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«El custodio del equilibrio entre la ley y el amor», Arquidiócesis de Santa Cruz recuerda al P. Renzo Rondó, juez eclesiástico que hizo de la justicia un acto de fe

Prensa CEB 22.10.2025. En medio del dolor y la sorpresa por su partida, recordamos al P. Renzo Enrique Rondó Gutiérrez, quien con su vida sacerdotal nos enseñó que la justicia y la misericordia pueden caminar de la mano. Desde su vocación como juez eclesiástico, fue un verdadero custodio del equilibrio entre la ley y el amor, un hombre que transformó la aplicación de la justicia en un acto de fe y servicio.

Su testimonio, breve pero luminoso, nos invita a contemplar la entrega silenciosa de tantos sacerdotes que trabajan por el bien de la Iglesia y del pueblo, muchas veces sin reconocimiento. Este homenaje no solo recuerda su labor profesional, sino sobre todo la humanidad y la ternura con que administró la justicia, dejando una huella profunda en quienes lo conocieron y, especialmente, en los jóvenes que hoy buscan inspiración y guía para sus vidas.

1. Nacido para servir: una vocación desde el silencio

El Padre Renzo Enrique Rondo Gutiérrez nació en La Paz, el 2 de marzo de 1983. En su vida temprana ya se percibía esa mirada limpia, esa forma de escuchar que prefiguraba su vocación sacerdotal. Fue un joven que aprendió a reconocer la voz de Dios no en los aplausos, sino en el silencio interior.

Cuando sintió el llamado, respondió con decisión. Ingresó al camino formativo del Seminario Mayor San Lorenzo, donde cultivó no solo la inteligencia teológica, sino sobre todo la sensibilidad pastoral. Allí aprendió —como repetiría muchas veces— que “el sacerdocio no es un mérito, sino una respuesta amorosa al amor primero de Dios.”

2. Una vida ofrecida desde el altar

Fue ordenado sacerdote diocesano el 9 de enero de 2014, iniciando un ministerio fecundo, lleno de alegría y entrega. Quienes lo conocieron saben que celebraba la Eucaristía con una mezcla de humildad y gozo que contagiaba. Su sonrisa serena, su tono pausado, su cercanía con los fieles, lo convirtieron en un pastor querido y accesible.

Diez años después, en enero de 2024, la Iglesia cruceña celebraba con gratitud su décimo aniversario sacerdotal, reconociendo en él un servidor que había hecho de su vocación una donación constante a los más necesitados. En aquella misa, sus hermanos recordaron su frase habitual: “Amigo, adelante”, como una invitación a no rendirse jamás en el camino del Evangelio.

3. Estudiante del Evangelio en el corazón de la Iglesia

Entre 2017 y 2020, el Padre Renzo vivió una etapa de estudio y crecimiento espiritual en Roma, donde obtuvo su Licenciatura en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Lateranense, conocida como “la Universidad del Papa”.

Lejos de su tierra, no perdió su sencillez. Vivía en comunidad con otros sacerdotes, aprendiendo de las diversas culturas y sintiéndose parte de una Iglesia verdaderamente universal. Allí escribió a sus amigos que lo más hermoso del sacerdocio era “seguir aprendiendo a amar como Cristo ama, incluso en la distancia.”

4. De regreso a su tierra: servir con sabiduría y alegría

A su retorno a Santa Cruz de la Sierra en 2020, fue nombrado Vicario Judicial Adjunto del Tribunal Eclesiástico, y continuó sirviendo como Vicario Parroquial de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Su formación jurídica nunca lo apartó del pueblo: más bien, lo acercó aún más, porque comprendía que la justicia eclesial debía ser siempre rostro de misericordia.

En sus homilías solía decir que “la verdad sin caridad se vuelve fría, y la caridad sin verdad se desorienta.” Así entendía su servicio: con rigor, pero con ternura.

5. Pastor y guía en la comunidad de San Pedro Apóstol

En junio de 2023, fue posesionado por Mons. René Leigue Cesari como párroco de San Pedro Apóstol, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Era un momento de gran alegría para él, porque consideraba a esa comunidad como su nueva familia.

Desde el primer día se propuso “caminar junto al pueblo, no delante ni detrás”, impulsando la comunión, la participación y la alegría cristiana. Allí, entre celebraciones, catequesis y visitas a los enfermos, siguió sembrando fe con la paciencia de quien sabe que las semillas del Evangelio germinan en su tiempo.

6. Una enfermedad abrazada con fe

El Padre Renzo vivió sus últimos meses con la serenidad de los que confían en el plan de Dios. La enfermedad no apagó su espíritu; al contrario, lo purificó. “El Señor me enseña a soltar —decía—, para poder descansar en sus manos.”

Su partida, en la madrugada del lunes 20 de octubre de 2025, a los 42 años, fue una llamada temprana, de esas que solo el cielo comprende. Como escribió el Clero Diocesano: “El Señor lo llamó pronto desde la enfermedad, como quien recoge una flor antes de que se marchite, porque su corazón ya estaba listo para el cielo.”

7. El eco de su testimonio: un ejemplo para las nuevas generaciones

Su vida, aunque breve, fue luminosa. En el Seminario Mayor San Lorenzo, muchos seminaristas lo recuerdan como un formador exigente, pero profundamente humano; en las parroquias donde sirvió, como un amigo que escuchaba sin juzgar.

El Padre Renzo deja a los jóvenes un mensaje claro: la santidad no consiste en vivir mucho, sino en amar intensamente. Que su vida inspire a otros a creer que seguir a Cristo vale la pena, incluso cuando el mundo no lo entienda.

Su voz —“Amigo, adelante”— sigue resonando, invitando a caminar, a no detenerse, a confiar en el Señor.

8. La esperanza que no muere

El Clero Diocesano lo despidió con palabras de fe:

“Confiamos en que Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, lo reciba en su Reino, y que desde el cielo siga intercediendo por su Iglesia, sus hermanos sacerdotes y por las vocaciones al sacerdocio y vida religiosa.”

Padre Renzo, tu paso breve fue fecundo. La Iglesia cruceña te agradece por mostrar que el sacerdocio no es prestigio, sino servicio; no es poder, sino donación.

Descansá en la paz del Señor resucitado, y seguí acompañándonos con esa sonrisa que hablaba más que mil palabras.

Gentileza https://campanas.iglesiasantacruz.org/

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