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Mons. Aurelio Pesoa: «¿Acaso es más importante las discusiones de las diferencias partidarias que la necesidad real del agua que es vida?»

Prensa CEB 8.10.2023.- ¿Acaso es más importante las discusiones de las diferencias partidarias que la necesidad real del agua que es vida?, es la pregunta que hizo Mons. Aurelio Pesoa, al momento de reflexionar en su homilía sobre lo que está aconteciendo en nuestro país con el tema de las consecuencias del cambio climático y el cuidado de la Casa Común, ¿Acaso no es más acertado prevenir que lamentar?, reflexiona.

Desde la Catedral Santísima Trinidad de la ciudad del Beni, Monseñor Aurelio Pesoa Ribera OFM , presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) y obispo del Vicariato Apostólico del Beni, exhortó a los feligreses, que se dieron cita en el lugar, a que miren las consecuencias climáticas por las que está pasando el país, “la destrucción de los bosques y los ríos, la sequía y falta de agua que se empieza a acentuar en algunas regiones de nuestro país, no es por nada o por casualidad o el simple cambio climático”, dijo.

Pregunta el obispo, ¿acaso no es más acertado prevenir que lamentar?, aconseja no esperar a la emergencia o cuando ya la situación se complica más, “¿acaso es más importante las discusiones de las diferencias partidarias que la necesidad real del agua que es vida?  Todos tenemos algo de responsabilidad”.

El presidente de la CEB señala que, existe una lección que deben reaprender los seres humanos y es el de tener en cuenta las cosas buenas que el Buen Dios regaló, “y no hemos sabido cuidar responsablemente, la estamos dañando poco a poco ¿qué le diremos a Dios cuando nos toque rendir cuentas?”.

Este domingo la lectura estuvo referida a Isaías 5, 1-7 “La viña que Dios nos entrega es la creación que debemos cuidar como buenos arrendatarios”, en este contexto monseñor Pesoa explica que el Evangelio de hoy nos representa de manera clara que la viña personifica el pueblo de Israel, “al mismo tiempo nos presenta la creación que Él nos ha confiado a cuidar y que cada año se presenten los buenos y mejores frutos.  ¿Cuáles o qué tipo de frutos estamos produciendo, mientras caminos por este mundo de Dios?, lanza la interrogante a los feligreses.

Según el obispo la misión es clara, ya que el cuidado de la viña es lograr que se produzcan buenos frutos,” esta misión de producir buenos frutos no solo para la viña o el arrendador del momento, sino para el futuro.  En este caso nos referimos al futuro de la humanidad”, dijo.

Recordó, no olvidar que cada uno de nosotros somos unos “simples arrendatarios” y que tenemos la obligación de pagar la renta al Dueño de la viña: “Los frutos que espera el Dueño de la viña son: frutos de paz, de solidaridad, de misericordia, compasión, de igualdad, de justicia y de fraternidad, son los frutos que le corresponde a Dios.

El ser humano no es dueño de la viña del Señor

“Tengamos en cuenta que ningún ser humano, es señor o dueño de la viña del Señor. El hombre no es dueño de la creación que es sagrada, es solamente servidor, semejante al arrendatario.  Estamos haciendo poco caso al encargo y actuamos de manera contraria a lo que Dios espera de cada uno.  No olvidemos que Él es el dueño de todo”, exhortó Mons. Pesoa.

Y una vez más el presidente de la CEB formula preguntas a los concurrentes indicando, “¿Qué es lo que ha hecho el ser humano a lo largo de la historia?” y responde que, no es otra cosa que creerse dueño del mismo ser humano y de la naturaleza y por eso se cree en el derecho a destruir al mismo ser humano y a la naturaleza.  “No tenemos que ir muy lejos para darnos cuenta de esta pretensión del ser humano”, aseguró.

Y para finalizar dijo, “recordemos que Dios perdona siempre, el ser humano algunas veces, pero la naturaleza no perdona.  Aun así, Dios sigue amando y confiando en el ser humano y espera que demos buenos frutos, cada uno de nosotros.  Frutos de justicia, equidad, tolerancia, igualdad, respeto al ser humano y a naturaleza, fraternidad, amor al prójimo.  Este es el tiempo de oír a Dios.  “Quien tenga oídos para oír que oiga” dice el Señor.  Asís sea.

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