Mons. Jorge Herbas motiva a los creyentes a encarnar la presencia amorosa de Dios en el mundo
Prensa CEB 12.08.24.- Este 11 de agosto, en su reflexión dominical, el Mons. Jorge Herbas, Obispo de la Prelatura de Aiquile, invitó a los creyentes a encarnar la presencia amorosa de Dios en el mundo: “Estamos llamados a encarnar esta sabiduría de Dios en el mundo”.
Desde la Catedral San Pedro de Aiquile, el Obispo vinculó el pasaje del Evangelio de Juan (Jn 6, 41-51) con la historia del profeta Elías (1 Re 19, 4-8) y su lucha contra la corrupción social y religiosa en Israel: “La figura del profeta Elías es una experiencia de un hombre que arde de celo por Dios y un hombre que está preocupado por la corrupción social y religiosa de su pueblo, y quiere, y aboga para que se establezca la verdadera fe, la verdadera religión”, compartió el Mons. Herbas, aclarando que la misión de Elías no era fácil, sin embargo, con la ayuda de Dios recibió la fuerzas e hizo posible lograr su propósito.
La autoridad eclesial comparó esta experiencia de fe de Elías con el Evangelio de Juan, donde Jesús dijo: “Yo soy el pan bajado del cielo”, una proclamación que el Obispo señaló como una invitación a dar “el salto de la fe”, comprender que Jesús es el verdadero alimento que nutre no solo el cuerpo, sino también el espíritu.
“Jesús nos está invitando a que cada uno también encarne esa presencia amorosa de Dios y seamos instrumento de Dios, para la santificación y la salvación de todos los hombres”, señaló el Obispo Herbas, llamando a imitar a Jesús y practicar la ley del amor.
El Obispo de Aiquile explicó que Dios mismo quiso hacerse alimento de cada día y está presente en la Eucaristía, “para que nosotros también nos hagamos Eucaristía”. “Estamos llamados a encarnar esta sabiduría de Dios en el mundo, a ser también, nosotros, testigos e instrumentos de Dios, como Jesús que nos alimenta, que alimenta también al mundo, a las personas de tantos tipos de hambre que sufrimos”, llamó.
Al finalizar, el Obispo Herbas manifestó que no solo se trata del “pan material”, sino de “la paz interior, se trata de una verdadera felicidad, y queremos, claro, que esa felicidad sea eterna y no solamente en esta felicidad temporal”, sostuvo.