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Mons. Bascopé preside la eucaristía de la fiesta Patronal de San Miguel Arcángel y los 303 años San Miguel de Velasco

Prensa CEB 30.9.2024.8- Desde San Miguel de Velasco (departamento de Santa Cruz) Monseñor Fernando Bascopé, celebró la eucaristía de ayer domingo, festejando la fiesta patronal parroquial San Miguel Arcángel y los 303 Aniversario de este municipio. En la oportunidad hizo referencia al Evangelio en donde Jesús llama a sus primeros discípulos, nombrando principalmente a Natanael.

Mons. Bascopé obispo Auxiliar de la Diócesis de San Ignacio de Velasco, saludó la presencia de autoridades del lugar como al alcalde de San Miguel de Velasco, Pedro Damían López, al Pdte. del Consejo, Ana María Aopó Navidad, al cacique José Solicó y a todo el consejo municipal que se dieron cita a la parroquia San Miguel, y posteriormente comenzó con su reflexión.

A continuación la homilía completa de Mons. Bascopé:

Saludo muy cordialmente al señor alcalde, licenciado Pedro Damián Dorado López, al presidente del consejo Ana María Aopó Navidad, al cacique José Solicó, al honorable consejo municipal y a todos ustedes, hermanos, hermanas migueleñas y migueleñas, todos aquí celebrando la fiesta del pueblo, la fiesta de San Miguel. San Miguel es una pregunta quién como Dios.

El marco de esta fiesta, la lectura bíblica del evangelio que hemos proclamado es la llamada que hace el señor Jesús a sus primeros discípulos. Natanael sabe que Jesús lo conoce y dice Maestro, tú eres el hijo de Dios.

Así que, queridos hermanos, todos también somos como Natanael, que estamos debajo de la higuera y el Señor nos llama para que seamos de él, para que seamos cristianos. Mientras el Señor camina, él que ve el fondo del corazón de todos, como vio el corazón de Natanael, está viendo nuestros corazones ÿ para llamarnos a vivir en su presencia.

Así que no olvidemos este marco bíblico de Natanael centavo debajo de la higuera y el Señor Jesús que pasa y lo conoce. ¿Comencemos por qué? ¿Por qué este hombre Natanael está ahí? Porque es un hombre que busca a Dios.

Los primeros discípulos, Natanael tiene una buena disposición para acudir y encontrarse con el Señor Jesús. Y en el signo de esta búsqueda sincera y su deseo de encontrar la verdad, Jesús, el Señor, al verlo por el camino, va hacia él porque lo encuentra disponible y abierto y se adelanta diciéndole en el versículo 47, un israelita de verdad.

¿Qué significa un israelita de verdad? Es un israelita que está buscando a Dios.

¿Sorprendido por la pregunta de qué me conoces? En el versículo 48, Jesús, el Señor, conoce bien a Natanael.¿Por qué? Porque el Verbo, el hijo de Dios hecho hombre, conoce y es Dios.

El detalle que le dice en la sagrada Escritura Yo te vi debajo de la higuera, es porque lo conoce. Y fíjense, fue el primer encuentro y Jesús conoce a Natanael.Te vi cuando estaba sentado debajo de la higuera. ¿Por qué el evangelista dice sentado debajo de la higuera?

No simplemente porque hace mucho calor y la higuera le da frescura, sino que tradicionalmente la higuera, este lugar fresco, es el lugar donde el creyente reposa para leer la Torah, la palabra de Dios. Y así tranquilo penetra, lee la Sagrada Escritura.

El hombre que busca a Dios. Hay por lo tanto una sintonía entre Jesús, que es el verbo hecho carne, y la escritura que está leyendo Natanael debajo de la higuera. Y entre la búsqueda del hombre a Dios está la mirada de Cristo Jesús. Yo te vi cuando estabas debajo de la higuera es el conocimiento con una mirada penetrante al conocer, al leer la Sagrada Escritura, Natanael, debajo de la higuera, profundiza aquello que dicen las antiguas profecías.

Por eso en el diálogo le dice tú eres el hijo de Dios. Hace una confesión, porque Israel vive de esperanza, esperando que se cumplan las profecías del Señor.

Y la profecía que hemos escuchado en el libro de Daniel es que yo vi el cielo abierto y descender al hijo del hombre, color azul celeste, que desciende del cielo. Y Natanael, que está debajo de la higuera leyendo la Escritura, al pasar Jesús, ve que en él se cumple la esperanza de Israel, se cumple la profecía, porque el Hijo del hombre es él que realiza esta antigua profecía Eres el Hijo de Dios.

Fíjense que es una confesión gracias a la lectura atenta, tranquila, pausada, debajo de la higuera y en la presencia del Señor Jesús eres el Hijo de Dios. El hombre, Natanael, tocado por Cristo en lo más profundo de su ser, exclama confesando Eres el hijo de Dios

Natanael, que estaba leyendo la Escritura debajo de la higuera, reconoce en Cristo al Mesías anunciado en la Escritura. Por ejemplo, la profecía del segundo libro de Samuel siete 12 14, que es esta profecía que de la casa de David surgirá el Mesías que ocupará para siempre el trono de David su padre, el Mesías rey, como también lo canta el salmo dos, versículo siete.

Gracias a la lectura y a la esperanza que tiene Natanael en las antiguas profecías que están en la palabra de Dios y que él está leyendo con atención, al ver pasar al Señor, a Jesús Tú eres el hijo de Dios. Y Jesús verás aun cosas mayores.

Esta confesión que hace Natanael también, queridos hermanos, es la invitación para que todos nosotros creyentes confesemos tú eres Señor, el hijo de Dios, pero Jesús todavía aún más nos abre a la esperanza del cumplimiento de estas profecías verás cosas mayores.
¿Qué verás? El cielo abierto.

En la oración hemos rezado en la primera oración, que los ángeles, los arcángeles, son servidores de Dios en el cielo y en la tierra. Veamos cuál es el servicio de estos ángeles.

¿Cuál es el servicio del arcángel, quien como Dios San Miguel? Abrir el cielo.

¿Cuál es el servicio de los ángeles? Romper el cielo.

¿Cuál es el servicio de los ángeles? Rasgar el cielo.

Recuerden ustedes, cuando murió el Señor, se rasgó el velo del templo. ¿Por qué se rasgó?

Para decir ahí está el Cristo Jesús rasgó las cortinas, rasga el cielo. ¿Con qué propósito?

Para que descienda del cielo el Hijo del Hombre, como en la profecía que hemos escuchado de Daniel y que la recuerda el libro del Apocalipsis el cielo abierto, los ángeles penetrando el cielo, ÿ subiendo y bajando. Pero en el centro de esta revelación del cielo abierto está el Hijo del Hombre.

Versículo 51 verán el cielo abierto y descender de entre las nubes al Hijo del Hombre. El cielo se abre y el corazón de Natanael queda abierto a la verdad, a la verdad de Dios, a la revelación.

La fe inicial del discípulo terminará en la contemplación del Cristo crucificado. Si se rasga el cielo, por eso también se rasca la cortina del templo, para que todos veamos al Cristo crucificado.

Pero el texto dice Verán en plural, no solamente lo verá Natanael, el Cristo le dice plural, y en ese plural están ustedes y estoy yo, no solamente los 12 apóstoles verán el cielo abierto. Es una gran profecía sobre la manifestación de la gloria de Jesús en la cruz.

Juan 20 17 al inicio del evangelio hay pocos hombres, Juan una y 19, este pequeño grupo de personas que al contacto con Cristo Jesús dicen a los demás, anuncian a los demás que la profecía se está cumpliendo, que el cielo está abierto porque lo han abierto los ángeles para que descienda el Hijo de Dios. Por eso el evangelista verán, porque serán muchos los creyentes que verán.

Porque la profecía que también es característica y muy sencilla, pero significativa del libro del Génesis 28, es el sueño de Jacob. Cristo cuando le dice a Natanael y verás el cielo abierto y descender a los ángeles y al hijo del hombre, está recordándonos el sueño de Jacob, que el sueño vio una escalera que desciende del cielo, porque la escalera para que baje el hijo del hombre, Cristo Jesús, el verbo encarnado.

¿Y por qué la escalera? Porque ustedes verán y tendremos todos que subir de donde viene el verbo de la vida, Cristo Jesús.

Jacob que sueña que los ángeles bajaban y subían. Hoy se realiza esta profecía en Cristo Jesús.

Es también una alusión a la dimensión humana y divina del Cristo. Él es el único mediador entre Dios y los hombres, por eso la escalera.

Y de la escalera con el cielo abierto, con el cielo rasgado, gracias a los ángeles, desciende el verbo de la vida, cristo el Señor, el Mesías. Pero también subiremos nosotros, queridos hermanos. Por eso no perdamos la esperanza. ¿Cuál es el oficio entonces de los ángeles?

Sobre todo es rasgar el cielo. A veces nosotros nos detenemos más en estos detalles, por ejemplo, del Apocalipsis, que va a luchar contra el dragón aquí y allá, la espada, y nos olvidamos que de esta escalera desciende Cristo Jesús, el verbo de la vida, el núcleo esencial de nuestra fe, el hijo de Dios.

Por eso, fíjense qué significativo es celebrar la fiesta de los ángeles y arcángeles, porque cumplieron bien su servicio. Rasgan el cielo, rasgan las cortinas del templo para que nosotros veamos al Cristo Jesús.

Verán cosas más grandes. ¿Qué cosa más grande es sino el Cristo Jesús?

A veces podríamos nosotros seguir todavía como Abraham, contando las estrellas y nos olvidamos del Cristo Jesús, más grande que las estrellas y que el sol. Verán cosas mayores.

Es el hijo de Dios. No nos entretengamos con las estrellas, con la luna y el sol, sino que nuestros ojos en este cielo rasgado ÿousand y desde esta escalera veamos al Cristo Jesús que desciende.

Jesús es el Señor. Por eso, cuando estabas debajo de la higuera, yo te vi.

Y a nosotros el Señor nos ve, queridos hermanos, para que también nosotros lo veamos a él. Ahora el cristiano debe estar delante de la casa de Dios, de frente a la puerta del cielo.

Daniel siete y 13 para contemplar y amar al Hijo del Hombre y contemplarlo en la cruz, la carne crucificada que nos habla. Los ángeles en el cielo señalan al Hijo del Hombre.

Por eso, con gozo y alegría celebremos a San Miguel que rasgue el cielo para que descienda el Verbo de la vida y así nosotros también subamos al cielo, rescatados gracias a la muerte del Cristo en la cruz. Que nuestros ojos hoy en esta eucaristía, no se olviden de contemplar al salvador que desciende del cielo, cumpliendo la promesa hecha en el Antiguo Testamento por Dios, porque desciende el Hijo único de Dios, que es nuestro salvador.


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