P. Giovanni Mendoza: “Compartir nuestras experiencias de parroquia nos hace ver que el Espíritu Santo está soplando en todas partes”
Prensa CEB 02.05.22024.- El Padre Giovanni Mendoza, sacerdote Diocesano y colaborador responsable del Clero y Seminarios en la Conferencia Episcopal Boliviana, participó del encuentro mundial de escucha, oración y discernimiento en el Vaticano, llamado «Párrocos para el Sínodo», que se celebró del 29 de abril al 2 de mayo.
El P. Giovanni aseguró que esta experiencia fue valiosa por el intercambio de experiencias que se tuvo entre párrocos de todo el mundo: “El ir compartiendo nuestras experiencias de parroquia, nos hace ver que el Espíritu Santo está soplando en todas partes”, dijo y remarcó que las tareas y desafíos son comunes, “aunque cada parroquia tiene su particularidad el desafío es concretar, vivir y practicar la sinodalidad”.
El evento, fue organizado por la Secretaría General del Sínodo y el Dicasterio para el Clero, de acuerdo con los Dicasterios para la Evangelización y para las Iglesias Orientales, con el objetivo de escuchar y valorizar la experiencia de los sacerdotes de las Iglesias locales y ofrecer la oportunidad de vivir el dinamismo de los trabajos sinodales a nivel universal.
Con la metodología de la Conversación del Espíritu se compartieron experiencias y la comprensión de la sinodalidad en la vida de la parroquia y la diócesis. Entre los temas se reflexionó: “El rostro de la Iglesia Sinodal”, “Todos los discípulos, todos los misioneros”, “Tejer lazos, construir comunidad”. Los expertos y acompañantes fueron: El Fr. Benedetict Ndubuese Ejeh, el teólogo Gilles Routhier, la presidenta de la Unión Mundial de Organizaciones de Mujeres, María Lía Zervino y el teólogo Tomás Halik.
Participaron 195 sacerdotes de 99 países, elegidos por las Conferencias Episcopales y las Iglesias orientales Católicas.
En la oportunidad, los sacerdotes tuvieron un momento de diálogo con el Papa Francisco y él les dirigió una carta, donde el Pontífice reconoció que los párrocos, “conocen la vida del Pueblo de Dios desde dentro, sus fatigas y sus alegrías, sus necesidades y sus riquezas. Por eso una Iglesia sinodal necesita a sus párrocos; sin ellos nunca podremos aprender a caminar juntos, nunca podremos recorrer ese camino de la sinodalidad”.