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Ene

Mons. Oscar Aparicio: «Queremos anunciar la esperanza y el amor a los desvalidos»

Prensa CEB 19.01.25 El Arzobispo de Cochabamba Mons. Oscar Aparicio, durante su homilía dominical enfatizó que la apertura de la puerta Santa en Cochabamba se realiza en el marco también de la presentación de  las prioridades de Sínodo Arquidiocesano: Y creo que está casado algo fundamental, algo bello. ¿Qué se celebra cada 20 de enero? … San Sebastián ¿Quién es San Sebastián? Nuestro patrón. ¿De quién es? De la Arquidiócesis de Cochabamba, de nosotros, resaltó.

Mons. Oscar Aparicio, realizó la invitación a participar en la celebración de la apertura de la puerta Santa que se realizará mañana lunes 20 de enero: Entonces haremos la procesión, aperturamos la Puerta Santa de aquí, de la Catedral, para también entrar en este proceso y en este camino de testigos del Señor como Iglesia. Queremos anunciar la esperanza, el amor, la paz, a los pobres, a los desvalidos, a los no creyentes. Queremos anunciar este gran gozo y esta alegría y esta profunda esperanza que queremos vivir, dijo.

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                                     HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO 

                                            ARZOBISPO DE COCHABAMBA

Domingo 19 de enero 2025

En este segundo domingo del tiempo ordinario, en nuestro camino litúrgico, diríamos así, pero también nuestra vida como testigos del Señor, como cristianos, se nos presenta este acontecimiento de las bodas de Cana, que participa Jesús, sus discípulos, y la Madre de Jesús. En realidad ese de ella es la invitada, y también por ende su hijo, y por ende los discípulos. Después veremos el porqué. También se hace mención de aquello.

 Por el bautizo de Jesús, por tanto recibimos una identidad

Pero vean que en realidad lo que estamos señalando, lo que se está destacando, es que así como somos partícipes por la gratuidad de Dios al bautizo suyo, por tanto, nosotros somos bautizados, somos creyentes. Somos aquellos que, habiendo recibido el bautizo en el Señor, formamos parte de esta familia, el pueblo de Dios, o el cuerpo místico del Señor. Después veremos que hay una referencia también en lo que nos dice Pablo. Pero por el bautizo de Jesús, por tanto recibimos una identidad. Por el bautizo de Jesús somos constituidos aquellos como una asamblea que deben ser testigos en este mundo, en medio de nuestra realidad, de este amor de Dios presente en este mundo.

 Porque Dios se manifiesta, Dios se da a conocer, Dios lo que dice profundamente es que ama a la humanidad, ama a su iglesia, te ama a ti, me ama a mí, en concreto y en particular. Esto que ha sido manifestación de Dios, esto que es la voluntad de Dios, esto que es la expresión más grande de Dios se realiza justamente en el bautizo de Jesús. Tú eres mi hijo, el amado, el elegido.

Y de esto mismo se dice de ti, de mí, de los creyentes, aquellos a los que han sido llamados por el Señor en este bautizo. Pero vean que hoy también se nos invita a participar de aquel otro acontecimiento de las bodas, de las nupcias, de esta relación real y verdadera de Dios y el ser humano. Por tanto, lo que Dios está instaurando, lo que Jesús está instaurando en este mundo no sólo es la identidad de lo que somos nosotros, de lo que es nuestro perfil, diríamos así, hoy como se dicen los jóvenes, nuestro perfil, no sólo soy yo, cristiano, bautizado, creyente, parte de esta familia, sino también se nos implica o se nos hace algo concreto partícipes de la misión del Señor. De hecho, Jesús cuando es bautizado inaugura su misión. Jesús cuando participa en estas bodas de cana ejecuta la misión. Hace acontecimientos también concretos en medio de su pueblo y de este mundo.

 Por eso la palabra de Dios hace referencia a la misión, al bautizo y a la misión de la iglesia con estos dos textos. Y vean que es muy bello, es muy bello justamente lo que se está indicando. Se celebraban unas bodas de cana de Galilea.

 Es un lugar específico. Jesús vive allí, en esta región. La madre de Jesús estaba allí. Significa que por tanto la que es invitada a las bodas es María, una vecina de esta región, de estas familias. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Interesantísima la mención.

No sólo es María la que habita allá, sino Jesús, su hijo. Vean que es referencia linda a que María no es solita, sino más bien parte o es partícipe de esta familia, de este matrimonio, de esta sagrada familia. Y Jesús es invitado. Pero vean la relación. No es invitado solamente solitariamente, sino más bien en esta comunidad. También sus discípulos.

 ¿Cómo se celebran unas bodas? Comunitariamente. ¿Quiénes son los invitados al banquete, a las bodas, a las nupcias? Lo decía ya en la primera lectura. Es el pueblo de Israel.

 En este caso son los creyentes. En este caso son los bautizados. En este caso es María, Jesús y sus discípulos que participan de las bodas, de la gran alegría, de aquello que tiene que ser signo en este mundo, del amor de Dios presente acá.

Las Bodas de Caná

 Es interesante después la mención de María, que se da cuenta de algo. Se da cuenta de que les falta vino. ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué quiere decir esto? Que les falta el entusiasmo, la alegría, el gozo. Les falta vida. El vino en la Sagrada Escritura significa esto, significa el Espíritu Santo, significa la alegría de la vida misma. Es decir, en lo cotidiano probablemente ¿qué es lo que puede pasar? Y a la misma iglesia y a nosotros mismos nos puede pasar que entramos en la monotonía, nos falta el entusiasmo, nos falta vino, nos falta espíritu, porque nos distraemos probablemente en muchas cosas.

¿Qué es lo que está diciendo María? Les falta vino, entusiasmo, espíritu, para que puedan participar real y grandemente de estas bodas. ¿Cuáles son las bodas? Este es el testimonio de aquella boda grande y real. Las bodas de Dios con la humanidad. O lo que se manifiesta en el matrimonio. En el matrimonio sacramento signo del amor de Dios. Jesús es el esposo, la iglesia es la esposa.

 Dios es el esposo, la humanidad es la esposa. ¿Se dan cuenta? En este mundo necesitamos ser testigos, por tanto, de aquello. Después sabemos que se les avisa el milagro, se convierte el agua en vino y todos se admiran.

 ¿Cierto? El primero es el mayordomo. Dice, ¿Cómo es que has guardado el mejor vino para después? Porque era la costumbre. Se daba el primer momento, el vino bueno.

 El bueno, y después cuando ya, más o menos ya estaban acostumbrados, se daba el de menor calidad. En este caso no. Se da el mejor vino, el mejor entusiasmo, el mejor espíritu.

 Lo que nos espera real y verdaderamente en la participación con las bodas de Dios es el mejor espíritu, el mejor gozo, la mejor felicidad. El sentido profundo ha lo que hemos sido llamados. Hermanos míos, yo no quiero complicarles más, de todos modos, con estas explicaciones.

Dejarse amar con Dios

En definitiva, en definitiva, estamos llamados a la participación de los amores con Dios. Déjense amar por Dios. Déjense mimar por Dios.

Dejen que el Señor les hable corazón a corazón. Te amo. Me importas tú, me interesas tú.

Lo mejor lo guardo para la eternidad. Vean que no sólo entonces el bautizo, y no sólo es la participación de estas bodas, sino que nos invita aquí, en este mundo, a poder ser testigos de este amor presente en medio nuestro. Queridos hermanos, por tanto, si nosotros somos creyentes, si nosotros llegamos a ser como los discípulos, así Dios se manifesta, manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él, si nosotros, bautizados, creemos en Él, renovamos, por tanto, nuestros amores con Él, renovamos nuestro espíritu con Él, pero renovamos nuestra misión también con Él.

Porque hemos sido llamados para ser testigos de este amor en medio de este mundo. Y vean, hermanos, que esto no es un cuento. Quien goza de la presencia de Dios, goza de la paz de Dios.

Quien se siente amado profundamente de Dios, participa este amor a los demás. Quien siente que de verdad, este Dios le da sentido profundo a la vida en su familia personal, y en su familia de iglesia, la puede también comunicar a los otros. Se trata de esto.

 Nuestro Sínodo Arquidiocesano

 Qué bueno que ha venido en los primeros días del año, ¿no es cierto?, esta buena noticia. Iglesia de Cochabamba, Comunidades de Cochabamba, alégrense, admírense de las proezas del Señor. Lo que hemos dicho en el Salmo, anuncie las maravillas del Señor por todos los pueblos. Somos testigos de esto. Queremos entonces aquí en Cochabamba, anunciar estas maravillas. Que bien que nos viene, ¿no es cierto?, entonces nuestro caminar en nuestro sínodo arquidiocesano. Que bien, que bueno. Y que bien que pongamos énfasis en algunas prioridades para justamente vivirlas bien en profundidad, para que los primeros beneficiados seamos nosotros, pero después anunciemos a los demás. Que seamos el signo real y verdadero que en Cochabamba el Espíritu de Dios está presente.

Que entre nosotros, que caminamos juntos, se manifiestan también estas bodas. Se manifiesta el amor de Dios. Que en nosotros, a los que se nos han regalado diferentes carismas y formas de ser, no sólo descubrimos que somos parte de una iglesia, sino descubrimos nuestra propia identidad y nuestra propia misión.

 Alégrate, Iglesia de Cochabamba. Hemos sido invitados a estas bodas. Les invito pues entonces que así como queremos vivir entonces también nuestra liturgia y esta participación en los amores de Dios, que de verdad podamos nosotros también, caminando en esta iglesia cochabambina, ser testigos de este amor.

Apertura de la puerta Santa

Hemos anunciado que queremos aperturar nuestra puerta santa y aperturar también lo que sea este año jubilar de la esperanza junto a la Iglesia Universal. Queremos hacerlo mañana. Yo había anunciado, cierto, que íbamos a tratar de hacerlo hoy día, pero por la participación de más comunidades y también de los sacerdotes, hemos postergado para mañana. Seis y media nos encontraremos en la plazuela del Granado. Hacemos una pequeña procesión o peregrinación significativa porque es justamente el año jubilar peregrinos de esperanza. Esto queremos anunciar al mundo entero.

 Entonces haremos la procesión, aperturamos la puerta santa de aquí, de la catedral, para también entrar en este proceso y en este camino de testigos del Señor como Iglesia. Queremos anunciar la esperanza, el amor, la paz, a los pobres, a los desvalidos, a los no creyentes. Queremos anunciar este gran gozo y esta alegría y esta profunda esperanza que queremos vivir.

Casado, diríamos así, con nuestras prioridades de sínodo arquidiocesano. Y creo que está casado algo fundamental, algo bello. ¿Qué se celebra cada 20 de enero? A ver, ¿Quién es capaz de decirme qué se celebra? ¿Qué memoria? ¿Qué festividad? Algunos ya lo han dicho por lo bajito.

San Sebastián. ¿Quién es San Sebastián? Nuestro patrón. ¿De quién es? Del arquidiócesis de Cochabamba, de nosotros.

No la conocemos bien, ¿cierto? La hemos un poco dejado en el archivo. Pero de verdad, mire que coincide bellamente entonces junto a San Sebastián en esta festividad junto a nuestro patrón queremos entonces aperturar este año jubilar. Que sea pues el Señor que nos ayude.

 Que sea el Señor que nos conceda de verdad ser testigos de este amor de Dios. San Sebastián ha manifestado esto al punto del martirio, desamar la última gota de sangre en testimonio justamente del amor presente en medio nuestro. Que el Señor nos ayude, nos conceda a todos un buen caminar y que nos conceda justamente no sólo ser auténticamente testigos del Señor sino también misioneros, testigos de este amor en medio de Cochabamba, de nuestras familias, de nuestras comunidades.

 Amén.

FUENTE: Oficina de Comunicación Arquidiócesis de Cochabamba

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