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Mons. Antonio alienta a los jóvenes a renovar con alegría el encuentro con el Señor

Prensa CEB 14.07.2022.- Mons. Antonio Reimann, Vicario Apostólico de Ñuflo de Chávez, invita a los jóvenes misioneros de Bolivia y el mundo a renovar el encuentro con el Señor, encuentro que es fundamento de la misión. Y también llama a la escucha, a la gratitud y al compartir la alegría de ser discípulos misioneros.

“No existe la misión sin encuentro con Él que envía a la misión y sabemos que el que nos envía y los envía hoy a los jóvenes, es el Señor. El primer enviado del Padre para anunciar este mensaje de amor, de paz, a toda la humanidad, de reconciliación en Cristo”, afirma Mons. Antonio.

El fundamento de la Misión es el encuentro con el Señor

Mons. Reimann, explica que “el fundamento de la misión es ir y renovar siempre nuestro encuentro con el Señor que nos envía”. El joven renueva este encuentro a través de la oración personal, pero también de la vivencia en grupo.

Jesús envió a los discípulos de dos en dos, también para que se identifiquen con un grupo misionario, con un buen grupo, porque la misión es más creíble cuando se hace desde el grupo. “Y felices los jóvenes que encuentran su realización, su identidad en un grupo misionero”, asegura el Obispo.

Renovar la alegría del encuentro

A través de una anécdota que ocurrió recientemente el Mons. Reimann, invita a renovar la alegría del encuentro con el Señor: “El domingo en la mañana celebré la Eucaristía en una capilla en la parroquia de “Santa Clara” y le pregunté a la hermana, – ¿y aquí no hay canciones como para cantar, no?, – No. ¿Y por qué?. Y ella me dice: – Mire monseñor teníamos aquí un cajón con los cancioneros y se metió un gato allá y el gato se murió. En este, en este cajón con los cancioneros y estaba unos días, porque el padre ahora no está, viajó y se descompuso y los cancioneros se fregaron.

Entonces yo, al inicio de la misa le dije a la gente – miren, no tenemos cancioneros, que esto ha pasado, sus canciones fueron infectadas, porque se murió el gato. Y una joven, dijo: – Padre, entonces hay que resucitar a los cantos.”

“Hay que resucitar, renovar la alegría, la alegría del encuentro con el Señor, que el Señor se interesa por mí, a pesar que yo soy débil, Él cuenta conmigo, el Señor me envía”, dice a manera de lección Mons. Antonio.

A tiempo que invita a compartir esta alegría, con el ejemplo de nuestra vida, con un servicio alegre, con el grupo parroquial. Esto resucitará otra vez, este nuevo canto que podemos llevar al mundo, no resucitar a los cantos, resucitar la alegría, “porque un misionero triste, es un triste misionero, un millonario alegre como Papa Francisco nos invita también a anunciar con alegría, porque es una Buena Noticia y no mala noticia que el Señor está entre nosotros”.

“Av+rave”, “Av+uye” y “Gwarepochi”, palabras de un Misionero

A ejemplo de un sacerdote misionero que tenía la inquietud de aprender la cultura y tradiciones del Vicariato, Mons. Antonio enseña 3 palabras en idioma guarayo para los misioneros:

“Av+rave”, es un saludo para cualquier momento del día.

“Av+uye”,  significa “gracias”.

“Guaripochi”, significa “dinero”, “bienes materiales”.

A esto nos llama el Sínodo, es una invitación a caminar con Cristo, “pero desde la escucha, desde el saludo, desde el diálogo”, afirma Mons. Antonio a la vez que enseña a los jóvenes misioneros sobre el saludo, el agradecimiento y el compartir: “que los jóvenes sean, estos discípulos misioneros que saluda a todo el mundo, que no le falte en su en su boca, en su corazón este saludo hacia la naturaleza, hacia los pajaritos que cantan, pero sobre todo hacia las personas que encuentran en su camino. Entonces el saludo “Av+rave”, es para que el joven misionero, sea joven que saluda, pero que se deja saludar por el Señor y transmita el saludo del Señor a todo el universo.

La segunda palabra, “Av+uye” que el joven misionero sea agradecido por los dones que ha recibido, por los talentos, por la fe, por la esperanza, por la unción del Espíritu. Ser agradecidos.

La tercera “Guaripochi”, los bienes materiales, el joven tiene bienes materiales para repartir, para compartir, comenzando los talentos que los llevamos adentro. Pero también comparte lo poco que tiene con los más necesitados y, sobre todo, comparte el tiempo, como el Samaritano con la persona que está al borde del camino.

Joven, desde el grupo y en grupo comparte su tiempo, su recurso, su cariño con la persona que sufre, se enriquece mucho más queda.

Mons. Antonio, hace un pedido a los jóvenes: “Les pido a los misioneros, los jóvenes que me ayuden también a mí, a no olvidarse de saludar a todos, sobre todo en este tiempo de tanto conflicto. Nosotros no somos para el llamado al conflicto, estamos llamados para decir gracias, para ser agradecidos, estamos llamados para compartir, nadie es tan pobre que no pueda compartir, no se trata del dinero, sino se trata de compartir el cariño, el tiempo, todo lo que somos y tenemos y sobre todo la alegría de que somos discípulos misioneros del Señor y que Él está entre nosotros”.

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