Vida Religiosa en Bolivia, testimonio y esperanza en su 38° Encuentro Nacional
Prensa CEB 19.01.2025. Diversas Congregaciones Religiosas de Bolivia se reunieron en el 38° Encuentro Nacional de la Vida Consagrada. La hermana Margarita Canchari Valdivia, religiosa de Jesús María y presidenta de la Conferencia Boliviana de Religiosas y Religiosos (CBR), ofreció una mirada acerca de los desafíos, aprendizajes y compromisos asumidos durante el encuentro.
En entrevista con ADN Celam, la Hna. Canchari Valdivia señaló que el encuentro, celebrado bajo el lema “Vida Religiosa, Centinela de Esperanza y Sinodalidad”, fue un espacio para reflexionar sobre la misión y el caminar conjunto de las congregaciones religiosas en Bolivia. La asamblea tocó los desafíos impuestos por las transformaciones políticas, sociales y religiosas que atraviesa el país, y fue un espacio de renovación del compromiso con los más vulnerables.
El método del “ver, juzgar y actuar” fue la herramienta para comprender la realidad que enfrentan las congregaciones religiosas en sus misiones: “La realidad para nosotros es muy importante, porque nos damos cuenta dónde y en qué contexto la vida religiosa camina y debe caminar”, afirmó.
Esperanza, sinodalidad y misión profética
Entre los temas destacados del encuentro se realizó un análisis de la realidad boliviana: una mirada estratégica y compasiva para identificar los desafíos y oportunidades en las comunidades; la vida religiosa centinela de esperanza: inspirados en el V Congreso de Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), los participantes reflexionaron sobre la importancia de mantener una esperanza activa, misericordiosa y evangélica.
Al respecto, la Hna. Margarita resalta: “Tener una mirada misericordiosa compasiva, una mirada de ternura creyente y una mirada evangélica y esperanzadora, pero no una esperanza vacía, sino una esperanza que se va gestado desde el vivir del día a día, por eso el panel sobre la presencia de la vida consagrada femenina en la amazonía, nos hizo ver que otro mundo es posible, cuando el compromiso rompe barreras de ciertas estructuras que nos paralizan, y donde la creatividad y la acción del Espíritu hace que la misión sea fecunda y profética”.
Otro de los temas tratados durante la Asamblea fue la Sinodalidad, el caminar juntos como expresión de comunión eclesial, poniendo los talentos al servicio de la Iglesia y la humanidad en salida misionera.
Peregrinos de esperanza: compromiso con los más vulnerables
El Jubileo “La esperanza no defrauda” fue uno de los temas que resaltó como una celebración de la vida religiosa en Bolivia. “En la Celebración tomamos como símbolo un árbol, que nos ayudó a agradecer y celebrar tomando en cuenta nuestro pasado, presente y futuro de la vida Religiosa que hoy continúa apostando y gastando su vida para dar vida”, comparte la religiosa.
Asimismo, durante el encuentro, se hizo hincapié en la necesidad de responder al llamado del Papa Francisco hacia una Iglesia sinodal, comprometida con los pobres y el cuidado de la Casa Común. La Hna. Margarita Canchari remarcó que la presencia misionera debe ser “más dinámica, encarnada, inculturada y profética, en medio de un mundo convulcionado, un país sumamente polarizado”, y especialmente en territorios como la Amazonía, donde las comunidades indígenas claman por una voz profética.
Entre las iniciativas propuestas sobresale la continuidad de los encuentros regionales, la creación de espacios de diálogo y reflexión, y el fortalecimiento de la colaboración intercongregacional, además de dar continuidad, por su puesto, a los temas de la Sinodalidad.
Aprendizajes para América Latina
El 38° Encuentro Nacional dejó lecciones que trascienden fronteras. La Hna. Margarita Canchari señala que una lección fue “escuchar las experiencias de vida y fe que van viviendo las comunidades religiosas en los lugares de misión”.
Transformar estructuras obsoletas en modelos de trabajo colaborativo y participativo: “Hoy, hay algunas misiones nos están pidiendo una presencia misionera Inter congregacional, interdisciplinaria y profética”.
Reinterpretar la misión de la vida religiosa en el contexto de la Iglesia sinodal: “Toda la vida Consagrada entró en un proceso de desaprender para reaprender y reinterpretar, nuestra presencia, que debe resignificar desde el mismo proceso que vive la Iglesia, un proceso sinodal, con nuevas formas de presencia, en la misión, participación y comunión”.
El rol de los laicos en la misión compartida
La colaboración entre la vida religiosa y los laicos es un tema que se vive en los últimos años, explica la religiosa Canchari, y señala que muchos laicos, inspirados por el carisma de las congregaciones, ya participan activamente en proyectos sociales, educativos y misioneros.
“El proceso sinodal nos está dando varias iniciativas para un trabajar juntos, y se ha percibido que la relación con los laicos está inspirando a garantizar una presencia más dinámicas, sobre todo porque ellos con facilidad desde la presencia en las juntas de vecinos, o juntas escolares o en la misma acción política, pueden ayudar a dar enfoque de compromiso con los pueblos, inspirados en Jesús de Nazaret y en ser centinelas de esperanza”, afirma.
38 años de la Vida Religiosa en Bolivia
La carta de Hna. Margarita Canchari Valdivia, leída durante el encuentro, recordó la historia y las raíces de la vida religiosa en Bolivia. “Celebrar estos 38 años de la CBR, es un espacio de tomar fuerzas para el camino, porque a veces tenemos la tentación del cansancio o la costumbre, celebrar es renovar el deseo, del amor primero, y es permitir que renazcan el riesgo, la alegría, la creatividad y la osadía. Es contemplar al Espíritu que hace nuevas todas las cosas y revitalizarse con sus dones y gracias para continuar la marcha”, expresó.
“Que nuestra presencia aquí sea un testimonio vivo de la Vida Religiosa en Bolivia, y que nuestra comunión con la Iglesia y nuestra misión nos lleven a ser una luz que brille en la oscuridad, y un faro que guíe a los que buscan la verdad y la justicia”, es el mensaje que deja la Hna. Margarita Canchari a la vida religiosa en Bolivia.
El próximo 2 de febrero, la CBR celebrará el Jubileo de la Vida Religiosa en todas las regiones del país, un tiempo para responder la llamada como religiosos “a ser profetas de esperanza, a ser constructores de puentes entre las personas y las comunidades, y a ser defensores de la dignidad y los derechos humanos”.
Fuente: ADN CELAM
A continuación, las conclusiones de este Encuentro Nacional
Conclusiones – Asamblea de la CBR 8 de Enero
- La sinodalidad es un llamado central para la vida religiosa actual, impulsando nuevas formas de liderazgo y un enfoque comunitario que fortalezca la misión compartida con laicos y otros actores eclesiales.
- La vida religiosa enfrenta desafíos estructurales y de mentalidad, siendo crucial la renovación de actitudes y estructuras para responder a los cambios sociales y eclesiásticos.
- La reconfiguración de congregaciones es una necesidad estratégica, debido a la disminución de vocaciones y el envejecimiento de sus miembros, lo que requiere innovación y adaptación continua.
- La esperanza es fundamental como virtud teologal, ayudando a la vida consagrada a mantener su misión profética en tiempos de incertidumbre y conflicto social.
- La relación Iglesia-Estado sigue siendo compleja, con acuerdos vigentes que requieren un enfoque transparente y responsable en la gestión de recursos y obligaciones legales.
- El compromiso con la justicia social, la ecología y la dignidad humana es parte integral de la misión de la vida religiosa, siendo testigos del amor de Dios en las periferias y zonas vulnerables.
- La necesidad de fortalecer la formación continua es recurrente, incluyendo la preparación en sinodalidad, liderazgo y habilidades relacionales para el trabajo colaborativo.
- Las nuevas generaciones de vida consagrada necesitan apoyo, acompañamiento y espacios de formación para revitalizar su rol dentro de la Iglesia y la sociedad.
- El testimonio de vida comunitaria sigue siendo esencial, donde el ejemplo y la coherencia de vida son más impactantes que las palabras.
- La colaboración intercongregacional es un área pendiente, siendo clave para enfrentar desafíos comunes y construir una Iglesia verdaderamente sinodal y en salida misionera.
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