«No hay Teología Pastoral en salida sin compasión», Padre Manuel Hurtado en la Euaristía por los 25 años de Teología Pastoral
Prensa CEB 20.11.2025 La Facultad de Teología de la Universidad Católica Boliviana San Pablo Sede Cochabamba, celebra los 25 años de la Especialidad Teología Pastoral con el III Simposio de Posgrado, en este contexto la Eucaristía Solemne fue presidida por el Presidente de la Facultad Dr. Padre Manuel Hurtado en compañia de los Directores de Especialidad en Teología Espiritual, Misionología y alumnos sacerdotes que están participando en el Simposio, al igual que religiosas, seminaristas, laicos, docentes nacionales e internacionales que se están participando de manera presencial del III Simposio.








HOMILÍA – 25 años Teología Pastoral – Simposio de Posgrado 2025
Jueves XXXIII, Tiempo Ordinario
Simposio de Posgrado FTSP 2025
Queridas hermanas y hermanos:
Celebramos los 25 años de Teología Pastoral en el corazón de estos días intensos del Simposio, donde juntos estamos intentando pensar una teología pastoral en salida, una teología que quiere ponerse al servicio de los pueblos, de la misión, del cuidado de la Casa Común y de una Iglesia sinodal. Y en medio de este esfuerzo, la liturgia de hoy nos sorprende con dos textos fuertes, incluso incómodos: el gesto violento de Matatías en el libro de los Macabeos, y el llanto de Jesús sobre Jerusalén.
Ambos textos, tan distintos, nos colocan frente a la misma pregunta fundamental:
¿Cómo discernir hoy lo que conduce a la paz, a la fidelidad y a la vida?
1. Matatías: fidelidad apasionada… y peligrosa
En la primera lectura vemos a Matatías defendiendo la alianza, resistiendo la imposición cultural y religiosa del rey Antíoco. Su gesto es extremo, violento, y la Iglesia no lo propone como modelo literal de acción, sino como símbolo de un discernimiento que distingue lo esencial de lo secundario.
Aquí, más allá de la violencia del relato, resuenan dos intuiciones válidas para nosotros:
- La fe no puede negociarse cuando está en juego la dignidad, la identidad profunda, la justicia y la vida.
Matatías dice: “Nos mantendremos fieles a la alianza de nuestros padres”.
Es la afirmación de una identidad que no se compra ni se vende.
- Frente a la presión cultural, no todo se puede relativizar.
En tiempos de Antíoco, el poder quería uniformar. Hoy, también hay poderes que quieren reducir la vida a consumo, eficiencia y descarte.
El pueblo que busca ser fiel necesita discernimiento y coraje.
En este Simposio estamos hablando precisamente de esto:
¿Cómo formar una conciencia pastoral capaz de resistir las lógicas que destruyen la vida, la creación y la dignidad humana?
2. Jesús llora sobre Jerusalén: la violencia como fracaso
El Evangelio nos lleva en otra dirección: no ya al celo violento, sino al dolor profundo.
Jesús no grita, no degüella… Jesús llora.
Llora porque Jerusalén no reconoce el paso de Dios.
Llora porque quienes se creían fieles se han endurecido.
Llora porque la ciudad que debía ser lugar de paz ya no sabe lo que significa la paz.
La escena es profética:
Cuando la religión pierde su capacidad de escuchar, discernir y acoger el camino de Dios, termina generando violencia que se vuelve contra ella misma.
Y esta palabra es también para la Iglesia, para nuestras comunidades, para nuestros proyectos pastorales, para nosotros como teólogos y teólogas.
Jesús llora cuando convertimos la fidelidad en rigidez, y el celo en exclusión.
Llora cuando la pastoral se vuelve fría, autorreferencial, sin pueblo y sin compasión.
Llora cuando la teología pierde el contacto con el clamor de la tierra y de los pobres.
3. Entre Matatías y Jesús: discernir la fidelidad verdadera
El contraste entre las dos lecturas es deliberado.
La liturgia nos enseña que la fidelidad no se juega en la violencia sino en el discernimiento.
Matatías representa la defensa apasionada de la identidad.
Jesús representa la purificación del celo en clave de misericordia, diálogo y paz.
La pregunta es:
¿Cómo mantener una fidelidad que no derive en violencia?
¿Cómo sostener el celo por la alianza sin destruir al hermano?
¿Cómo defender la verdad sin abandonar la compasión?
Hoy, la Iglesia está aprendiendo —a veces con dolor— que la verdadera reforma es una reforma desde dentro, que nace del corazón transformado, no de imposiciones externas.
Por eso el Papa Francisco ha hablado de conversión pastoral, sinodalidad, ecología integral, cuidado misionero, caminos que no se recorren con las armas de Matatías, sino con las lágrimas compasivas de Jesús.
4. Lecturas para un Simposio sobre Teología Pastoral en salida
En estos días hemos escuchado ponencias sobre ecología integral, sinodalidad, confianza responsable, prácticas emergentes y ausentes.
La Palabra de hoy ilumina nuestro camino con tres convicciones:
(1) No hay teología pastoral sin discernimiento.
No puede haber pastoral que se limite a repetir formas. La pastoral nace de leer la realidad, escuchar los clamores, dejarse afectar.
Jerusalén no supo leer “lo que conduce a la paz”.
Nuestro trabajo académico, espiritual y pastoral es ayudar a la Iglesia a leer.
(2) No hay teología pastoral en salida sin compasión.
Jesús mira la ciudad… y llora.
Quien no es capaz de llorar con su pueblo no puede acompañarlo.
La teología corre siempre la tentación de encerrarse en conceptos; la pastoral, en métodos.
La misericordia las abre y las unifica.
(3) No hay cuidado de la Casa Común sin conversión del corazón.
La violencia del libro de los Macabeos y la violencia anunciada por Jesús a Jerusalén tienen la misma raíz:
un corazón endurecido, incapaz de escuchar.
La ecología integral —como nos recordaba en estos días el Michael Moore— comienza aquí:
un corazón que reconoce la fragilidad y el don de la vida.
5. De las lágrimas de Jesús a nuestra misión
Hoy el Señor no nos pide reproducir la reacción de Matatías.
Nos pide algo más difícil: tener el corazón de Jesús.
Un corazón capaz de llorar sobre su ciudad.
Un corazón que no se endurece frente a la terquedad humana.
Un corazón que anuncia la paz incluso cuando la paz parece imposible.
En esta Eucaristía, pidamos que el trabajo de estos días no se quede como solo intelectual, sino espiritual y pastoral:
que el Señor nos dé celo, pero un celo purificado;
nos dé fidelidad, pero una fidelidad encarnada;
nos dé valentía, pero una valentía que construya paz;
y nos dé compasión, para que podamos acompañar al pueblo de Dios en el cuidado de la Casa Común.
Que el Señor nos conceda reconocer —hoy y siempre— la hora en que Dios pasa por nuestra vida y la sabiduría para seguirlo por caminos de justicia, de paz y de misericordia.
Amén.



Fotos: Ignacia Alba – Facultad de Teología San Pablo

