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Mons. Sergio Gualberti: “Lo que se acumula es lo que se quita a otros, condenándolos a la pobreza»

Prensa CEB 15.12.2024.- Queridos hermanos y hermanas, al igual que el domingo anterior, el evangelio hoy nos presenta a Juan el Bautista mientras anuncia al pueblo judío la venida inminente del Señor. Él quiere suscitar en el pueblo una actitud de espera, de fe y de acogida del Mesías ya próximo a llegar. Sus palabras logran atraer a mucha gente. Él estaba en el desierto, entre ellos dos grupos: uno de publicanos y el otro de soldados, quienes ponen al Bautista una pregunta fundamental que vale también para nosotros hoy día: ¿Qué debemos hacer para salvarnos? Creo que pocas veces nosotros nos preguntamos eso, y creo que es una pregunta fundamental. Ellos tomaron conciencia de estar en una situación de pecado y expresan abiertamente su deseo de conversión. Sin embargo, no saben cómo y qué hacer.

El Bautista les propone un itinerario de conversión muy concreto a partir de la práctica de la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Además, para todos los presentes, pide no hacer de las riquezas un ídolo ni acumular bienes porque lo que se acumula es lo que se quita a otros, condenándolos a la pobreza. Lo que pasa en tantos países del mundo. Por eso, la conversión no solo implica un cambio en nuestra manera de relacionarnos con amor con Dios y con los demás, sino también nuestras relaciones con los bienes, sirviéndonos de ellos para que todos tengan una vida digna. Esto significa pasar del egoísmo a la solidaridad, del tener al dar, y de la economía de consumo a la economía de comunión. El compartir lo que tenemos con los hermanos necesitados es un aspecto esencial de la caridad fraterna que nos hace partícipes a todos del amor y la salvación de Dios.

Por experiencia bien sabemos que, en la práctica, no es fácil compartir si somos sinceros y desprendernos de lo que consideramos nuestro. Pero este es el camino que el Señor nos pide recorrer si queremos recibir la gracia de la salvación.

Luego, Juan el Bautista dirige sus palabras a cada uno de los dos grupos, pidiéndoles que demuestren su voluntad de conversión en los hechos y en la vida de cada día. A los publicanos —una categoría de hombres odiados por el pueblo de Israel porque eran cobradores de impuestos al servicio del Imperio Romano—, les pide que cobren el arancel establecido y que no sean corruptos ni codiciosos. Esto vale para muchos en nuestro país también. En cambio, a los soldados, les pide que no se valgan del poder ni de los instrumentos de muerte que tienen en sus manos, y que no abusen de su posición para extorsionar y someter a la gente.

Toda la homilía de Mons. Gualberti en el siguiente enlace:

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