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Mons. Reimann: “Que el amor a Dios se haga visible en el amor al prójimo por medio de las obras de caridad”

Prensa CEB 05.06.2023.- Mons. Antonio Reimann, obispo del Vicariato Apostólico Ñuflo de Chávez, comparte una reflexión en relación a la prevención y lucha contra el abuso a menores, pide en oración que el Señor le de valor para sumir los retos “con espíritu de humildad, de sabiduría y de caridad”. Asimismo, invita a todos a ser un signo de unidad, revisando cada uno su relación personal y comunitaria con Dios, para que “el amor a Dios se haga visible en el amor al prójimo por medio de las obras de caridad”.

Queridos Hermanos y Hermanas:

Después de haber leído el comunicado de la Conferencia Episcopal Boliviana con relación a la prevención y la lucha contra el abuso de menores, se despierta en mí una súplica, dirigida al Señor de la Vida: Señor dame el valor para poder asumir estos retos con espíritu de humildad, de sabiduría y de caridad.

Soy consciente que el Código de Comportamiento Ético, debe ser conocido por todas las personas y grupos que trabajan en la educación de los niños, adolescentes y jóvenes en nuestras parroquias y centros educativos. En primer lugar, debe ser reflexionado por los sacerdotes, los religiosos y religiosas, y también con los laicos (docentes, animadores, catequistas, voluntarios, etc.)

El domingo pasado hemos celebrado la solemnidad de Pentecostés. El Mesías sufriente, y el Señor de la historia, vencedor del pecado y de la muerte, nos ha transmitido su Espíritu para que con su ayuda venzamos hoy el mal que nos asecha. Por esta razón el Apóstol Pablo dice: “Sean sobrios, estén alerta, que su enemigo el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar, resístanle firmes en la fe” (1P 5,8-9).

En signo de unidad, es importante que todos y cada uno de nosotros revisemos nuestra relación personal y comunitaria con Dios. Como discípulos de Jesús tenemos presente el hecho de haber sido creados por Dios a su imagen y semejanza, y que la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios (cfr. Catecismo de la Iglesia, n.27). Esta comunión se hizo más visible en la encarnación del Hijo de Dios, quien en el día de su bautismo escuchó la voz: “Este es mi hijo amado en quien me complazco” (cfr. Mt 3,17). Precisamente por nuestro bautismo, en Jesús, somos hijos amados de Dios.

Les deseo, que esta apertura al amor de Dios siga creciendo en nuestras familias a través de la Pastoral familiar; considero también de gran importancia el trabajo con los niños y niñas por medio de la Infancia y Adolescencia Misionera; es importante que los párrocos, catequistas, laicos comprometidos, ayuden a los jóvenes del grupo de la confirmación a permanecer en la pastoral juvenil-vocacional. Qué sigan involucrándose, cada vez más personas, en el conocimiento de la Palabra de Dios, porque ella nos transmite el amor de Dios a través de la animación bíblica en todas las pastorales.

Finalmente, que el amor a Dios se haga visible en el amor al prójimo por medio de las obras de caridad.

Todos estos trabajos son como herramientas importantes para poder desarrollar su dignidad de hijos amados de Dios, llamados a caminar con Jesús, siendo sus discípulos y misioneros.

La Virgen María, Madre de la Iglesia, en la visitación a su prima Isabel, nos ayude a caminar como ella siempre con Jesús, nos anime a ser promotores de la alegría y de la esperanza que surge del encuentro con los pequeños, y que nunca jamás seamos agentes de heridas y de atropello a su dignidad.

Fraternalmente:

+Antonio Bonifacio Reimann, OFM

Concepción, 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María.

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