Desde Urcupiña, el Mons. Aparicio resalta la presencia constante de Jesús en medio del sufrimiento y el consuelo de la Virgen María
Prensa CEB 11.08.24.- Desde el Santuario de la Virgen María de Urcupiña, en Quillacollo, Cochabamba, el Arzobispo, Mons. Oscar Aparicio, remarcó la presencia constante de Jesús en nuestras vidas y su amor profundo frente a situaciones de sufrimiento, recordando que Jesús es “el Pan vivo bajado del cielo”, una proclamación que nos ofrece no solo alimento espiritual, sino también la fuerza necesaria para enfrentar las adversidades.
Este domingo 11 de agosto, el Mons. Aparicio, en su reflexión sobre las lecturas, hizo hincapié en la providencia y salvación de Dios, que es el “alimento necesario para que podamos ser anunciadores de la Buena Noticia”. Además, hizo mención al profeta Elías y comparó su situación con la carencia de las necesidades, crisis y de entendimiento que se vive en la actualidad: “Cuánto sufrimiento, cuánto miedo, cuánta situación difícil que toca vivir. Yo espero que nosotros encontremos el consuelo y la fuerza también en estas palabras de Dios al mismo estilo del profeta Elías”.
Sobre el Evangelio de la liturgia de Juan, ante la afirmación de Jesús, que dice “He bajado del cielo” (Jn 6,38), el Arzobispo señaló que “tenemos a Jesús en medio nuestro, tenemos al Señor que no nos abandona, el Señor que provee las mesas, tenemos a Él que nos da su alimento, tenemos a él que redime, que se preocupa de cada uno de nosotros”.
Este mensaje, transmitido desde el Santuario, resuena especialmente en tiempos de sufrimiento, crisis y dificultades, recordándonos que Jesús está siempre presente, caminando con nosotros y proveyendo nuestras necesidades: “Este Jesús eucarístico que camina en nuestras calles es aquel que nos auxilia y, espero hermanos, que en ustedes descienda este amor profundo de parte de Dios frente a las situaciones de sufrimiento. Que vean que el Señor, este Pan no solo nos da la fuerza y el alimento, sino que está con nosotros”.
“La Virgen nos ha concedido la posibilidad, es la puerta que ha abierto, a que Dios mismo esté presente”, mencionó con devoción el Mons. Aparicio, haciendo referencia a la importancia de la Virgen de Urcupiña en la vida de los fieles.
“De Dios viene la vida, de Dios viene a la fuerza, de Dios viene la salud, de Dios y de Jesucristo viene el alimento. Dios viene a través también de María a nosotros, aquí en nuestra patria, en nuestra tierra, en nuestras familias, viene esta real presencia y permanencia del Pan bajado del cielo”, afirmó la autoridad eclesial, resaltando la imagen de la niña pastorcita, de la campesina que humilde y con mirada sencilla pudo anunciar la llegada de la Virgen: “Ya viene es la Señora, reconocemos su presencia y aunque es Asunta los cielos, permanece también en medio nuestro, es decir, así como Jesús no se ha ido para desentenderse de nosotros, María tampoco, ella más que nadie permanece con nosotros, vigila por nosotros, nos acompaña, nos consuela, nos puede cubrir con aquel manto sagrado suyo”, manifestó.
“Gracias Señor por la Virgen María, gracias por este Pan bajado del cielo, Jesús nuestro Señor, gracias porque nos permite ser peregrinos, aquellos que podemos llegar a este lugar a los pies de la virgencita de Urcupiña y que de aquí, igual que el profeta, saquemos el aliento la fuerza en nuestro camino, en nuestro itinerario de la vida de la vida, cotidiana y también de nuestro itinerario de fe”, concluyó el Mons. Oscar Aparicio, reconociendo la profunda conexión entre la devoción mariana y la presencia de Jesús en nuestras vidas. Desde el Santuario de Urcupiña, nos invita a encontrar en la fe el aliento y la fuerza para seguir adelante en nuestro camino.