El Papa recuerda a Padre Pío: «Combatió el mal con humildad y obediencia»
Prensa CEB 23.09.2022.- El tuit del Papa Francisco en el día de la memoria litúrgica del capuchino y el 20 aniversario de su canonización: «Ofreció el dolor por amor». En el Santuario de San Giovanni Rotondo, la misa fue presidida por el cardenal O’Malley: «No es ‘un santo de la puerta de al lado’, habría sido feliz llevando una vida oculta y siendo desconocido. Enseñó al mundo que el mayor éxito es la santidad».
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
La humildad, la obediencia, el dolor – tanto dolor, físico y espiritual – pero siempre ofrecido por amor. En un tuit, el Papa Francisco recuerda la figura de San Pío de Pietrelcina, en el día en que la Iglesia conmemora su memoria litúrgica y celebra el 20 aniversario de su canonización, presidida el 16 de junio de 2002 por Juan Pablo II.
El tuit del Papa
Desde la cuenta @Pontifex en nueve idiomas, Francisco esboza en 210 caracteres una breve pero significativa semblanza del fraile capuchino:
«La caridad animada por la fe tiene el poder de desarmar las fuerzas del mal. San #PiodaPietralcina combatió el mal toda su vida: con humildad, con obediencia, con la cruz, ofreciendo su dolor por amor».
Lucha contra el mal
En particular, el Papa -que el 17 de marzo de 2018 realizó una visita pastoral a Pietrelcina, ciudad natal de San Pío, Benevento y San Giovanni Rotondo, en el centenario de la aparición de los estigmas- recuerda una de las constantes de la vida del fraile: la lucha contra el mal. Entendidas como aquellas batallas contra el demonio, al que, como escriben muchos biógrafos, perjudicaba la capacidad de Padre Pío de leer el corazón y de tener visiones. Batallas que le dieron tormento hasta el final de sus días pero que él, como señala hoy el Papa, ganó con caridad y fe.
Una devoción universal
La devoción al capuchino comenzó incluso antes de su muerte. Con el tiempo, fue más allá de los lugares donde vivió y trabajó, llegando hasta Sudamérica o África, donde hoy existen numerosas obras de caridad y solidaridad que llevan su nombre. Más de 300.000 personas abarrotaron la Plaza de San Pedro el día de la misa de canonización presidida por Juan Pablo II, que también mantuvo un intercambio de cartas con el Padre Pío.
O’Malley en San Giovanni Rotondo
También en San Giovanni Rotondo, en la nueva iglesia que lleva el nombre del Santo, diseñada por el arquitecto Renzo Piano, se ha reunido esta mañana una gran cantidad de fieles para asistir a la misa celebrada por el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston y fraile menor capuchino. Ya en el pasado, el cardenal, también presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, había visitado la localidad apulense, donde desde hace una semana se llevan a cabo las celebraciones por la fiesta de San Pío, que incluyen misas, novenas y procesiones con la estatua por las calles de la ciudad.
No es un “santo de al lado”
En la homilía de hoy, O’Malley comenzó recordando que el Padre Pío fue un «regalo de Italia al mundo» y nos ayudó «a todos los frailes a vislumbrar la belleza de nuestra vocación y nos estimuló a esforzarnos por ser más fieles». Todos «tenemos mucho que aprender del Padre Pío», que mostró «que Dios es real y que el único éxito verdadero en la vida es la santidad». Una figura, la suya, que no es la del «santo de la puerta de al lado»: «Estoy seguro -dijo el cardenal- de que el padre Pío habría sido muy feliz llevando una vida oculta y siendo uno de esos santos anónimos que pasan desapercibidos y desconocidos». Pero el Señor a veces «pone en evidencia» a un individuo «para que su vida y su testimonio se conviertan en una ventana». «En el plan de Dios, este pobre y sencillo agricultor estaba destinado a convertirse en un instrumento para revelar al mundo entero la presencia amorosa y la misericordia de Dios», dijo O’Malley.
El vínculo con Wojtyla
A continuación, recordó la relación de Wojtyla con el santo, en particular la conocida carta en latín, enviada en 1962 como arzobispo de Cracovia, en la que pedía al fraile que rezara por su amiga polaca, la doctora Wanda Półtawska, que padecía un grave cáncer: «Sabemos -dijo O’Malley- que esta mujer se curó más tarde de forma maravillosa. Estoy seguro de que nadie tuvo que convencer a Juan Pablo II de la santidad, las virtudes heroicas y el extraordinario impacto de Padre Pío».
En todo el mundo
Un impacto que «ha tocado a muchos millones de personas en todo el mundo», como demuestra el hecho de que «en todas partes se pueden encontrar fotos, imágenes y estatuas del Padre Pío, no sólo en las iglesias, sino también en las tiendas, restaurantes y fábricas»: «¡Cuántas personas llevan una foto suya en la cartera o en el bolso! Millones de personas vienen aquí cada año para visitar su santuario; cientos de miles pertenecen a grupos de oración inspirados por él; al final de su vida recibía 5.000 cartas al día». El fraile «no se jactaba de su fama ni de su notoriedad»; «Dios -repitió el cardenal- lo eligió, pequeño, para ser un portal hacia lo trascendente».
El «peso» de los estigmas
El Arzobispo de Boston también mencionó el «peso de los estigmas» que llevó San Pío durante cinco décadas «con amor y paciencia». «En un mundo en el que el dolor se considera el mayor mal, el Padre Pío nos muestra que el mayor mal no es el dolor, sino el pecado y el egoísmo. El dolor puede ser un arma de doble filo que lleva a la autocompasión, la ira o la desesperación. Cuando la cruz nace con amor y en unión con Jesús, es vivificante y lleva a la resurrección».
Icono del Jubileo de la Misericordia
Por último, un recordatorio del Jubileo de la Misericordia de 2016, durante el cual el Papa Francisco hizo llevar las reliquias del Padre Pío y de San Leopoldo Mandic a la Basílica de San Pedro. Cientos de miles de personas acudieron a rezar ante las reliquias. «De todos los Años Santos que he vivido en mi vida, el Año de la Misericordia ha sido el más poderoso», dijo el cardenal O’Malley. «No es sorprendente que el Papa haya elegido a Padre Pío como el santo que ejemplifica la misión de misericordia de la Iglesia».