Mons. Stanislaw Dowlaszewicz: “Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis”
Prensa CEB 24.11.2024.- Mis queridos hermanos y hermanas, bienvenidos a nuestra catedral para celebrar este trigésimo cuarto domingo. Saludamos, como siempre y con mucho cariño, a todos los enfermos que se encuentran en nuestros hospitales, en nuestras casas, y a través de esta celebración transmitida por los medios de comunicación y plataformas puedan dignamente unirse espiritualmente con todos nosotros. También nuestros hermanos que están en el campo y es la única oportunidad para participar en la santa misa.
“No se puede colocar a Jesús en ninguna pancarta política.”
Queridos hermanos, la celebración de Jesucristo el Rey del Universo es una celebración relativamente joven. Cuando el Papa Pío XI la introdujo en mil novecientos veinticinco, muchos reinos desaparecieron del mapa para siempre. La iglesia claramente no quería que se diera a la autoridad de Cristo una dimensión política o que se la identificara con ningún reino existente en la tierra. En esto, la iglesia imitó al mismo Jesús, quien cuando intentaron liberarlo y hacerlo rey, se retiró a la montaña. No se puede colocar a Jesús en ninguna pancarta política. El que hace esto lo secuestra contra su voluntad y es un mero usurpador.
El reinado de Cristo será indestructible y durará para siempre.”
Hoy día celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Y todas las lecturas de la celebración de hoy de Jesucristo Rey del Universo hablan del gobierno de Dios sobre el mundo que Él mismo ha creado. La primera lectura del libro del profeta Daniel muestra al Hijo del Hombre recibiendo real de Dios. El Hijo de Dios anunciado será rey y juez de todas las naciones, y su reinado será eterno. Estas predicaciones se cumplieron en Jesucristo, quien se llama al mismo tiempo Hijo del Hombre. Es un fragmento de la descripción de la pasión según San Juan. Jesús confiesa que Él es el rey y que su reino es de naturaleza completamente diferente a los de este mundo. El libro de Apocalipsis muestra la plenitud del reinado de Cristo sobre el mundo. Jesucristo, quien mediante su muerte y resurrección cumplió la obra de redimir al hombre y al mundo, vendrá al final de los tiempos para ejecutar juicio y establecer plenamente su reinado. El reinado de Cristo será indestructible y durará para siempre.
Hoy en día ya no se llega a ser rey por nacimiento, valor o valentía, sino subiendo a la cima de la riqueza o de la fama“
Nace la pregunta: ¿Por qué celebramos la fiesta de Cristo Rey? En la era de la democracia y el progreso tecnológico, ¿tiene todavía algún significado real la palabra “rey”? Todavía sí. Simplemente escribamos la palabra “rey” en una página de Google de internet para comprobar que el título “rey” no desaparece. Nos enteramos de que esta es la persona que ostenta el máximo poder en un país con un sistema monárquico. Un gobernante generalmente coronado en un rito especial. Tenemos reyes como, por ejemplo, Elvis Presley, conocido como el Rey del Rock and Roll. Y a los que se interesan con el fútbol también algunos futbolistas que son máximos goleadores los llamamos reyes. Hay otros reyes en el mundo moderno que han trabajado duro para alcanzar la fama, pero también los hay que fueron creados por los medios de comunicación porque eran o son necesarios. Aunque hoy en día ya no se llega a ser rey por nacimiento, valor o valentía, sino subiendo a la cima de la riqueza o de la fama, hay algo que conecta a los reyes de antaño y de hoy: están en la cima de la sociedad, y mucha gente los admira y envidia.
No podemos decir que Cristo es nuestro rey, si no trabajamos cada día por hacer que su reino llegue a la vida concreta“
Con esta celebración de hoy, la iglesia nos invita a fijar nuestra mirada en Cristo. Es el principio y el fin de la historia, el alfa y la omega, y al concluir un año litúrgico contemplamos a Cristo como rey y señor de todo el mundo. Jesús es el centro de nuestra fe. Jesús que nos anima a vivir como Él nos enseña. En Jesús vamos y vemos todo lo que nos gustaría tener a nosotros en la vida: el amor, la entrega, la solidaridad, el servicio. No podemos creer en Jesús, decir que es nuestro rey, si no trabajamos cada día por hacer que su reino llegue a la vida concreta. Sin hacer que los verdaderos destinatarios de su amor, las personas que sufren y que esperan una mano amiga, sientan de verdad que son queridos.
“Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz.”
El evangelio de Juan relata el diálogo entre Pilato y Jesús. En realidad, más que un interrogatorio, parece un discurso de Jesús sobre algunos temas. En un determinado momento, Jesús hace esta solemne proclamación: “Yo para esto he nacido, para eso he venido al mundo, para ser testigo de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz”. Esta afirmación recoge el rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios Padre. Jesús no solo dice la verdad; Jesús busca la verdad. Y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano, y no para algunos, sino para todos, para todos sus hijos.
Jesús no convierte la verdad de Dios en una propaganda barata. No la utiliza en provecho propio”
Por eso Jesús, frente a Pilato, habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad Sin dogmatismos, no habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad ni como funcionarios pagados que la defienden por obligación aunque no crean en ella. Jesús no se siente nunca guardián de la verdad, sino testigo. Jesús no convierte la verdad de Dios en una propaganda barata. No la utiliza en provecho propio, sino en defensa de los pobres. Jesús no tolera la mentira, el incumplimiento, las injusticias, no soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en voz de los sin voz y voz contra los que tienen demasiada voz.
Se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas”
Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad como la nuestra, atrapada en una grave crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación de los poderes financieros y de la gestación política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir en la crisis en la mentira. Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis. Y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas.
Si no queremos ser inhumanos, no podemos acostumbrarnos a la exclusión social y la desesperanza”
Queridos hermanos, es urgente humanizar la crisis, poniendo en el centro la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave. Nuestra Santa Cruz en estos días y semanas está al borde de aguantar tantas falencias: paro de transporte, donde protestan los choferes más afectados y sus familias y no los dueños de las líneas; paro de salud, miles de personas necesitadas se quedan sin atención; los comerciantes de carne en los mercados protestan; falta de combustible; asesinatos en las calles de nuestra ciudad. Y solamente matan por quitarles sus pertenencias. Es la primera verdad exigible a todos. Si no queremos ser inhumanos, no podemos acostumbrarnos a la exclusión social y la desesperanza en la que están cayendo los más débiles, pobres y necesitados. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en defensa de los últimos. Dijo Jesús: “¿Quién es de la verdad? Escucha mi voz.”
Los que en el Señor caminan sin cansarse.”
Queridos hermanos, este domingo, la celebración de la solemnidad de Cristo Rey del Universo es también la trigésima novena Jornada Mundial de la Juventud del año dos mil veinticuatro, celebrada a nivel diocesano con el lema: “Los que en el Señor caminan sin cansarse.” Las palabras que el Papa Francisco ha elegido para que los jóvenes reflexionen son estas palabras del profeta Isaías. Esta jornada marca el camino de preparación para el Jubileo de los Jóvenes que se celebrará en el marco del gran jubileo del año dos mil veinticinco en Roma y tiene también su propio lema y tema para reflexionar: “Peregrinos de la esperanza.”
“La Iglesia como entonces desea reavivar la esperanza en el mundo y para hacerlo confía particularmente en los jóvenes”
La constitución pastoral GAUDIUM ET SPES de mil novecientos sesenta y cinco señala al inicio: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.” En este sentido, en los difíciles tiempos de hoy, la Iglesia como entonces desea reavivar la esperanza en el mundo y para hacerlo confía particularmente en los jóvenes, protagonistas de la historia y, como dice el Papa Francisco, “misioneros de la alegría”. El Papa anima a los jóvenes a buscar en Dios la fuente de la alegría y a renovar nuestra esperanza, aun cuando muchas veces el mundo muestra situaciones muy negativas.
Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas.”
En esta frase del profeta Isaías, tomada como lema para esta jornada, tenemos una promesa de fuerza para los cansados: “Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan. Caminan y no se cansan.” Fortaleza es sorprendente porque nos renueva, pero está más allá de las capacidades humanas. Será como echar alas, como correr sin fatigarse. Ya no existirá el cansancio. Y la respuesta a esa desesperanza está en estas palabras también del profeta Isaías: “¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo han oído? El Señor es un Dios eterno que ha creado los confines de la tierra. No se cansa, no se fatiga.”
“Cristo es la esperanza nuestra y la más hermosa juventud de este mundo.”
Queridos hermanos, como personas podremos cansarnos, pero Dios no, y Él siempre saldrá en ayuda, no de los fuertes y grandes, sino de los débiles y cansados. La grandeza de Dios no hace que se olvide de nosotros, sino que hace que sea imposible que no nos tenga en cuenta. Cristo es la esperanza nuestra y la más hermosa juventud de este mundo, escribió el Papa Francisco en la exhortación apostólica o sinodal Christus Vivit. Y Él invita a los jóvenes y a todos nosotros a profundizar en el significado de la esperanza cristiana y a vivir con alegría porque Cristo vive entre nosotros y en nosotros. Cristo Rey del Universo, sé el gobernante de mi conciencia y de mi vida. Ayúdame a perseverar en Ti y en el camino de la verdad y de la esperanza. ¡Viva Cristo Rey!
TEXTO Y FOTOS: ASC – Mons. Stanislaw Dowlaszewicz: “Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis”
CAMPANAS.IGLESIA/SANTA CRUZ.