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Mons. Eugenio Coter: “El Señor nos ayude a ser profetas ahí donde vivimos en la cotidianidad”

Prensa CEB 07.07.24.- Desde la Catedral Nuestra Señora del Carmen, en Riberalta, el Mons. Eugenio Coter, Obispo del Vicariato Apostólico de Pando y Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Reyes, en su reflexión dominical de este 7 de julio, enseñó cómo es un verdadero profeta, alentó a los fieles a reconocer a los profetas de nuestros tiempos y pidió al Señor nos ayude a ser profetas en la vida cotidiana.

En su reflexión sobre el Evangelio (Mc 6, 1-6), el Mons. Coter explicó que la gente de Nazaret conocía bien a Jesús y lo conocían con desprestigio. Partiendo de la pregunta “¿quién es profeta en nuestra vida?”, el Obispo enseñó que “profeta es el que es capaz de leer la realidad, mirar las cosas y reconocer los valores, cuál es el camino que Dios propone, el bien verdadero, lo que hay que construir y lo que hay que dejar, cuál es el bien y cuál es el mal, el profeta es el que sirve a Dios y no se dobla a ningún poder, porque cuando se dobla a un poder ya deja de ser profeta”, señaló.

Aseguró que “el profeta tiene una libertad de corazón” y que puede incomodar porque no se acomoda a ninguna verdad fácil ni a ningún favor, y “cuando seguir la verdad, seguir los valores, requiere salir del de la zona de confort y salir de sentirse cómodo, meterse en un camino incómodo, el profeta no te hace descuentos”, explicó, llamando a los fieles a reconocer y seguir a los verdaderos profetas, incluso cuando sus mensajes sean difíciles de aceptar.

La autoridad eclesial reflexionó sobre la responsabilidad de ser profetas en la vida de los demás, especialmente en el ámbito familiar, y animó a los padres a ser guías valientes y justos para sus hijos: “Papás, tenemos el desafío de ser profetas frente a nuestros hijos y saber decirle ‘no’ al camino más fácil y elegir el camino más justo”.

Advirtió contra el peligro de encasillar a las personas con etiquetas y prejuicios, tal como lo hizo la gente de Nazaret con Jesús, y pidió a los fieles abrir sus corazones y mentes para reconocer el valor y la verdad en los demás.

Relacionó el aprecio que las personas tienen a la Iglesia cuando hay obras de salud y obras educación, pero cuando se necesita la misericordia de Dios no muestran interés: “A veces no somos personas, somos personitas que buscan las cosas conforme a los intereses de cada día y no más allá, y cuando nos encerramos en esto, normalmente dejamos de ser profetas, porque empezamos a escoger lo más accesible, lo más fácil, lo más cómodo”, dijo, y pidió a Dios que nos ayude a ser profetas en nuestra vida cotidiana, a reconocer la voz de Dios en sus profetas: “El Señor nos ayude a ser profetas ahí donde vivimos en la cotidianidad”, finalizó.

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