
Comentario Bíblico: «La fiesta de la Palabra en el Año Jubilar»
Domingo de la Palabra de Dios
Domingo 3 durante el año
PRIEMERA LECTURA: Ne 8,2-4a.5-6.8-10. Leían el libro de la Ley, interpretando el sentido.
A la vuelta del destierro de Babilonia, el pueblo restaurado inaugura en una asamblea santa su nueva existencia. El sacerdote Esdras bendice al pueblo de Dios con la Palabra del mismo Dios, que es leída y explicada por los levitas, de modo que todos la entiendan. La respuesta reiterada de “amén, amén” expresa, a modo de credo, la confianza plena de la multitud en Dios y en su palabra, así como su compromiso firme de seguirla, cumpliendo la voluntad de Dios, renovando su compromiso de Alianza, como hiciera en otro tiempo la comunidad del Sinaí. La Palabra de Dios es la que revela su presencia y restablece la relación Dios-hombre. Por eso se hace fiesta grande, porque el gozo en el Señor es la fortaleza de su pueblo.
SEGUNDA LECTURA: 1 Co 12,12-30. Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese Cuerpo.
La metáfora del cuerpo explica las relaciones entre la diversidad y la unidad. Hay diversidad y hay comunidad por haber participado en el mismo Espíritu, que significa la misma fe, la misma relación personal con Cristo. Para san Pablo la comunidad eclesial no sólo se parece a un cuerpo, sino que es, para él, el cuerpo de Cristo. La pluralidad de miembros en la Iglesia es la pluralidad de miembros incorporados a Cristo. De modo que la Iglesia sólo es cuerpo en la medida que es cuerpo de Cristo. De él recibe la Iglesia su unidad y su pluralidad.
EVANGELIO: Lc 1,1-4; 4,14-21. Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura. Jesús lee la Escritura en el pasaje que proclama la misión profética del TritoIsaías (Is 61,1-3).
Pero Jesús no solamente lee la Escritura, sino que la abre y la interpreta. Su mensaje pone a los pobres en el centro de su mirada y como destinatarios prioritarios del amor y de la liberación que lleva consigo el año de gracia del Señor. Es preciso abrir los ojos para ver la realidad como la ve Jesús, y concentrarse, como los profetas, en los empobrecidos, en los oprimidos y en los cautivos, y se abran los caminos de la gracia que orienten a todos los pueblos hacia una vida digna y hacia la libertad. En el «Hoy» pronunciado por Jesús están todos los días de la historia en que Él nos abre el Evangelio liberador y, con Él, la perspectiva de la fraternidad humana, siempre abierta y universal. La fiesta de la Palabra en este jubileo es un momento oportuno para reconocer la presencia de Cristo en la Palabra de Dios y experimentar de cerca la palabra liberadora y salvífica, que transforme nuestra tierra según el Evangelio.
Preguntas de Reflexión:
1. ¿Qué importancia tiene la Palabra de Dios en mi vida?
2. ¿Qué tiempo le dedico a la Palabra de Dios?
3. ¿He avanzado en el conocimiento de la Palabra de Dios en los últimos años?
Hoja Dominical: «Día del Señor»