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Mons. Coter: “La oración, es pedir a Dios, la capacidad de ver las cosas con sus ojos, con su corazón y con su mirada”

Prensa CEB 24.07.2022.- Mons. Eugenio Coter, Obispo del Vicariato de Pando pidió a sus feligreses, en la Homilía de hoy, realizar la oración sintiendo la vida, dejándose iluminar con la por la palabra de Dios, y tener la capacidad de ver las cosas con sus ojos, con su corazón y con su mirada.

HOMILÍA DE HOY 24 DE JULIO DE 2022

Cuenta la historia que una vez hubo una gran inundación y la gente tuvo que abandonar al pueblo; entonces todos los equipos de socorro fueron ayudando a la gente con botes para que salgan del pueblo porque el agua subía cada vez. El padrecito, puso a buen recaudo las cosas de la iglesia y después se subió a la torre para ver, dónde aún había gente y le indicaba al equipo de socorro por donde debían ir a rescatar. Luego del rescate todos fueron por el padre, pero él se rehusaba a ser ayudado e indicaba que sigan ayudando a los demás y les decía: ¡Dios proveerá para mí! Le rezaba a Dios, como el Salmo de hoy, “te doy gracias señor de todo corazón porque escuchas el grito de tu pueblo”. Y nuevamente vino un carro de la Cruz Roja y le decía: “padrecito ya no hay nadie en el pueblo, ven que te llevamos a ti también y te salvas”, pero él respondió: “no se preocupen, yo voy a cuidar las cosas desde aquí, Dios me va a salvar”, insistieron, pero él se negaba.

Entonces el padre, continuo mirando desde arriba y rezando, pidiendo a Dios que lo salvara (es el Salmo que hemos rezado), y vino otra vez el bote del ejército y le dijo: “padrecito está todo, hasta los animales hemos podido salvar, ahora le toca a usted y así se salva”, pero él seguía negándose y dijo: “yo tengo que cuidar a mi pueblo, Dios es mi brazo derecho, Dios me va a salvar, vayan nomas”

Frente a esta negativa, ¿qué van hacer? Dieron vuelta al bote y fueron a la orilla alta y allá desembarcaron. Después de un rato escucharon un ruido y la torre donde estaba el padre se estaba desmoronando. Luego el padrecito se despertó delante de Dios y le dijo: “pero Dios, tú has dicho que escuchas el grito del pobre, tú has dicho que me salvas, confiaba en tus manos, mira me has hecho morir”, y Dios le sonríe y sacude la cabeza y le dice: “Hijo, tres veces te mandé ayuda para rescatarte y ninguno has querido”.

Reflexión de hoy

La oración no quita lo que tenemos que hacer, La oración pide Dios lo que es necesario, pero la oración no quita lo que nosotros hagamos lo que tenemos que hacer. Los ejemplos son muchos y voy a uno concreto, estamos con 6.000 casos de contagio por el COVID, pero nos toca a nosotros ser prudentes, claro rezamos a Dios que nos libere de la enfermedad, pero si yo voy a recepciones sociales, si ando sin barbijo, no hago el control etc., si yo soy irresponsable, la oración no me sirve. Porque si tú no te proteges, ¿pretendes que Dios haga el milagro?

La manera de estar delante de la oración, (tomando en cuenta el cuento del padre), la oración no es pedir sencillamente a Dios de temas que pueden servirnos y que pueden ayudarnos en la vida, ante todo la oración es pedir a Dios,  la capacidad de ver las cosas con sus ojos, con su corazón con su mirada. Es pedir al Señor que nos ayude a entrar en esta visión del reino, de esta capacidad de ver la vida como expresión de la presencia del camino de Dios, es mucho más que pedir a parte por la salud, es importante pedir la fortaleza, y si se pasa por esa experiencia de la salud, que lo haga crecer en su humanidad y en su espíritu. Pedir de reconocer mi fragilidad, mi humanidad que me enseñe a vivir desde esta experiencia, porque si la oración fuera solo para la salud y para no morir, el primero no escuchado esta acá adelante.

La oración no quita la responsabilidad, la oración no es suplente pedir, es entrar en esta lógica de Dios en la visión de las cosas en la manera de ver a Dios, por eso que no podemos reducir la oración a solo formulas. Cuantas veces rezamos el padre nuestro y ojala lo recemos dos veces al día, pero cuando la oración se reduce a un min y nada más, no hemos alcanzado todavía a entender que significa rezar.

Los apósteles miran cómo Jesús rezaba y cómo pasaba horas rezando, ¿y por qué Jesús rezaba si era el hijo de Dios?, porque la oración necesita de mirar las cosas con esta otra mirada desde el corazón de Dios, como la comunión plena con la visión del mundo no de guerra de hermanos confrontados, sino de aprender a ver detrás de esto, ver las cosas desde los ojos de un padre que camina en la historia de la humanidad. Y esto no se hace con la señal de la cruz nada más.

Y la oración que hacemos en común en la misa, requiere que cada uno sepa rezar que cada uno en la  oración  sepa sentir la vida y se deje iluminar por la palabra de Dios, para que entienda lo que hay que pedir y como hay que ver la cosas a partir de este encuentro .Y la oración se vuelve,  como entrar en la comunión con Dios, y ahora se entiende porque al final del evangelio se nos dice si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más el padre del cielo dará el espíritu santo aquellos que se lo pidan.

La oración no se reduce a una respuesta de cosas materiales, de las cuales podemos necesitar pero no es entrar en esta manera de oración que Jesús nos presenta hoy, ser discípulos es hace una verdadera experiencia de oración. ¡Señor enséñanos a rezar!

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