplicar no es solamente sumar, sino saber compartir.
Los oyentes de Jesús estaban convencidos que: «el maná era el verdadero y auténtico milagro de Dios» sin embargo Jesús responde de manera muy clara. Con su Palabra Él les abre la mente, el entendimiento y el corazón para descubrir que es el mismo Jesús la presencia y la obra de Dios Padre.
Jesús les dice: En primer lugar, les recuerda que no fue Moisés el que les dio el maná en el desierto, sino el mismo Dios, que los sacó de Egipto. En segundo lugar, les recuerda que el maná no es el verdadero pan de Dios, sino que es apenas un signo de lo que Dios puede hacer.
El verdadero Pan de Dios es el que «baja del cielo y da vida al mundo». Jesús no ocupa, ni es un sustituto o reemplazo de Moisés, Jesús es mucho más grande que Moisés. Él es el verdadero pan del cielo y que da vida a toda la humanidad.
2.- La Palabra de Dios nos hace la invitación a reflexionar sobre algunos aspectos humanos y cristianos:
El hambre, no solo el referido al hambre del pan material, sino también al hambre de pan espiritual y el hambre o vacío de la existencia humana.
a)Y pensar cuantas personas y familias, en nuestros días, carecen del sustento diario, mientras en algunas mesas se desprecia lo que se tiene.
b) La ausencia del pan espiritual, en tantos hermanos, que han desterrado a Dios de sus vidas, creyendo que no se necesita a Dios que: con sus propias fuerzas, poder e inteligencia humana pueden conseguirlo todo. Hambre espiritual cuando se cree que nada es pecado y que todo está permitido.
c) El hambre existencial cuando se ha perdido la conciencia entre los que es bueno y lo que es malo. Hambre en la existencia, cuando se cree poseedor o dueño de la verdad, esta pretensión causa las injusticias que daña y destruye las relaciones fraternas, lleva a la desconfianza de lo bueno que hay en el ser humano.
La salud, ante la enfermedad descubrimos que no somos invulnerables, que somos frágiles. Así, vemos como el sistema sanitario, en la atención al pueblo en sus enfermedades, en nuestro país, siguen a merced de un sistema sanitario débil y olvidado, cuando debía ser una prioridad.
Cuántos hermanos enfermos que no tienen la medicina necesaria y cuántos por no tener la ayuda, tienen que aceptar la enfermedad o la muerte por no tener con que pagar. La realidad está muy lejos de como muchas veces se nos quiere hacer creer.
El hambre ante la falta del verdadero amor a Dios y al prójimo, temor de Dios, esta falta conduce al engaño, la mentira, las injusticias, el abuso de poder, la mentira, la intolerancia y son una gran falta de amor a Dios y al prójimo cuando se cree que se vivirá para siempre.
Hoy Palabra del Señor nos llama a estar atentos para no quedarnos con hambre y saber que si tenemos a Dios en nuestra vida nunca tendremos hambre, solamente Dios es el alimento que puede saciar el hambre en la vida del cristiano.
3.- En los próximos días celebraremos el día de nuestra patria Bolivia, este año vivimos duras pruebas. Estamos siendo testigos de la dura realidad del aumento de la pobreza en nuestro país.
Celebramos el día de la patria en medio de una sensación de inseguridad Jurídica, un aumento de la división, el odio y una indignación general. Se habla de dialogo y unidad, pero pareciera que éstas están cada vez más lejanas. Asistimos a diario al espectáculo de los insultos y descalificaciones de una y otra corriente política, que provocan discriminación entre personas y grupos de un mismo pueblo.
La injusticia por todas partes es una muestra dramática de que la justicia en el país está debilitada. La garantía de seguridad jurídica para los ciudadanos, está siendo debilitada y golpeada.
De nosotros depende la construcción de una Bolivia en la que estemos bien y deseemos quedarnos y no partir a otros lugares. Una Bolivia en la que haya proyectos de cambio y transformación social y no proyectos de poder, que no tienen en cuenta las necesidades del pueblo.
Una Bolivia con fe en Cristo en la que nos pongamos a trabajar con honestidad, amor y gratuidad por construir una Patria para todos, una Patria de todos y una Patria con todos.
Como católicos y por nuestra fe sabemos que no estamos solos. Nos viene bien mirar más allá. Mirar un horizonte luminoso de salvación en estos días. Ante este panorama, de pruebas, e incapacidades de los seres humanos para construir una sociedad solidaria, de progreso, de esfuerzo, de búsqueda del bien común. Nos viene bien reavivar la fe y mirar a la realidad invisible, ayudados inspirados y confiados en la Palabra de Dios. Así sea