Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia: testigos de la fe y la misión. Homilía de Mons. René Leigue
Prensa 29.062025 En la Basílica Menor San Lorenzo, presidió la Misa Dominical el Arzobispo de Santa Cruz, Mons René Leigue, la Iglesia cruceña celebró la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles y pilares de la fe cristiana, quien reflexionó sobre el testimonio de estos dos gigantes del cristianismo y lo relacionó con la realidad actual.
Al iniciar su homilía, Mons. Leigue evocó la figura de Pedro como prisionero injusto, subrayando la fuerza de la oración del pueblo como medio de liberación: “El pueblo que comprendió lo que Pedro hacía, el pueblo que seguía a Cristo, empezó a orar. Y orando todo el tiempo, el Ángel del Señor viene y libera a Pedro”, expresó.
El Arzobispo recordó que la justicia de Dios no falla y que Él escucha siempre el clamor del pueblo, sobre todo cuando hay injusticias: “Dios escucha las oraciones, no queda sordo, y cuanto más cuando las cosas son injustas”. En ese sentido, mencionó el reciente caso de un joven que, tras pasar nueve años encarcelado por un delito que no cometió, fue finalmente liberado.
De la fragilidad a la misión: Pedro y Pablo
Mons. Leigue trazó un paralelo entre la humanidad de Pedro y la radical conversión de Pablo. Sobre el primero, señaló: “Pedro se dio cuenta de que no estaba solo, el Pueblo y Dios estaban con él. Esto ha sido una gran fuerza en la misión de Pedro”. Reconoció sus debilidades, su impulsividad y su negación de Jesús, pero también su fidelidad posterior: “A ese hombre Jesús lo pone a la cabeza. Conocía sus debilidades y conocía sus virtudes y le da el poder que necesitaba para llevar la misión”.
Del mismo modo, recordó la transformación de Pablo, el perseguidor de cristianos, que se convirtió en uno de los más grandes misioneros del Evangelio: “El Señor tiene sus caminos y tiene cómo acercarnos a Él. Pablo le dice al Señor: ‘¿Por qué me persigues?’ y Pablo se convierte y se torna en un fundamento de la Iglesia”.
El prelado destacó que ambos apóstoles, desde caminos distintos, se unieron en un solo compromiso: “Anunciar el Evangelio”. Añadió: “Estos testimonios nos muestran que nadie está perdido, Dios siempre perdona y está esperando que le demos un espacio en nuestras vidas”.
Sobre Pablo, puntualizó: “Tenemos 13 cartas de Pablo, escritas a las distintas comunidades que fue, con un mensaje convencido de la misión que le dio Jesús. El testimonio de Pablo es tremendo”.
Ambos, recordó el Arzobispo, dieron la vida por Cristo: “Pedro tuvo la muerte igual que Cristo, pero crucificado con la cabeza abajo. Pablo fue decapitado. Hoy celebramos esas dos vidas”.
La cruz como camino de fidelidad
Mons. Leigue recordó que seguir a Jesús no es garantía de una vida sin dificultades: “Jesús dijo: ‘Quien me sigue que cargue su cruz… serán insultados, calumniados, martirizados, pero todo eso, si lo hacen por mi causa, al final tendrán su recompensa’”.
A partir de esta verdad evangélica, instó a no desanimarse frente a las injusticias y problemas sociales: “No nos cansemos de orar, de pedir al Señor que pasen estos momentos. Los problemas que tenemos no son eternos”.
También pidió orar por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes: “Oremos por nuestro Papa. Oremos por tantas personas que hoy en día son calumniadas. No nos debemos desanimar, sigamos adelante con la fe puesta en Dios”.
Crítica al sistema de salud: una urgencia que no puede esperar
En un momento de la homilía, el Arzobispo alzó la voz frente a una realidad dolorosa que golpea a muchas familias bolivianas: “Estamos en problemas, estamos en dificultades, hay tanta necesidad. En los hospitales no hay atención, cada vez hacen más paros que brindar atención”, lamentó.
Con estas palabras, Mons. Leigue denunció las fallas estructurales en el sistema sanitario y expresó su preocupación por el abandono que sufren los más vulnerables. Hizo un llamado a la oración y a la acción solidaria para que los responsables prioricen la vida y el bienestar de la población: “No nos cansemos de orar, el Señor escucha y eso es lo que nos toca”.
Unidad en la diversidad, con María como compañera
Al concluir su mensaje, Mons. Leigue invitó a vivir la unidad desde la diversidad de caminos: “Cuando hablamos de unidad no significa que vayamos a caminar por el mismo camino, podemos caminar por diversos caminos”. Y con esperanza renovada, pidió la intercesión de los apóstoles: “Que por intercesión de Pedro y Pablo seamos misioneros sin temor, que podamos decir como ellos las cosas sinceras y honestas. Que la Madre nos acompañe en la búsqueda de un bienestar común”.
Fuente: Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra