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Nuncio Apostólico insta a los misioneros a ser la presencia viva de la Iglesia en la sociedad

Prensa CEB 12.07.24.- El Santuario de la Virgen del Socavón, en Oruro, se llenó de los colores y la alegría de misioneros que llegaron de toda Bolivia para celebrar el VIII Congreso Nacional Misionero que se realizó del 8 al 12 de julio. La misa de clausura estuvo presidida por el Mons. Fermín Emilio Sosa Rodríguez, Nuncio Apostólico en Bolivia, quien trajo consigo el saludo amoroso del Papa Francisco.

El Mons. Sosa saludó y agradeció la invitación a celebrar la Eucaristía de clausura del Congreso en la preparación del Año Jubilar por los 100 años de la Diócesis de Oruro.

Su reflexión partió con el Evangelio, que dice: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”, una bella misión que Dios le encomienda a la Iglesia, y que asegura el acompañamiento de Cristo hasta el fin de los tiempos con su Iglesia, “que es santa y pecadora”.

La autoridad eclesial señaló que Dios ha querido que sus gracias se den a través de hombres y mujeres comprometidas con Él y con su Iglesia, por eso ha dejado esta gran misión de dar a conocer la voluntad de Dios a sus apóstoles y a sus discípulos: “Todos nosotros según nuestra propia condición de vida estamos llamados a comprometernos con esta gran misión”, sostuvo.

Además, dijo que esta misión se ha ido adaptando en la Historia, en cada tiempo  han surgido personajes que han hecho que la fe persevere en la comunidad y “esa fe que inicia con los Apóstoles es la misma que queremos vivir con ahínco”, afirmó.

Citando el decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, dijo: “Cristo y la Iglesia trascienden todo particularismo de raza o nación y, por consiguiente, no pueden ser considerados como extraños a nadie y ni en ningún lugar”, subrayó el Nuncio Apostólico.

Tomando la lectura de San Pablo aseguró que “la Iglesia, a través de sus fieles, de ustedes queridos hermanos, debe estar presente en la sociedad en la que viven”, y  llamó a los misioneros a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo unido a Cristo.

El Mons. Sosa enseñó que las armas de la misión son la oración y la integridad de la persona. Indicó que en la oración deben estar incluidos todos, también los soberanos y autoridades, para disfrutar de paz, así como aquellos que causan divisiones y el mal, “porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierte y viva; y solamente podemos hacer viva esta acción vivificadora de Dios a través de la oración”.

“En un mundo donde la división se hace presente a través de las ideas y pensamientos, el discípulo de Cristo está llamado a buscar la unidad y el bien de la comunidad”, expresó la autoridad eclesial, a tiempo de remarcar  que se debe tener la recta intención, la constante oración y la integridad de vida.

Citando al Papa Francisco, dijo que “el anuncio de Cristo al mundo no es un opcional o un aspecto marginal, sino que es una dimensión vital”, además enfatizó que “la misión de la Iglesia no es hacer proselitismo, sino mostrar a Cristo al mundo a través del testimonio de vida”.

Explicó que la misión es algo profundo y que escapa a toda medida, y reiteró las palabras del Papa Francisco: “El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere”, y el cristiano esta llamado a entregarse a este Espíritu sin pretender resultados llamativos, dijo, y motivó a buscar que Cristo viva e nuestras comunidades, comportándonos como hijos de Dios, haciendo lo que nos corresponde en nuestra vida cotidiana, como padres y madres de familia, líderes políticos o empresariales, como trabajadores, “simplemente haciendo lo que nos corresponde unidos a Cristo”.

Refriéndose a los temas reflexionados durante el congreso, la autoridad eclesial manifestó a los misioneros el deseo de que lo aprendido sea un instrumento importante para su vida de entrega a Dios y los ayude a realizar mejor la misión que Cristo les encomienda a través de su Iglesia: “Recuerden que ustedes llegan donde los sacerdotes y religiosos no llegamos”, señaló, e invitó a ser las ventanas y las puertas de la Iglesia, “en la cual aquellos que están indecisos o que su fe se ha disminuido por una o por otra razón, puedan encontrar una mano amiga que los motive a dar lo mejor de sí, a buscar a Cristo, a estar unidos a Cristo y puedan ver en ustedes que con Cristo vale la pena vivir”.

El Mons. Sosa concluyó su intervención parafraseando las palabras de San Juan Pablo II: “Busquen a Cristo, miren a Cristo, vivan en Cristo”.

Al concluir la celebración eucarística, el Mons. Cristóbal Bialasik, Obispo de la Diócesis de Oruro, agradeció al Nuncio Apostólico, a los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, familias que acogieron a los misioneros, monaguillos y músicos, comunicadores por todo el apoyo en la realización del Congreso; de manera especial agradeció al Mons. Adolfo Bittsch, director de las Obras Misionales y Pontificias de Bolivia, y a todo el equipo de OMP y Misiones de la Conferencia Episcopal Boliviana.

Dio gracias a Dios por sus bendiciones y pido a la Virgen del Socavón “que ella nos guie, nos acompañe y nos ayude a caminar junto al Señor todos los días de nuestra vida”.

Por su parte, el Padre Marco Ocaña, director de misiones de la Diócesis de Oruro agradeció la participación y la colaboración de todas las familias e instituciones de Oruro que hicieron posible la realización del congreso: “Esperemos que, con la gracia de Dios, vayamos movidos por el Espíritu Santo a anunciar a Cristo a nuestras jurisdicciones”, señaló.

Asimismo, el Mons. Adolfo Bittschi anunció con gran alegría que la sede del próximo Congreso Nacional Misionero, a celebrarse el año 2028, será la Diócesis de Tarija.

Antes de la bendición final, la Hna. Hna. Cintia Vásquez MCI, Secretaria General de OMP en Bolivia, pidió a los Obispos acompañar y guiar a los misioneros, para que ellos puedan hacer vida las conclusiones de este congreso: “Sean los pastores que necesitamos para que esta Iglesia sea verdaderamente misionera. El misionero no tiene límites, porque somos Iglesia, y somos Iglesia misionera”, enfatizó.

La Eucaristía concluyó con el grito del lema: “¡Bolivia, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo!”.

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