Iglesia hace un llamado a cumplir promesas y ser solidarios con los que sufren en Bolivia
Prensa CEB 26.10.2025. En un momento especial de la historia política y social de Bolivia, Mlons. Giovani Arana, obispo de la Diócesis de El Alto y Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana, en su homilía dominical compartió un mensaje dirigiéndose a las autoridades elegidas y al pueblo de Dios: “han recibido el voto de la gente porque confiaron en lo que ustedes prometieron, es hora de que cumplan, no defrauden a miles de bolivianos que confiando en sus promesas les dieron su voto”, destacó que la etapa que se vive exige un cambio efectivo y una respuesta responsable hacia quienes sufren pobreza y carencias.
El mensaje también hizo un énfasis especial en la responsabilidad compartida. No solo las autoridades tienen el deber de actuar, sino que cada ciudadano está llamado a no ser indiferente ante el sufrimiento de los demás. Mons. señaló que Dios está presente en la vida de los pobres y los necesitados a través del testimonio de vida cristiana que cada uno pueda ofrecer, exhortando a no perder la sensibilidad hacia quienes enfrentan dificultades y a ser solidarios, aún desde las propias carencias.


Finalmente, el obispo destacó un llamado a la comunidad cristiana y a la sociedad en general para mantener viva la solidaridad y la acción concreta hacia el cambio social. Estar cerca de los que sufren, atender a sus necesidades y evitar posturas de indiferencia o soberbia, lo que es fundamental para la construcción de una nación más justa y humana, donde cada persona pueda sentirse acompañada y valorada en su dignidad.



A continuación la homilía completa.
DOMINGO XXX – TIEMPO ORDINARIO
Saludo con afecto a cada uno de ustedes hermanos y hermanas, sean bienvenidos a esta celebración quienes están aquí presentes y también saludamos a todos quienes nos siguen por los diferentes medios de comunicación desde sus hogares, en los hospitales, en las cárceles, nos unimos a ellos espiritualmente para celebrar esta Eucaristía en la que queremos agradecer al Señor el don de la vida y por estar siempre presente en nuestra historia.
Estamos como bolivianos viviendo una etapa nueva en nuestra historia y en nuestra vida política todo boliviano está atento de lo que ocurrirá a futuro queda sin embrago claro que el deseo de todos es que retorne a nuestro país una estabilidad económica, social y política que nos permita avanzar como nación y vivir tranquilos lejos de incertidumbres y miedos, confiemos también este momento histórico que vive nuestro país a la acción de la Divina Providencia recordando lo que nos dice el Salmo de hoy… “el Señor está cerca del que sufre”.
Nunca lo olvidemos Dios es cercano al que sufre Dios establece con aquel que cree y se apoya en Él una relación de cercanía, especialmente con el que se reconoce necesitado de Él, con el que sufre, con el pobre, y es justamente de esto de lo que el Señor nos habla el día de hoy por medio de su Palabra que acabamos de escuchar y ojalá que también acojamos este mensaje con un corazón bien dispuesto para que así esta Palabra de frutos en nuestra vida. Dios no es un Dios sordo o desentendido de la historia humana desde un principio el Señor ha caminado junto a su pueblo, pensemos en toda la experiencia narrada en el libro del Éxodo o veamos cómo Dios a lo largo de la historia ha ido suscitando a reyes, a profetas y acontecimientos, hasta que en la etapa final envió a su propio Hijo Jesucristo, con el único fin de estar atento a nosotros y mostrarnos así su cercanía.
Estar atentos en nuestra relación con Dios es lo que encontramos relatado en la primera lectura en el libro del Eclesiástico… “El Señor escucha la súplica del oprimido; no desoye la plegaria del huérfano, ni a la viuda” …pero antes dirá el autor bíblico… “no hace distinción de personas”, qué significa esto, lo que pasa es que Dios no deja abandonado al pobre pero está atento a todos, sabe que hay personas que necesitan mayor atención, mayor cuidado, por eso se hace referencia a categorías concretas, al pobre, a la viuda que podríamos decir son realidades que están presentes no son solo categorías sociológicas que forman parte de estadísticas son personas de carne y hueso que sufren hoy mismo podemos identificar rostros sufrientes el pobre, el enfermo, el migrante, el preso, el niño y la mujer que sufre violencia, el anciano que experimenta rechazo y abandono, los jóvenes que experimentan en sus vidas soledad y sin sentido, y como lo dice el documento de Aparecida estos “rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”.
Aquí la pregunta fundamental que debemos hacernos es si Dios está cerca y atento al que sufre… ¿nosotros estamos también cerca y atentos al sufrimiento de los demás? …decíamos al inicio que Bolivia pasa por un momento particular donde vemos que ha aumentado el número de personas pobres, el número de personas que sufren, seguramente será tarea de las nuevas autoridades elegidas el hacer algo por esta realidad, es el momento de cambiar, como ellos mismo lo decían, la vieja política, aquella que se basaba en muchas promesas y casi ningún cumplimiento, me dirijo a las autoridades elegidas han recibido el voto de la gente porque confiaron en lo que ustedes prometieron, es hora de que cumplan, no defrauden a miles de bolivianos que confiando en sus promesas les dieron su voto.
Pero queridos hermanos y hermanas no es solo responsabilidad de quienes nos gobiernan cambiar esta realidad, si bien ellos deben hacer lo que les toca a partir de sus responsabilidades cumplir lo que prometieron también nosotros no podemos quedarnos de brazos cruzados frente al sufrimiento de muchos y no hacer nada esperando que otros hagan algo. Dios quiere también hacerse presente en la vida del pobre del que sufre…por medio de nuestro testimonio, por eso como hijos e hijas de Dios como discípulos y discípulas de Cristo, estamos llamados a dar testimonio de nuestra vida cristiana, siendo atentos y cercanos al clamor de los pobres, no perdamos la sensibilidad por los que sufren, por el contrario seamos solidarios, incluso desde nuestras necesidades y carencias.
Recordemos que hace algunos días atrás el Papa León nos ha regalado su primera exhortación apostólica “Dilexi te” …sobre el mandato de Cristo de amar a los pobres, no es sino una continuación a la larga reflexión de la Iglesia sobre este tema y una continuación a la constante referencia que hacia su predecesor el Papa Francisco, este aporte del papa León muestra la actualidad y necesidad de reflexionar sobre esta realidad en dicho documento el Papa es claro cuando dice: “El cristiano no puede considerar a los pobres sólo como un problema social; estos son una “cuestión familiar”, son “de los nuestros”. Nuestra relación con ellos no se puede reducir a una actividad o a una oficina de la Iglesia” …se nos provoca a ponernos manos a la obra por el trabajo a favor del pobre y no quedarnos solo con reflexiones, aquí lo que importa son las obras.
El testimonio de san Pablo debe alentarnos a vivir nuestra vida cristiana con entusiasmo para llegar al final tener la misma certeza de san Pablo: “he peleado hasta el fin el buen combate”, pelear el buen combate significa el esforzarse de dar buen testimonio de vida cristiana, seguramente nos enfrentaremos como el apóstol sufrimientos y abandono, pero no olvidemos que el Señor estará, como lo estuvo con san Pablo, a nuestro lado, dándonos fuerzas.
El evangelio nos presenta en ese mismo sentido una reflexión sobre la figura del que se cree justo ante Dios y los demás y de aquel que se reconoce pecador, dice el texto: “Dos hombres subieron al Templo para orar…el fariseo, de pie, oraba así… «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas» …en cambio el publicano…que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!»” …dos imágenes claramente opuestas que nos muestras dos modos de relacionarse con Dios o mejor dicho dos modos de presentarse ante el Señor.
¿Está la figura del fariseo que piensa que todo lo hace bien cree que por cumplir algunas normas religiosas piensa que es mejor que otros se compara con el pecador cayendo en la cuenta que no es igual a él, pero no se da cuenta que esta cayendo en el pecado de la soberbia, del no reconocer también su condición pecadora, y necesitada de Dios, quien se presenta como el fariseo está en otras palabras diciéndole a Dios, ya no necesito de ti, soy tan bueno que nada ya puedes hacer por mí.
Como opuesto está el publicano se reconoce pecador, incluso en sus actitudes, “manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho” y reafirma esa su condición de pecador pidiendo perdón claramente una actitud humilde que es capaz de reconocer su realidad que al fin y al cabo es la realidad de todo autentico creyente reconocerse pecador y saberse necesitado de la misericordia de Dios.
Todo esto es también un llamado a ser una Iglesia humilde y servidora, estamos viviendo el periodo de implementación del Sínodo de la Sinodalidad en el que estamos llamados todos a hacer realidad aquellas conclusiones que se nos han presentado, estamos llamados a ser comunidades sinodales, por eso será importante adoptar actitudes personales concretas, hacer que nuestra vida sea sinodal, eso pasa por vivir la virtud de la humildad, reconocer lo que somos, reconocer nuestras limitaciones…y aceptar que para caminar en la vida cristiana necesitamos de Dios y de los demás, y así podremos también nosotros, reconocer las necesidades de los demás y ponernos a su servicio, por eso debemos evitar caer en la autoreferencialidad y presentarnos como comunidad de los ya salvados, estamos en camino a la salvación.
Que la Virgen María. sierva humilde que se puso al Servicio de Dios interceda por todos nosotros y que a ejemplo suyo reconociendo nuestra pequeñez, seamos capaces de ponernos al servicio de Dios, sirviendo a los más necesitados.







