Nazaria Ignacia, considerada la primera santa de Bolivia
Prensa CEB 14.10.2022.- Aunque era de nacionalidad española, su devoción a los bolivianos hizo que Nazaria Ignacia sea considerada la primera santa de Bolivia. Canonizada en 2018 por el papa Francisco debido a su vida consagrada a los pobres, el lema principal que propagó en vida fue: “Estamos perdiendo lastimosamente el tiempo si no bajamos a la calle”.
Beatificación
La monja fue beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II y en enero de 2018, Francisco aprobó el decreto con el que se le atribuía un milagro para ser canonizada, este fue la curación de María Victoria Suara, hermana de su congregación que en 2010 sufrió un derrame cerebral que la dejó sin habla y sin esperanza según los médicos.
Las hermanas de esta congregación rezaron durante 12 días a Santa Nazaria por la vida de la religiosa, quien se recuperó milagrosamente de sus secuelas.
Misión en Oruro
Nazaria Ignacia March Mesa nació el 10 de enero de 1889 en Madrid, España, fue la cuarta hija de 11 hermanos. La familia pasó dificultades económicas y tuvo que trasladarse a México. Regresó a España y en 1912 fue destinada a Oruro, Bolivia, junto a nueve novicias, quienes trabajaron por 12 años en obras de caridad y cuidado de huérfanos, ancianos y ancianas.
Aquellos días había escasez de sacerdotes, ausencia de una congregación religiosa local e indígena. Nazaria dio una respuesta audaz al fundar una nueva congregación denominada Hermanas Cruzadas de la Iglesia. Diez jóvenes bolivianas fueron las primeras misioneras y quienes fueron sus primeras compañeras de servicio a la comunidad.
Sobre su misión, decía que “consistía en hacer conocer al hombre y a la mujer el mensaje de Dios que los ama. Quiero levantar a Bolivia de su postración, no sólo quiero pan para sus pobres, ni repartir limosnas que se recogen de la caridad, sino elevar la dignidad de este pueblo ensenándoles a practicar trabajo digno, haciéndoles sentir que en las manos de todos y de cada uno está el participar en la belleza, la armonía, la dulzura y la felicidad de sentirse hijos de Dios”.
Por su carisma y ejemplo de amor apasionado por Cristo y su Iglesia, marcó historia en Oruro y en la vida de muchas personas no solo de su país adoptivo, sino de una veintena de otros países en el mundo.
Murió en Buenos Aires, Argentina, el 6 de Julio 1947 y sus restos fueron trasladados a la Casa Matriz de las Hermanas Cruzadas de la Iglesia, en Oruro, el 18 de junio 1972.
La cripta está ubicada en la esquina de las calles Soria Galvarro/Murguia y recibe a menudo peregrinos y visitantes.