Monseñor Tito Solari llama a ser signos vivos de la presencia de Dios en la comunidad
Prensa CEB 9.11.2024.- En el marco de la celebración de la fiesta de la Basílica de San Juan de Letrán, monseñor Tito Solari, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Cochabamba, baso su homilía espiritual sobre el simbolismo del templo en la fe cristiana y su significado para la comunidad eclesial. Durante su reflexión, monseñor Solari resaltó el papel del templo como un lugar de encuentro con Dios y un símbolo vivo de su presencia en medio del pueblo.
Desde la capilla principal de la Casa de Retiros Cardenal Clemente Maurer en Cochabamba y en su tercer día de trabajo de los obispos, el monseñor Tito Solari fue el encargado de presidir la eucaristía de hoy, recordando el rol que tuvo el templo de Jerusalén en la historia del pueblo de Israel, describiéndolo como una imagen visible de la presencia divina, “Dios le dio a su pueblo el templo para mostrar su presencia y congregar a los fieles en un mismo lugar de oración”, manifestó.
La celebración de hoy se centró en la Basílica de San Juan de Letrán, conocida como la “madre y cabeza de todas las iglesias”. Su historia se remonta al siglo IV, cuando el emperador Constantino permitió la libertad de culto y fue el mismo Constantino quien otorgó el título a esta basílica, dedicada a San Juan Bautista y más tarde también a San Juan Evangelista por el Papa Silvestre. Esta basílica, añadió monseñor, fue el centro de grandes proclamaciones de la Iglesia, como el anuncio del Concilio Vaticano II por San Juan XXIII.
Al recordar sobre la importancia de los templos, monseñor Solari enfatizó que, más allá de las estructuras físicas, “nosotros mismos somos el templo vivo de Dios”. Citando al apóstol San Pablo, subrayó que los creyentes son llamados a ser signos vivos de la presencia de Dios, “nuestro desafío es ser templos vivos de Dios, un signo constante de su amor y salvación», expresó.
La homilía de monseñor Solari también resaltó la vocación de cada persona como un llamado a ser “un signo de Dios en la historia”; esta vocación, explicó, nos invita a dejar una huella significativa en el mundo y a reflejar el amor de Dios en nuestras acciones cotidianas.
Finalmente, monseñor Solari recordó a los presentes la importancia de la comunión en la Iglesia y llamó a todos a ser “templos vivos” y “signos de unidad” que fortalezcan los lazos de amor y fe en las comunidades. “Sigamos el ejemplo de María, quien fue el primer templo de Cristo en la historia”, concluyó, inspirando a la comunidad a ser portadores de la presencia de Dios dondequiera que vayan.
Esta festividad, señaló el arzobispo emérito, es una oportunidad para redescubrir la misión que todos compartimos como cristianos de ser templos vivos y signos de comunión en el mundo.