Mons. Coter: “Para transfigurar el país, tenemos que volver a la capacidad de escuchar a Dios y de escuchar a los últimos del país: los pobres”
Prensa CEB 08.08.2023.- Desde la Catedral de Riberalta, Mons. Eugenio Coter, obispo del Vicariato de Pando y Administrador Apostólico del Vicariato de Reyes, reflexionó sobre la Transfiguración del Señor y los 198 aniversario de independencia de Bolivia, deseando que «aprendamos a transformar a transfigurar el país, porque resplandezca la belleza de cada uno, porque en esta belleza de cada uno podamos de verdad dar gracia al Señor».
Homilía de Mons. Eugenio Coter
Obispo del Vicariato de Pando
Presidente de la Comisión de Comunicación de la CEB
6 de agosto de 2023
“Se subrayan más los conflictos que los avances… porque la historia lleva siempre las dos dimensiones: el bien y el mal”.
Celebramos los 198 años de nuestro país, 198 años que son una historia en la cual muchas veces, en los libros que se manejan en los colegios se subrayan más los conflictos que los avances, más las decepciones que los milagros. Y sin embargo hay las dos cosas juntas, porque la historia lleva siempre las dos dimensiones: el bien y el mal.
“Individualmente no podemos vivir. Para ganar todos, necesitamos ponernos de acuerdo”
Un país es siempre la expresión de un pacto social, un pacto social en el cual nos damos cuenta de que individualmente no podemos vivir. Y para poder vivir y ganar todos, necesitamos ponernos de acuerdo porque solo en este acuerdo podemos entonces escribir las posibilidades de cada uno.
“Cuando la convivencia se vuelva una contraposición de intereses particulares, entonces la convivencia nunca será pacífica”.
Muchas veces en los últimos tiempos parece de verdad que lo que es este acuerdo de definir cuál es el bien común, es lo que menos interesa. Pero nos damos cuenta si miramos con atención que cuando la convivencia se vuelve en contraposición de intereses particulares, entonces la convivencia nunca será pacífica y siempre estará abierta a quién dentro de todo esto busca ganancia.
“La cizaña son los que en la comunidad rompen el pacto social, buscan los intereses suyos encima del de los demás”.
El evangelio el domingo pasado, hablaba del buen sembrador que siembra buen trigo y buen trigo estamos llamados a ser todos. Son lindos los campos que están mostrando el buen trigo, pero, decía el Evangelio, un enemigo ha sembrado cizaña. La cizaña son los que en la comunidad rompen el pacto social, buscan los intereses suyos encima del de los demás. Y se hacen ciegos, se hacen a los que sufren de por sí o a consecuencia de sus búsquedas interesadas y egoístas.
“Si necesitamos algo, es volver a pensar en el bien común, el bien común de todos”.
Si necesitamos algo, es renovar este espíritu y este pacto. Si necesitamos algo, es volver a pensar en el bien común, el bien común de todos. El bien de todos no es algo o alguien que se imponga, no es una oferta que se proponga.
“tendríamos la responsabilidad de decir que le estoy dando a toda la sociedad el bien común en estos doscientos años”.
Esto es lo que queremos recordar, faltan dos años para los doscientos años y ciertamente no será un honor jactarse que estamos en los doscientos años y yo quiero ser el que los va a celebrar. Los celebran todos, si me toca a mi celebrar, a mi entiendo simbólicamente a cada uno en sus funciones, nos tocaría celebrar los doscientos años, tendríamos la responsabilidad de decir que le estoy dando a toda la sociedad el bien común en estos doscientos años.
Cuando se gobierna por unos y no por todos, repetimos errores de la historia que sobre todo Europa vivió en los años treinta
Cuando se gobierna por unos y no por todos, repetimos errores de la historia que sobre todo Europa vivió en los años treinta. Lo repetimos y magnificamos, después los énfasis, después el pintar todo bajo el color de una bandera se vuelve solo pintura de fachada sobre cartón empapado.
El desafío camino, a estos 200 años, no es lavarnos la cara, es reforzar los muros de este pacto social donde quién gobierna, gobierna para todos.
El desafío entonces camino, a estos 200 años, no es lavarnos la cara, es reforzar los muros de este pacto social donde quién gobierna, gobierna para todos. Desde el dirigente del barrio que tiene mucha responsabilidad, a pesar de lo pequeño que maneja, hasta las máximas autoridades del país.
“Transfiguremos el país, lo necesita. Una transfiguración que muestre la realidad más profunda y más verdadera”. Aquí tenemos un desafío en la fiesta de la transfiguración nos pone las indicaciones, transfiguremos el país, lo necesita. Una transfiguración que muestre la realidad más profunda y más verdadera en la ordinaria cotidianidad de Jesús, la transfiguración, los apóstoles pedro, Santiago y Juan, descubren la grandeza de este hombre, que parece cualquiera, que es Jesús, tan cualquiera que será matado y el lo dice, pero ahí en esta experiencia descubren una grandeza mucho más extraordinaria, que es la grandeza del Dios en medio nuestro.
“Transfigurar el país, porque resplandezca la belleza de cada uno, porque en esta belleza de cada uno podamos de verdad dar gracia al Señor”.
Eso aprendamos a transformar a transfigurar el país, porque resplandezca la belleza de cada uno, porque en esta belleza de cada uno podamos de verdad dar gracia al Señor. Y para hacerlo, la palabra del Evangelio de hoy nos dice algo de nuevo en esta voz del cielo, respecto a la voz del cielo que Mateo relata en el bautismo de Jesús, nos utilizó las mismas palabras que en el bautismo de Jesús “este es mi hijo muy querido en quién tengo puesta toda mi predilección” Estoy ya lo escuchamos en el día bautismo de Jesús.
“Para transfigurar el país, tenemos que volver a la capacidad de escuchar a Dios y de escuchar a los últimos del país: los pobres”.
Hoy en la transfiguración descubriendo esta grandeza de Dios, se nos añade: “Escúchenlo”. Si queremos de verdad transfigurar nuestra vida, transfigurar el país, tenemos que volver a la capacidad de escuchar a Dios y de escuchar a los últimos del país: los pobres, los que todavía gimen, todavía les falta una oportunidad y entonces a lo que estamos llamados es a dar oportunidad para que ellos sean capaces de su liberación.
“Si eres capaz de mirar podrás descubrir que el sufrimiento del parto origina algo nuevo, del parto viene una vida nueva”.
Permítanme tomar unas palabras del discurso del Papa Francisco hace 3 días a la universidad católica de Lisboa donde hablaba de esto, soñar un mundo distinto, soñar por un mundo nuevo y repetir este camino, él decía “abracemos el riesgo de pensar que estamos al comienzo de un parto”. Esto lo decía frente al sufrimiento que se encuentra, que parece el derrumbarse de una realidad, el decía: parece derrumbarse de una realidad, pero si eres capaz de mirar podrás descubrir que el sufrimiento del parto origina algo nuevo, del parto viene una vida nueva. Por eso se protagonista de esta mirada, se capaz de una nueva coreografía que coloque al centro la persona humana, sean coreógrafos de la danza de la vida”.
“La autopreservación es una tentación que construye inviernos que se conservan en vez de abrirse a la primavera”.
¿Somos capaces de crear las condiciones para que la vida en medio nuestro y para todos pueda danzar? Y Seguía recordando la autopreservación que es fruto de pensar con miedo frente a los desafíos de la vida, la autopreservación es una tentación que construye inviernos que se conservan en vez de abrirse a la primavera, a la maravillosa primavera.
“Tenemos que mirar las dificultades como el camino hacia una primavera, la cual requiere nuestro empuje y nuestra capacidad de construir”.
Tenemos que salir de esto, de pensar en conservar nosotros nuestra posición, nuestro escaño, nuestro poder, porque así conservamos el invierno. Tenemos que mirar las dificultades como el camino hacia una primavera, la cual requiere nuestro empuje y nuestra capacidad de construir y seguía, sustituyan entonces los miedos por los sueños.
¿Qué cambio tengo que hacer, para ser protagonista de esta primavera, de esta danza de la vida?